CAPÍTULO UNO

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Eric miró el reloj de su celular, impaciente.

Piper se estaba tardando más de lo que le había indicado y ya se estaba comenzando a sofocar por el calor y el estrés, así que volvió a llamarla, pero cuando ella no le contestó, decidió que bien podía escribirle otra vez.  

—¡Eric!

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—¡Eric!

Levantó la mirada hacia el llamado, solo para encontrarse con una brillante sonrisa dentuda.

Eric sonrió al ver a Mika, una de sus tantísimas conocidas en esa universidad, acercarse a él. La chica le dio un beso en la mejilla, feliz de verlo.

—Hola, Mika. ¿Qué haces por aquí? —preguntó, pues la chica no solía andar por la facultad de Derecho con frecuencia desde que su novio la iba a buscar todos los días a la facultad de Ciencias de la Salud.

—Dustin sigue en clases, así que venía a darle una sorpresa —le explicó, sin borrar su sonrisa. De hecho, Eric podía jurar que brillaba aún más al mencionar a su novio.

—Las cosas van bien con él, ¿eh?

—Todo gracias a ti. Ah, y ya que estamos, te traje algo —rebuscó en su tote bag.

—Mika, ya me pagaste lo que acordamos, no tienes que darme nada más —le recordó Eric, solo para que lo tuviera en cuenta.

Hacía un par de meses atrás, Mika lo había contratado para armarle una propuesta de noviazgo al chico con el que estaba saliendo en ese momento: Dustin. Eric, por supuesto que aceptó. Decidieron hacer la gran propuesta en San Valentín y Eric se sintió más que satisfecho al ver que Dustin aceptaba ser novio de Mika.

—Cállate. Tómalo como un recuerdo —Mika sacó una funda plástica roja con lunares blancos—. Dustin y yo viajamos a San Marcos este fin de semana y probamos estos chocolates. Estoy segura de que te van a gustar.

—Los tomaré porque son chocolates, pero no tienes por qué siempre traerme recuerdos.

—¿Qué clase de amiga sería si no traigo recuerdos de mis viajes a mis amigos? Deja de quejarte —le echó un vistazo a su reloj mientras decía aquello y siseó—. Se me hace tarde. Me iré ahora. ¿Esperas a alguien?

—Sí, a Pipes. Me dijo que ya iba a salir de clases hace como veinte minutos, pero brilla por su ausencia. Hace mucho calor como para no estresarme y no contesta su celular.

—Su curso queda al lado del de Dustin; si la veo, le diré que quieres estrangularla por hacerte esperar.

—Me ayudaría mucho, gracias.

Mika se rio y se despidió con la mano.

Una vez la chica estuvo lejos de Eric, él intentó llamar a su mejor amiga por quinta vez, pero, una vez más, fue llevado al buzón de mensajes.

Tiene el teléfono de adorno pensó, amargado.

Suspiró y abrió la funda de chocolates.

Como no tenía nada que hacer más que esperar, se distrajo mirando a su alrededor, degustando los bombones. Parecía haber diferentes sabores y quería adivinar cuál era cuál sin mirar la tarjetita que los acompañaba.

Entre Mentiras y VerdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora