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Joaquin definitivamente se estaba comiendo la cabeza con el tema. Había evitado a Emilio después de que sus hormonas se vieran alteradas, habiendo tenido múltiples sueños relacionados con lo que había sucedido durante el celo de este, y quería sacarlo completamente de su sistema.

El peli negro, además, no había estado distinto, pues se había encontrado sobre pensando a cerca de lo que le había sucedido esos días. Se le hacía demasiado extraño y se sentía asustado de la manera en la que su cuerpo había reaccionado a Joaquin, de como a pesar de que es un alfa su lobo había estado encantado de joderlo en múltiples ocasiones.

Quiso pensar incluso, que se debía a la satisfacción de tener poder sobre otro de tu mismo linaje, pero él sabía que no fue así. No podía evitar sentirse mala persona si lo veía de esa manera.

Regresando al rubio, se encontró tomando malas decisiones acerca de posibles soluciones a lo que el llamaba "problema" y finalmente optó por lo menos sensato: buscar a un alfa para tener sexo y sacarse las ganas que tenía encima, pues estaba totalmente convencido— o tratando de estarlo— de que la verdadera razón de su sobre pensar era que le había gustado la sensación, descartando inmediatamente la idea de que Jungkook pudo haber causado algo en él.

También tuvo que reflexionar, pues ¿qué pasaría si terminaba desarrollando sentimientos por el alfa al que buscaría? Quizás el problema no radicaba en Jungkook ni en el acto, quizás era él, pensó. Trató de averiguar si en realidad influía el ser una persona que no se relacionaba a menudo con otras, alguna vez leyó por ahí que eso podía causar dependencia al más mínimo indicio de atención.

Pero quizás ya estaba yendo muy lejos.

Joaquin había esperado más de una semana para que por fin tuviera las agallas de ir a un bar en busca de un alfa, como él. Pudo haber ido hace exactamente siete días, pero sentía que actuaba por impulso, todo lo contrario a justo ahora, que se había sorprendido pensando toda la semana sobre lo que haría una vez en el bar.

Era un lugar lujoso, un club exclusivo. Al llegar lo recibieron casi con alfombra roja, pues era conocido por la posición de su padre.

Inmediatamente fue guiado por un alfa empleado del lugar, y Joaquin lo analizó.

Demasiado tosco para su gusto, es decir, podía admirar un buen cuerpo formado, pero ese chico estaba rozando el limite de lo robusto, debía ser alguno de esos adictos a la proteína, incluso consideró que si este estaba sobre él podía terminar por aplastarlo. Descartado.

Lo llevaron a una zona aún más exclusiva, pudo ver que los asientos y las mesas eran más espaciosas y cómodas, además de que estaban separadas unas de otras. Si bien había gente, era menos de la que estaba en la área anterior, y pudo ver que habían omegas llevando bebidas y cocteles a las mesas donde generalmente habían alfas sentados en grupos.

Miró como descaradamente toqueteaban a las chicas, y a los chicos omega que hacían su trabajo, y se encontró disgustado por la perversión en sus rostros. Se preguntó si el se miraría igual.

Se sobresaltó cuando una omega se sentó a su lado pasando el brazo por su cuello. La chica vestía ropas diminutas, demasiado reveladora. Tenía un buen cuerpo, sí, pero era incómodo que su pierna se posara sobre la de Joaquin. No le gustaba que invadieran su espacio personal, además de que la chica emanaba su aroma de manera sofocante.

—¿Puedo traerte algo, guapo?

Joaquin se obligó a sonreír. No quería pedir algo muy pesado, pues quería estar sobrio en dado caso que su búsqueda de alfa resultara desafortunada y lo quisieran obligar a algo que no quiere.

Un cóctel con sidra, poco tequila, linda.

La chica se puso de pie, satisfecha.

Joaquin resopló, su búsqueda iba muy lenta. Todos los alfas en las otras mesas parecían complacidos toqueteando omegas en grupo.

Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora