43

147 13 13
                                    

—También me vuelves loco.— Confesó Joaquin, su voz saliendo más ronca de lo normal.

El peli negro dejó un camino de besos desde su cuello, pasando por su mandíbula hasta finalmente picotear sus labios.

Ambos se miraron antes de unir sus labios. Hubo algo distinto en esa mirada, algo que los dos alfas fueron capaces de sentir, pero no se podía explicar.

El choque de sus labios se sentía magnífico, sabían que ningunos otros labios tendrían el mismo sabor, ni la misma textura. Mucho menos generarían el mismo sentir.

A ambos se les escaparon suspiros en medio del beso, Joaquin se sentía tan cálido con el cuerpo de Emilio sobre él, era simplemente tan correcto, dudaba que algo tan lindo como eso fuera a ser mal visto.

Ni hablar de la emoción latente en sus pechos. Era algo que ambos podían sentir. Algo que a ambos les agitaba de la misma manera.

Las manos del alfa peli negro acariciaban las mejilla de Joaquin, mientras el rubio situó las suyas en la espalda de este, haciendo círculos con sus palmas.

Cayeron hacia atrás, Emilio quedando sobre el cuerpo de Joaquin, pero sosteniéndose con ambas manos. Las narices de ambos chocaron mientras se miraban a los ojos, sus bocas ya no estaban unidas, solo eran el uno apreciando los ojos del otro.

Emilio acercó más su rostro y parpadeó múltiples veces, haciendo cosquillas a Joaquin con sus pestañas. El alfa rubio rió mientras cerraba sus ojos. Después el peli negro salió de encima y se tumbó a su lado.

—Te extrañé, y demasiado.— Declaró.

—Emilio... sabes mis razones para alejarme.

—Lo sé, Joaquin. Lo sé. Pero estos días fueron un infierno, jamás creí poder anhelar a alguien como te anhelo a ti.—Su voz sonaba llena de ilusión.

—Estás comprometido y esperando un bebé de una omega que te promete un buen futuro a su lado...— Recordó.

—J-Joaquin, no. Yo no me voy a casar con Jieun, nunca le hubiera dado un anillo si no fuera por la presión de mi madre y ella. A pesar de estar comprometidos y esperando un bebé no logro sentir nada hacia ella. No soy capaz de casarme, no quiero vivir infeliz.

El rubio miró enternecido a Emilio. A pesar de ser testigo de sus malas decisiones se compadecía, Emilio había sido criado por personas controladores que se hicieron llamar padres, y aún así el peli negro trataba de ser una buena persona.

—Contigo aquí me siento tan bien, tan feliz. Me siento emocionado, siento que las cosas pueden mejorar. Incluso, dios, mi lobo ya estaba jodidamente fascinado con tu olor y ahora que es consciente del aroma del cachorro es aún mejor. ¿Tú no lo sientes?

—Sí, pero apareció tan gradualmente que ni siquiera fui capaz de darme cuenta. Aún así el maldito vomito me recuerda que hay algo aquí.—Señaló su vientre.

Emilio hizo una mueca ante el tono de voz y la palabra que Joaquin usó para referirse al cachorro.—Tú...no quieres tenerlo, ¿verdad?

Joaquin sintió una punzada en el pecho al ver la cara que el peli negro tenía.

—Emilio, mira la situación. No sería lo mejor traer un hijo a este mundo cuando no puedo garantizarle un buen futuro... yo no quiero pasar por todo el proceso solo-

—No estarás solo, Joaquin.—Le dijo volteándose completamente, viéndose frente a frente.— Yo estaré contigo.— Extendió su mano para acariciar las hebras doradas.

—Sabes a lo que me refiero. Yo no puedo sacrificar mi futuro por esto. Tú estás comprometido y a pesar de que dices que no te casarás nada me garantiza que no cambiarás de opinión influenciado por tu padre.

—Yo no-

—Entiéndeme, Milo. Te he visto como das todo por complacerlo, yo no puedo estar pretendiendo ser un padre emocionado junto a ti cuando siento que en cualquier momento puedes simplemente llegar y ya estar casado con ella.

El alfa cesó sus caricias y bajó la mirada, situándola en las sábanas.

—Te lo demostraré.— Su voz reflejaba la urgencia que sentía.

—Mira, yo no estoy seguro aún de que quiero hacer. Pero si realmente quieres estar conmigo y con...el cachorro, entonces debes saber mis condiciones.— Joaquin quiso sonar decido a pesar que le dolía poner al peli negro en aprietos.

—Primero, quiero irme lejos antes de que la gente empiece a darse cuenta. No creo poder lidiar con la presión del ojo público y mucho menos de tus padres o los míos. Segundo, si me voy lejos te irás conmigo. Ya te lo dije, no pienso pasar por esto solo.— Dictó.

—Eso no debes ni de decirlo, obvio me iría contigo.— El brillo había vuelto a sus ojos y la sonrisa quería asomarse.

—Y por último debes saber que para mi no es una opción tenerlo y después darlo en adopción. Si llevo a término el embarazo será porque realmente quiero, no pasaría por ese infierno para después darle mi bebé a alguien más.

Emilio asintió de acuerdo.

—Y debes resolver el caso con Jieun, a pesar de que te quiero conmigo tampoco puedes dejar a esa criatura desamparada, es tu hijo después de todo.

—Voy a hablar claro con ella, lo prometo. Me tiene inquieto el tema de que no lo he podido volver a oler... me hace pensar que puede haber algo mal.

—¿Alguna vez percibiste su aroma?—Cuestionó el rubio.

Emilio asintió.— Solamente el día que mi madre organizó esa cena para dar la noticia. Después no volví a hacerlo porque ella ha estado usando supresores.

Joaquin conectó cables en su cabeza llegando a la conclusión de que Dylan tenía razón, lo había olido a él. Pero aún así no podía decirlo aún.

—Bien, hablarás claro con ella. Por favor, no juegues conmigo.

El peli negro se abalanzó hacía él cuando lo escuchó hablar de esa manera, pasando una pierna sobre las de Joaquin y besándolo múltiples veces en los labios.

—¿Bromeas? ¿No ves cómo me tienes? No jugaré contigo, Joaquin. No cuando me siento así contigo. Estoy dispuesto a ser desterrado por mis padres si eso significa ser feliz con ustedes. Si es necesario usaré lo que descubrí como amenaza.

Joaquin sentía una cálida sensación ante el cariño que le demostraba el otro alfa, quería sentirse así siempre.— Ha sido muy turbio ese asunto. Mi padre y él tuyo...

El peli negro se removió graciosamente.— No pensemos en eso ahora.— Dijo dándole otro beso corto.— ¿Hay algo más que debo tomar en cuenta?— Preguntó tomando distancia entre sus rostros, pero aún con medio cuerpo sobre él.

Joaquin pareció pensarlo, hasta que sus ojos se abrieron más de lo común.— De hecho, sí. Debes conseguirme suficiente piña ahora mismo, y... mayonesa.

—¿Eso para qué?— Cuestionó confundido.

—Uh, creo que son cosas raras del cachorro.

El peli negro abrió sus ojos de par en par, haciendo una graciosa expresión.—No mezclas eso, ¿o sí?

—¡No cuestiones los antojos de una persona embarazada!

—Joaquin!!! ¡Que asco! — Se burló.

El rubio le dio pequeños golpes juguetones en el pecho. —¿Vas a conseguírmela o no?

—¿Ya ahorita? Quiero seguir besándote.—Murmuró mientras seguía depositando pequeños besos sobre la boca del rubio, incluso se extendían a su barbilla, mandíbula, y nariz.

Joaquin reía pero se dejaba hacer.— Está bien, puede esperar, pero debe ser hoy.

—De acuerdo, tendrás todas las piñas y botes de mayonesa que quieras hoy.

Solo así, con Emilio pegado a él dándole amor y haciéndolo sentir querido, fue que se permitió fantasear con un futuro a su lado, uno en el que ambos vivían junto a una pequeña versión de ellos.

Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora