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El lunes, pasando las diez de la mañana, Joaquin se encontraba en los pasillos de la universidad a la que estudiaba Alejandro.

Después de haberse identificado en dirección le permitieron el pase, indicándole como llegar a su destino: el laboratorio.

Ahí fue, como después de andar por varios pasillos, lo miró. Alejandro parecía limpiar unos instrumentos.

Tocó la puerta para anunciarse.

—Oh, ¡hola! Que bueno que llegas.

—Lamento si te hice esperar.

Alejandro negó.— No te preocupes, hoy no doy clases de baile, es el día más libre que tengo porque mis clases aquí se acabaron hace veinte minutos.

—¿Das clases entre semana? ¿Incluso si vienes aquí?— Preguntó sorprendido.

El omega asintió.— Medicina es una carrera algo costosa, así que agradezco tener un trabajo en algo que amo para poder pagarla.

Joaquin estaba genuinamente impactado.

—¿No te gusta el baile lo suficiente como para vivir completamente de eso?

—¡Lo hace! Pero la medicina también me apasiona. Además, mi madre murió por un cancer que no fue tratado de la manera correcta y yo le prometí que me convertiría en un gran médico que no dejaría morir a nadie.

—Oh, lo siento por lo de tu madre.—Expresó.— Es admirable lo que haces, Alejandro.

El omega negó con una sonrisa.—¿Estás listo?—Mostró una jeringa.— Necesito una muestra de sangre.

Joaquin miró su brazo, extendiéndolo.

—¿Prefieres sentarte?

El alfa negó.—Solo hazlo .

Alejandro tomó el brazo de Joaquin, colocando unas ligas cuya finalidad era resaltar las venas de este. Al rededor de un minuto después fue que metió la jeringa, al fin, tratando de ser rápido mientras sacaba la sangre.

Al terminar, limpio con un algodón bañado en alcohol.

—Listo. Voy a empezar a mezclar esto para tener los resultados lo antes posible.—Indicó mientras agitaba el tubo que contenía la sustancia roja.

—¿Tarda mucho?

—Quizás dos horas. No es necesario que esperes aquí, yo te haré llegar los resultados.

Joaquin asintió, abriendo su boca para hablar. Pero fue interrumpido por su propio celular.— Disculpa, es Dylan.— Dijo al mirar la pantalla.

—¿Hola?

—Hola, ¿cómo estás?

—Bien, ahora mismo Alejandro me acaba de sacar sangre para la muestra.

—Que nervios.

—Ni me lo digas, Dy

—Oye, ¿tienes bloqueado a Osorio?

Joaquin arqueó su ceja, curioso por el repentino cambio en la conversación.— Sí, lo bloquee hace días.

—Uhm, en la noche tuve muchas llamadas perdidas de él, incluso en la mañana. No tenía intención de contestar pero Ethan me habló diciéndome que Emilio tenía una urgencia y necesitaba hablar contigo.— Informó.

—Realmente no me importa...— Mintió, tratando de convencerse.

—Bien, solo quería cumplir con mi deber de informarte.

—Gracias, Dy.

—¿Ya desayunaste?

—Lo hice antes de salir.

—Muy bien, no quiero que te estés saltando comidas.

Joaquin rió ante la actitud de su amigo. Sonaba como un padre regañando.—De acuerdo, padre.

Ahora fue el turno de Dylan para reír.—Te debo colgar porque Ethan llegará en nada. Por favor mantenme al tanto de los resultados para ir pensando cuando haremos el baby shower.

El alfa no pudo evitar reír aunque estaba asustado.— No habrá ningún baby shower. Ni bebé.

—Solo bromeo. Sabes que no debes tenerlo si no quieres.

—Por el momento prefiero pensar que no hay nada, ¿bien?

—Bien. Pero debes estar preparado para cualquier cosa. Sabes que aquí estaré.

—Gracias, te amo. Ahora debo colgar yo.

—De acuerdo, ¡adiós!

—Adiós, nos vemos pronto.— Con esa despedida colgó.

—¿Todo bien?— Cuestionó Alejandro.

—Algo así. Dy dice que Emilio quiere hablar conmigo y le estuvo llamando toda la noche porque lo tengo bloqueado.

—Quizás es urgente.

—Lo llamaré de camino a casa.—Declaró con un suspiro al final.

Alejandro le sonrió de manera comprensiva.—Te llamaré apenas tenga los resultados.

—Gracias, de verdad.

—No me agradezcas. Somos amigos.

• • •

El alfa rubio realmente lo pensó, una probabilidad era de que Emilio quizás solamente haya dicho eso para que lo desbloqueara e intentar convencerlo de seguir con sus encuentros insignificantes para él.

Si lo hacía, debía atenerse a las consecuencias. Joaquin no quería dejar entrar a Emilio de nuevo a su vida, no cuando el chico parecía tener la vida planeada.

Pero inevitablemente estaba aquel sentimiento latente en su pecho, le asustaba lo mucho que él podría llegar a necesitar a Emilio. Era demasiado intenso que asustaba. Ni siquiera tantos años enamorado de Dylan lograron formar aquella conexión entre sus lobos.

Tomó su celular, diciéndose a si mismo que quizás Emilio realmente necesitaba tratar una urgencia. Sería meramente formal.

Uno, dos... ni siquiera llegó el tercer tono, pues la llamada fue atendida.

—Gracias a dios. ¿Joaquin?—Se escuchó del otro lado de la línea.

El rubio se sintió alterar ante su voz. — Me dijeron que necesitabas hablar conmigo urgentemente. No tengo tiempo ahorita pero te daré dos minutos.— Mintió. Claro que tenía tiempo, pero no podía mostrarse tan dispuesto.

—E-esta bien... realmente no creo poder tratar esto por llamada, es algo muy delicado.

La desconfianza lo acechó.— Mira, si es un truco para que nos veamos-

—¡No! Es decir, sí quiero verte pero respeto tu decisión de querer distancia. Realmente es algo muy delicado. Por favor, si puede ser hoy mismo sería mejor. No se me ocurre otra persona a la que decirle que no seas tú.

Emilio realmente sonaba alterado, y Joaquin quiso brindarle conforte.—Ven a mi casa, pero solo deben ser veinte minutos porque saldré. No quiero que insistas en quedarte porque te echaré y no te volveré a dirigir la palabra nunca.— Dictó.

—¡De acuerdo! Voy lo más rápido posible. Estaré ahí en menos de veinte minutos.

—Bien, nos vemos.

—Te veré pronto.

Y colgó con el corazón en la mano. Sabía que no le hacía bien ver a Emilio pero no podía evitar querer ayudarlo. No podía evitar ser débil ante él.

Entonces, justo cuando se daba una mirada en el espejo, su pantalla del celular se iluminó.

Alejandro.
Tu compatibilidad con la sangre de alfa éfforos dio 99.99%, era de esperarse debido a tu familia.

Sobre lo otro...¿puedo llamarte? Avísame en cuanto veas esto para llamarte, por favor.

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Alfa Dominio/OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora