nueve

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El resto de la siguiente hora fue bastante entretenida para Gojo. Luego del pequeño altercado, Yuuji se había ido corriendo hasta el baño más cercano. 

Satoru se había reído al mirar el reloj y notar que el pelirrosa no volvía, incluso cuando habían pasado más de cinco minutos. Era algo lindo, pensó. Había continuado revisando los demás exámenes, contemplando que la mayoría parecía estar en un nivel aceptable de la materia. Excepto Itadori, al parecer. 

Incluso aunque las tutorías en un inicio habían sido algo más como una excusa, estaba empezando a percatarse que de cualquier forma el chico realmente las necesitaba. Gojo no sentía remordimiento al utilizar su posición como profesor —y aparte también, la influencia del apellido de su familia— para obligarlo a tener tutorías privadas con él. 

Las clases particulares para estudiantes no eran algo extraño, pero en la escuela Jujutsu se daban en contadas ocasiones, solo cuando el alumno estaba por ser expulsado. Y por supuesto, Yuuji estaba muy lejos de eso. 

Incluso si tuviera malas calificaciones en todas las materias (lo cual no sucedía), Itadori era muy bueno en los deportes, por lo que no tendría repercusiones. Pero el menor no sabía de ello, por lo que Satoru no tenía reparos en aprovecharse de eso. 

Probablemente era un desgraciado, ni siquiera lo negaba. 

El hombre se estiró en el asiento de su oficina, contemplando la lluvia desde la ventana. Estaba empezando a aburrirse, el chico todavía no volvía y empezaba a bostezar. Con un simple vistazo observó las hojas del examen diagnóstico que le había dado.

No se sorprendió al verlo vacío, a lo que contuvo una sonrisa. Pfff, si Geto se enterara de lo estaba haciendo probablemente le daría una paliza. 

Cuando el pelirrosa regresó del baño, evitó su mirada, entrando y de inmediato sentándose donde había estado. Sostuvo el lápiz y empezó a realizar los ejercicios. Gojo elevó las comisuras de sus labios, notando su ropa desprolija con un botón desabrochado, junto con las orejas rojas de Yuuji. Así que había tenido algo de diversión en el baño, ¿eh? Admitía que era divertido ver sus reacciones, en especial porque el menor era muy fácil de leer. 

La última media hora Itadori lo ignoró, concentrado en su examen y sin siquiera dedicarle una mirada. El orgullo del albino se ofendió un poco, pero mayor era su entretención. 

Ahg, mierda. Sabía que estaba empezando a encapricharse, ¿pero qué más podía hacer? Gojo no era una persona que conociera la decencia. Y si lo hacía, la ignoraba a propósito.

—Bueno Yuuji, la hora finalizó, las próximas clases serán el

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—Bueno Yuuji, la hora finalizó, las próximas clases serán el... —revisó el calendario de su celular, frunciendo el ceño— martes. Y para entonces realmente empezaremos con las tutorías, ¿vale? —alzó la mirada para fijarla en los ojos mieles que se confundían con un café oscuro del más joven, notando su expresión desorientada.

Satoru no podía negar que el chico tenía lo suyo, y eso era decir poco. Él mismo lo había experimentado en la noche del bar, cuando había sido invitado a la fiesta de Todou. Todavía no estaba seguro si haber ido había sido un tipo de bendición o maldición.

Itadori Yuuji era prohibido en más de un aspecto: si repasaba la lista, probablemente sería interminable. Y aún así su maldito autocontrol se iba por la borda cuando estaba junto a él, era una jodida mierda.

Se había quedado con las ganas de follarlo, eso era innegable.

Tenía curiosidad por los gemidos que soltaría, la expresión babeante de su rostro mientras rogara por más o de ver su cuerpo retorciéndose bajo él. Era una curiosidad insana y era muy consciente de ello. Y sin embargo, conocía los límites. A pesar de que estaba divirtiéndose con él y tentando a su suerte, no estaba en sus planes tocar a Yuuji, o al menos no hasta que él empezara algo.

Si Itadori iniciaba o tomaba la iniciativa... Joder, que estaba seguro que lo jodería contra su escritorio o en el mismo salón en ese instante. No creía poder detenerse.

Amm, vale. Gracias, Gojo-sensei. —El más joven se levantó, recogiendo su mochila del suelo y colgándola en su hombro. Su tono era uno tímido, Satoru no le costó nada en notarlo.

El albino se despidió, dándole una sonrisa de lado y un “Nos vemos luego, Yuuji-kun". El hombre sabía que estaba lloviendo, pero realmente no le interesaba ayudar al pelirrosa en caso de que ni siquiera tuviese paraguas. Fácilmente podía llevarlo en su auto... Pero tenía que terminar de calificar y si ese no fuera el caso, darle un aventón era demasiado, incluso para él. Seguían siendo profesor y alumno, a pesar de todo.

Sabía que era algo hipócrita pensar en ello, pero encogió los hombros, escuchando cómo Itadori cerraba la puerta luego de salir.

Ahg, qué complicado todo.

Sería fácil convencer o manipular a un adolescente, pero no estaba interesado en esos sucios métodos. Solo esperaría.

El cielo se volvió más oscuro conforme el tiempo pasaba, hasta que Gojo finalizó con subir las calificaciones. Empezó a meter la tablet y la laptop dentro de un tote bag que tenía, cuando su iPhone vibró. Echó un vistazo a la pantalla, la cual se iluminó, mostrando a la persona que le había mandado un mensaje.

Era Megumi.

Satoru rió, mientras suspiraba y metía el celular en el bolso también. Lo ignoraría, intuía de antemano de qué se trataba. Estaba casi seguro de que el pelinegro ya sabía.

Ya tengo ganas de escribir lo queen realidad sucedió esa noche, aaaa(ya casi)

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Ya tengo ganas de escribir lo que
en realidad sucedió esa noche, aaaa
(ya casi)

en fin, espero les esté gustando este
fic medio mierdecilla, pero aquí hago
mi esfuerzo KSNSNS😭

olvidé mencionar que esto iba a ser
un poco slow burn? aunque ni tanto,
no creo que se alargue mucho<3

Midnight Mess  ☇ GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora