uno

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Aquello que estaba haciendo estaba muy mal. REALMENTE mal. Joder, joder, joder, ¡decir que estaba cagado de miedo era poco! Estaba por hacer algo bastante ilegal y estaba seguro que no iba a salir bien. Las ideas de Nobara nunca lo hacían.

Apretó el celular en su mano con fuerza, mirándose al espejo una vez más, con el ceño fruncido y las mejillas rojas, a punto de estallar. Su amiga lo pagaría caro.

Estaba por suspirar, cuando el sonido estridente del timbre en su iPhone lo asustó, casi dejándolo caer. Dios, estaba realmente ansioso y se sobresaltaba por cualquier cosa.

¡YA AMANECIÓ, FRESITA! —Yuuji alejó el celular de su oreja, sin poder estar molesto por la gran energía de su amiga la castaña—, ¿Ya estás listo, cariño? Ya casi llegamos a tu depa, se nos hizo tarde porque me costó arrastrar a Megumi, —escuchó el leve quejido del chico ante la mención de su nombre, a lo que el pelirrosa rió, —¡Todo va a salir bien! Solo saldremos de fiesta un rato, les juro que les compensaré esta salida.

Itadori negó con la cabeza con una leve sonrisa, consciente de que no podía molestarse con Nobara.

—Está bien... Digo, no olvidaré que estabas casi forzándonos por asistir, —Nobara soltó una risita avergonzada, —pero tampoco íbamos a dejarte sola en una fiesta así... Solo me preocupa nuestra edad. —Mencionó honesto, mientras mordía sus labios un tanto nervioso.

No te preocupes por eso, Yuuji, tengo la solución perfecta. Llegamos en poco, besoooos. —Y con eso colgó, dejando a Itadori con el celular en la oreja.

El guardia de seguridad frente a la puerta de la fiesta los observó con los rojos entornados y el ceño fruncido, sin tragarse por completo la farsa

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El guardia de seguridad frente a la puerta de la fiesta los observó con los rojos entornados y el ceño fruncido, sin tragarse por completo la farsa.

Nobara sonreía de una manera tan angelical que a Yuuji le dió escalofríos. Megumi, en cambio, a su costado, estaba tan serio como siempre. (Aunque si era honesto, parecía incluso más huraño que de costumbre).

El corazón del pelirrosa latía a toda velocidad, sintiendo que se calentaban sus mejillas. Oh, iba a salir mal. Los iban a descubrir, sabrían que no son mayores de edad, sabrían que se colaron a un bar, sabrían que esas identificaciones eran falsas, sabrían que...

Antes de que pudiera divagar más, el guardia les devolvió sus identificaciones y les abrió la entrada, aún con el ceño fruncido.

Nobara agradeció con una actitud tan amable que Yuuji la desconoció por un instante y enseguida entraron al espacioso lugar que lucía pequeño desde afuera.

—¡Se los dije! Sabía que esto iba a salir bien. —Se giró Nobara a ellos, con una expresión triunfadora.

Yuuji exhaló el oxígeno que había estado conteniendo, sintiéndose más aliviado.

—Bien, lo más difícil ya lo logramos... ¿Y ahora qué? —masculló Megumi, mientras trataba de aflojar la corbata que, (Yuuji estaba seguro), Nobara le había obligado a ponerse.

—¿Cómo que ahora qué? ¡Sigue divertirse! Iré con Maki, ella me había dicho que ya estaba acá. Cualquier cosa envían mensaje, estén atentos y NO beban demasiado. —Se despidió con la mano sonriendo, mientras hacía revolotear la minifalda que llevaba puesta, y se alejaba al segundo piso.

Yuuji y Megumi observaron estupefactos el lugar donde había estado su amiga, mirándose confundidos.

—...¿Nos acaba de abandonar? —preguntó perplejo el pelirrosa.

Al parecer Nobara los había hecho venir con la excusa de que estaría sola solo para irse con Maki, quien era un año mayor que ellos y estaba en la universidad.

Fushiguro suspiró pesado:— Sí, nos engañó. Apuesto a que lo hizo solo para sacarnos de la comodidad de nuestra casa para venir a una fiesta.

Yuuji se obligó a cerrar la boca de la sorpresa.

Si era honesto, no es que no le gustase estar con personas. De hecho, le agradaba mucho estar rodeado de amigos. Pero un lugar donde la música estaba tan fuerte, el sudor y la excitación, y el olor a alcohol estaban condensados, definitivamente no era lo suyo.

Aparte, claro, tomando en cuenta que ni él, ni Nobara, ni Megumi eran mayores de edad... Sí, todo era un lío.

Inconscientemente se acercó al Fushiguro, mirando incómodo la iluminación baja azulada y los cuerpos —demasiado— juntos que danzaban en la pista. Tragó saliva, sintiéndose repentinamente nervioso por la vestimenta que llevaba y por su cara de bebé que era bastante notoria todavía. La mayoría de las personas en la fiesta del increíble "Todou" lucían de 20 años o más y él se sentía como un crío.

Incluso aunque estaba a pocas fechas para cumplir sus tan ansiados dieciocho, seguía teniendo diecisiete.

Estaba por agarrar a Megumi para preguntarle si se escondían en el baño hasta esperar a Nobara cuando sintió que alguien lo empujaba, haciéndolo trastabillar.

Su amigo pelinegro lo sostuvo del brazo antes de la caída, mirando al culpable que casi hacia caer a Yuuji.

Se trataba de un mesero, que de inmediato se disculpó, temeroso de la fría mirada que le lanzaba el chico de cabello puntiagudo. Les ofreció dos de las cervezas que llevaba en forma de disculpa, yéndose sin más con mucha prisa, escapando de la escena.

Itadori trató de gritarle que se detuviera, sin querer aceptar las bebidas alcohólicas. No obstante, el mesero ya había desaparecido en el tumulto de gente.

—Ahg, ¿Y ahora qué hacemos con estas cervezas? —lloriqueó, alzando una de las latas hasta su vista. Ni siquiera le gustaban, tenían un sabor muy amargo.

Megumi no le contestó, abriendo sin reparo la bebida que el mesero le había dado y bebiendo un trago.

Yuuji se sorprendió, mirándolo con curiosidad y sorpresa. Luego le echó un vistazo más a lata en su mano, dudoso.

No pasó mucho cuando se escuchó el sonido característico al abrir una cerveza. El pelirrosa arrugó su bonita nariz y dispuesto a no pensar demás le dió un trago largo.

—¡Es muy amargo! —Tosió leve, mientras hacía un puchero de desagrado. Megumi a su lado rió.

Pero no fue solo Megumi quien rió, porque también lo hizo un hombre sentado en el piso de arriba. Soltó una baja risa interesada, mirando con un hambre voraz al bonito pelirrosa en el piso de abajo, totalmente inconsciente de su mirada, riendo inocente con una expresión de desagrado por la bebida.

Oh, lo que le esperaba.

Midnight Mess  ☇ GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora