seis

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Yuuji salió del Instituto con la mochila en el hombro, luego de despedirse de Nobara y Megumi. Suspiró, sintiendo su cabeza en las nubes. 

Luego de la charla con su nuevo sensei en el aula, habían acordado que él recibiría tutorías individuales en horario extra dos veces a la semana, empezando desde esa misma. Itadori había aceptado sin estar totalmente seguro, algo nervioso y avergonzado. 

Gojo lucía realmente dispuesto a ayudarlo a mejorar en la materia y Yuuji no sabía cómo sentirse al respecto. El hombre parecía no tener realmente alguna otra intención, y a pesar de que el pelirrosa sabía que Satoru lo había reconocido, el peliblanco no le daba importancia, siendo indiferente sin siquiera mencionar o insinuar el tema. 

Si así era cómo manejarían la situación Itadori también era capaz de pretender que aquella noche nunca había sucedido, pero maldita sea, ¿por qué era tan difícil? Ni siquiera le gustaban los hombres... O al menos eso creía, ya no estaba tan seguro. 

Yuuji exhaló de nuevo, con las mejillas rojas. Sabía que siendo un adolescente, era probable que se le hiciera más complicado olvidar lo que había sucedido, pero el pelirrosa tenía la sensación de que no sería nada fácil para él. 

Era tan injusto.

Hizo un puchero algo irritado, mientras ajustaba una vez más la correa de su mochila y empezaba a andar hacia el departamento en el que vivía junto a su abuelo. Incluso aunque él no fuera un excelente actor, no se la iba a dejar fácil a Gojo, se encargaría de que ni siquiera creyera que le había dado importancia a lo de hacia dos noches.

Asintió para sí mismo, caminando con más ánimo.

De cierta forma, si lo veía con más optimismo, no estaba tan mal tener las clases extra; aprovecharía las tutorías para entender mejor cálculo —su peor enemigo—. Incluso aunque Megumi le había ayudado bastante, también era cierto que su amigo en ciertas ocasiones era poco colaborativo y lo miraba como si fuera un tonto al preguntar las cosas más obvias. Yuuji siempre terminaba demasiado agotado luego de cada lección y no quería saber nada de matemáticas por varias semanas.

Recordando eso, buscó a tientas su celular en el bolsillo. No hizo mucho esfuerzo en encontrarlo, y recordando que tenía que avisarle a su amigo pelinegro, buscó rápidamente su contacto.

Bastaron tres timbres para que el Fushiguro contestara.

¿Qué ocurre, Yuuji? No han pasado ni 15 minutos desde que nos despedimos en la salida del Instituto. —En seguida cuestionó, en su tono habitual.

El pelirrosa rió bajito, contestando al instante:— Sí, eso..., olvidé mencionarlo pero Gojo-sensei mencionó que ahora él sería quien me iba a dar las tutorías de cálculo. Y quería avisarte para que no me esperes en tu casa este fin de semana, —expuso con rapidez, — y los próximos...

Al otro lado de la línea hubo silencio, a lo que Yuuji confundido revisó si seguía en línea la llamada, echando un vistazo a su celular.

Oye, Yuuji, —escuchó decir a su amigo, con tono cauteloso, —he querido preguntarte esto desde ayer-

Itadori, curioso, lo instó a seguir. Megumi rara vez hablaba con aquel tono tan cuidadoso y algo inquieto:— ¿Qué es? Me estás poniendo de nervios. —Bromeó, aunque no era del todo mentira.

Es de la fiesta —pausó un instante, como si estuviera inseguro de continuar— luego de tomarnos las cervezas y de ya no haberte encontrado, de casualidad, tú...?

—¿...yo? —animó el pelirrosa de nuevo, ahora en serio interesado y un tanto preocupado.

No, olvídalo. No es algo realmente importante. —El Fushiguro cortó, cambiando el timbre de su voz al usual. —Gracias por avisarme lo de las tutorías, suerte con ese... sensei. Sólo cuídate, ¿está bien?

Itadori enseguida respondió con una afirmación, lleno de energía.

Pensó que Megumi se preocupaba demasiado.

Cuando cortaron la llamada, Yuuji de inmediato apresuró el paso para llegar a tiempo a casa. Las nubes habían empezado a oscurecer y la lluvia parecía estar a punto de desatarse. Casi corriendo, fue capaz de evitar la fuerte tormenta que caía apenas cerró la puerta del depa que compartía con la única familia que le quedaba.

Suspiró aliviado, arrastrando la mochila hasta su cuarto luego de percatarse que su abuelo no estaba en casa aquella tarde. Cerró las ventanas para evitar que el agua entrara, mientras se quitaba el uniforme del Instituto.

Bostezó con algo de cansancio al recordar que tenía tarea, llevando las prendas hacia el mini cuarto de lavado que tenían. Fue cuando notó que su celular seguía en el bolsillo de su pantalón, sacándolo en seguida. Rápidamente, notó la notificación de un mensaje en su pantalla. Observó con curiosidad, notando que era del correo de la escuela. Rara vez recibía mensajes privados de algún profesor, por lo que dió click sin pensarlo demasiado.

Enseguida se abrió el correo, identificando al instante al remitente.

Asunto: Tutorías

Búscame en mi oficina el viernes a las 15 hrs ;)
Atte: Satoru Gojo.

El pelirrosa sintió su corazón later más rápido al leer el mensaje que sonaba a una orden, maldiciéndose en voz baja. Yuuji nunca lo admitiría, pero leer aquel correo lo había puesto lo suficientemente nervioso como para sentir muy caliente su rostro.

Sí, no eran buenas noticias.

capítulo chill del día

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capítulo chill del día

agárrense que se viene lo
bueno y el salseo en
los próximos capssss <333

Midnight Mess  ☇ GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora