40

119 12 8
                                    

Joaquin tuvo un día para pensarlo, y realmente no estaba tan convencido de querer compartir un viaje con Emilio, no por el hecho de no quererlo cerca, sino, porque se suponía que debía guardar distancia.

Pero el viernes por la tarde le llegó correspondencia, algo sumamente inusual.

" Para Joaquin;

Hola, soy Emilio. Debido a que me tienes bloqueado nuevamente de toda red social he decidido mandarte una carta, al menos por aquí no me puedes bloquear.

Dylan me dijo que ya te habló sobre lo que le pedí, pero también dijo que no estabas muy convencido, así que quería pedírtelo personalmente.

Será algo divertido, solo seremos los chicos haciendo desastre por un fin de semana. Y a cualquiera le viene bien un poco de diversión para combatir el estrés.

Realmente me gustaría que vinieras, prometo no hacer ningún movimiento hacia ti que no quieras, incluso si quieres no te dirijo la palabra, solo quiero verte ahí.

Nos la pasamos muy bien cuando fuimos a Busan aquella vez, y me refiero a nuestras horas en carretera.

Si decides venir (por favor que así sea) saldremos a las nueve de la mañana, yo pasaré por todos, así que avísame con anterioridad.

Saludos, o cualquier cosa que se deba poner al final en una carta."

Joaquin no quería decir que el gesto de la carta había movido algo en su pecho, pero lo hizo. Emilio pudo haber simplemente enviado un mensaje desde otro celular, pero decidió tomarse la molestia de escribir a mano y llevar a correos aquel papel.

Por eso, a pesar de que no envió ningún aviso al peli negro de que iría, el sábado caminó hacia la casa del alfa faltando media hora para las nueve, cargando una bolsa con lo necesario para esos dos días.

El alfa rubio había creído que sería un recorrido rápido, pero le había tomado treinta minutos llegar, lamentándose no haber ido en coche, per al menos pudo criticar todas las casas lujosas que habían en aquella provincia.

Y justo cuando se estaba debatiendo sobre tocar la puerta, un auto que se parecía a una van secuestra niños iba saliendo de la cochera.

Joaquin volteó y pudo distinguir a Emilio en el asiento del conductor, los ojos de este habían expresado sorpresa, luego una sonrisa apareció en su rostro.

No bajó la ventanilla para hablarle, él se había bajado completamente del auto.

—¡No esperaba verte!

Había sido tanta la emoción que llegó a él con un abrazo. Joaquin simplemente se lo correspondió con brevedad. Emilio había estado sumamente afectado cuando el aroma de Joaquin lo golpeó tan cerca.

—Uh, en realidad no estaba seguro de si vendría o no, pero aquí estoy.

El peli negro negó con una sonrisa, tomando la bolsa de este con su mano.— La pondré en la cajuela. Puedes sentarte donde quieras.— Una parte del chico esperaba que Joaquin tomara el lugar del copiloto, pero sus esperanzas fueron derrumbadas cuando este se subió en los asientos del medio.

—¿Ya ibas por los demás?— Le preguntó cuando este volvió a su lugar.

—Sí, primero pasaré por Ethan que está en la casa de Dylan, así menos vueltas. Uhm, Dy me mandó la ubicación, ¿tu sabes donde vive por si nos perdemos?— Preguntó poniendo en marcha el auto.

Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora