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Un sonido algo conocido se escuchaba lejano, muy, muy lejano.

Emilio podía despertarse y comprobar que era lo que se oía, pero se sentía demasiado cómodo tocando una piel suave y aspirando un delicioso aroma a eucalipto.

Pero Joaquin se removió entre sus brazos y eso fue suficiente para traerlo de nuevo al mundo real.

—Emi~ — La voz rasposa del rubio se hizo presente.— ¿No es el timbre?— Cuestionó.

El molesto sonido retumbó de nuevo.

El peli negro gimió frustrado.— Sí. Esperemos a que se vayan. Si es importante ya hubieran llamado a mi celular.— Dijo extendiendo su brazo para tomar su móvil.

Joaquin cerró los ojos unos momentos más.

De nuevo.

—Agh, deberías ir. No podremos dormir más.

—Son las dos de la tarde. Creo que ya dormimos mucho.— Mencionó Emilio, tallando sus ojos mientras se incorporaba en la cama.

—Mhm, ve tú. Yo espero aquí.— Dijo Joaquin, aún adormilado.

El alfa peli negro rió antes de ponerse de pie para vestirse con unos pans cómodos, dejando su torso al desnudo.

Caminó hacia la puerta de su habitación viendo a Joaquín acurrucado entre todas las sabanas, y justo cuando la abrió tuvo que salir en un movimiento rápido y cerrar de golpe.

—¿Q-qué haces aquí?— Preguntó desconcertado ante la chica que estaba apunto de entrar en la habitación.

—Oh, ¿Qué hacías?— Cuestionó Jieun, confundida.

—Yo pregunté primero.— Sostuvo.

—Venía a... hablar contigo.— Dijo la omega.—Llevaba diez minutos timbrando, por eso decidí entrar.

—Debiste llamarme al celular. Ya hablamos de que no me gusta que invadan mi espacio.

—Lo siento, ¿te desperté?—Preguntó. Después, olisqueó.— ¿Joaquin estuvo a-

—¿Que necesitabas?— Emilio la interrumpió.

Ella le sonrió, después llevó sus manos a los hombros desnudos de este.—Tengo una buena noticia, amor.

Ese tono no le dió ninguna buena espina a Emilio.

—Oh dios, realmente apestas a Joaquin.— Se quejó.

—Estuvimos juntos hace un rato haciendo un trabajo.— Dijo.— ¿Qué es esa buena noticia?

Ella le dió un sorpresivo beso en los labios, corto.

Emilio ya estaba bastante desconcertado, no pudo corresponder, pero tampoco se alejó.

Entonces ella dirigió su mano dentro de la bolsa que traía y sacó....

¿Era eso una prueba de embarazo?

Emilio tomó el aparato en sus manos sin comprender.

—¿Qué es esto?

—¡Sorpresa! Seremos padres. — Soltó.

El alfa se carcajeó, pero tuvo que ponerse serio cuando la omega lo miró mal.

—Dios, Jieun. ¿Esperas que crea que es mío? Si piensas que vas a amarrarme a esa criatura solo porque soy el mejor candidato estás equivocada. Ve y dile al verdadero padre, yo no quiero tener nada que ver contigo.

Una bofetada fue a parar contra su mejilla.

—¡No soy una cualquiera! ¡Eres el único con el que he tenido sexo estos últimos meses, tengo dos semanas! Fue justo en mi celo.

Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora