Jisung habla mucho cuando se pone nervioso, y Minho solo escucha.
Minho es mudo desde que tuvo un accidente de tráfico con su madre, tiene un blog, donde enseña lengua de signos a sus seguidores y comparte sus experiencias junto a ellos.
Jisung es l...
Minho hizo videollamada con sus dos mejores amigos, Jeongin y Félix, uno desde Busan y otro temporalmente en Australia.
—Creo que teníais razón con el chico de mi universidad — Minho estaba realmente desanimado, sabía que Jisung estaba bien con que fuera mudo, pero, no creía que estuviera lo suficientemente bien como para querer algo más que amistad, una relación así era demasiado pesada de mantener para una persona normal y corriente, con cientos de mejores opciones.
— Yo creo... también... le gustas — La voz de Félix salía con dificultad de su garganta, hablaba sin escucharse, pero hacía un esfuerzo por Minho, mientras signaba para Jeongin. Felix podía hablar por qué perdió la audición de adolescente, aún que su voz grave, que a penas salía correctamente de su garganta, solo la usaba para la gente de más confianza, había asustado a varias personas con ella, por bonita que sonase para Minho.
— Lo importante es si le gusta a Minho... Lo otro ya vendrá después ¿O acaso no sabéis lo que es coquetear con alguien?
— Pero es imposible que acepte estar con un mudo, es cantante, adora hablar ¿Qué pinto yo ahí?
— Tu bailas... — Contestó Félix con una enorme sonrisa en su cuadrito de la pantalla de su ordenador — Y escuchas... bien... Es... perfecto... para él. — La brillante sonrisa emocionada de su amigo australiano se sintió como una caricia al alma, como si de verdad fuera perfecto para Jisung.
— Sigo creyendo que no soy para él... No lo se, quizás un día se aburra de ser el único que habla, quizás tenemos problemas de comunicación por qué no le puedo contestar... — Jeongin levantó una mano a través de la pantalla para callarlo.
— Miras mucho al futuro ¿Quieres pensar en el futuro cercano por un segundo?
— Verdad... tienes que ver... por tu... felicidad... también — Minho dejó salir de sus pulmones un largo y pesado suspiro.
Agradecía tener a sus amigos ahí, pero ni siquiera ellos parecían ser suficiente para terminar de matar esos miedos que comenzaban a atormentarlo.
— Vosotros dadme tiempo
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