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—¡¿Qué hiciste qué?!— Gritó Joaquín, sintiendo la furia recorrer todas y cada una de sus venas.

Era jueves, justo a punto de anochecer.

El alfa rubio había pedido a su mejor amigo que lo llevara a la casa azul, donde se estaría dando una gran pero privada celebración por el cumpleaños del presidente.

Solo asistiría gente con invitación, por lo general, personas con prestigio. Justo el tipo de individuos con los que el presidente se relacionaba.

Iba a ser aburrido como el infierno estar ahí al rededor de tanta gente alzada con prendas excesiva e innecesariamente caras. Joyería original que buscarían presumir, y sus perfectas familias. Por lo único que iba era por el exquisito vino tinto que servía el presidente en sus celebraciones, solo ocasiones especiales.

Regresando al ambiente en el automóvil, estaban justo estacionados frente a la casa azul, Joaquín estuvo apunto de despedirse sino fueran por las palabras que había soltado su mejor amigo.

Realmente deseaba que fuera una broma.

—No es la gran cosa, Joaquín. Además sirve que descansas.— El omega quiso restarle importancia a la situación.

—¡¿Qué no es la gran cosa?! ¡¿Cómo vas a pedirle a Ethan que te ayude con tu celo mañana?! ¡¿Eh?! ¡Apenas lo conoces!— Su voz reflejaba su enojo. A estas alturas ni siquiera intentaba ocultarlo.

—Cálmate. Es mi celo y yo elijo con quien pasarlo.—Sostuvo su postura.

—¡No es eso! ¡¿Y si no se controla y te embaraza?! ¡¿Y si te lastima?!

—Pues será mi problema. No entiendo porque te enojas. Siempre estuviste de acuerdo cuando tenía novios y me ayudaban con mis celos.

Porque aún no estaba enamorado de ti.

—¡Me preocupo por ti!

—¡Pues no necesito tu absurda preocupación!—Gritó Dylan, harto de la actitud de su mejor amigo.—¡Soy un hombre de veintitrés años que sabe lo que hace!

Joaquín se obligó a respirar profundamente, solo porque el omega se escuchaba enojado.

Pero finalmente cedió a su orgullo.

—Haz lo que quieras.—Dijo para salir rápidamente del auto.

Ahora no se sentía ni la mitad de bien que antes.

Al salir de su casa con su hermoso traje ceñido a su cuerpo y su cabello liso se había sentido inalcanzable, totalmente guapo.

Pero después de que Dylan le confesara que le había pedido a Ethan ayuda para su celo, el cual sería mañana, todo rastro de buenas vibras desapareció.

Quería golpear a alguien, y si era aquel alfa de pelos grises sería mejor.

Estaba enojado, y herido. Pero finalmente cayó en la triste realidad de que no tenía derecho alguno de reclamarle a Dylan, y que probablemente había quedado como un imbécil frente al omega.

Aún así, su reflexión no hizo que su furia desapareciera, entrando con una cara de mírame y no me toques a la residencia.

No se molestó en saludar a nadie, lo primero que hizo fue llegar al salón principal directo al mesero que atendía a los invitados, pidiéndole una botella del tequila más fuerte que tuviera. Quería algo devastador.

El señor sabía muy bien quien era Joaquín, y aunque se preocupó ante tal petición, finalizó por facilitarle el alcance de una botella de tequila junto a un vaso pequeño.

Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora