Ya era de noche. Satoru aflojó su corbata nada más llegar hasta su lujoso departamento, agotado de la larga jornada de toda la semana. Desde el asunto con Yuuji, ya habían pasado tres días. Era viernes y eso significaba para él atascarse de dulces y holgazanear el resto del fin de semana. Molestar a Megumi, si el tiempo le facilitaba.
Ah, y preparar los exámenes también.
Suspiró, retirando la expresión sonriente usual a una más inexpresiva. Sacó el celular de sus jeans, tirándose en el largo sillón que tenía en su sala. No se molestó al pensar que su camisa se arrugaría, más interesado en el mensaje que había recibido de Geto por la mañana.
Prefirió llamarlo en vez de enviar textos, solía ser más rápido.
El buzón timbró tres veces hasta que Suguru se dignó a contestar:— ¿A qué se debe esta llamada? Estaba por hacerme de cenar.
Su tono sonaba algo molesto, pero al albino no le importó y con un lloriqueo fingido le preguntó que "si no extrañaba su dulce voz."
—No. Ahora, ¿podrías decirme por qué me hablaste? Colgaré si no es importante.
Satoru bufó, pero acostumbrado optó por no dar más vueltas:— Tu mensaje. Apenas lo leí. Me suscitó el suficiente interés como para llamarte.
Esta vez, la voz de Geto sonó mucho más interesada. Incluso, el peliblanco pensó que se reía.
—Claro. Tenía que ser eso. ¿Sabes que te estás comportando como un maldito adefesio, cierto? Gojo, es un alumno. ¡No, peor! Un menor de edad.
El albino interrumpió de inmediato:— Está por cumplir la mayoría en un mes.
—Ese detalle no disminuye tus pecados —Gojo asintió para sí mismo, incluso aunque su amigo no pudiera verlo—, puedes engañarte a ti mismo si quieres, pero no a mí.
Satoru ni siquiera se molestó por lo que decía su mejor amigo. Era cierto. Él ya sabía lo terrible que era como adulto y profesor. Geto se lo decía de forma directa, así era él cuando estaba preocupado por algo. Por eso su amistad funcionaba. Desde la noche del bar, el pelinegro había expresado su duda de lo que ocurría y él no había hecho más que echar leña al fuego. Gojo recordaba con exactitud lo que le había dicho cuando se enteró de la edad del pelirrosa: que Yuuji estaba muy fuera de los límites.
Quiso reírse de sí mismo al recordarlo.
—Ya, entonces no creo que quieras saber más. —Fue la única respuesta que no avivaría (tanto) la furia de Suguru.
Escuchó un resoplido al otro lado de la línea. No le había contado al pelinegro todo lo que sucedía, ni lo que había hecho. Pero no era necesario, Geto era demasiado listo y lo conocía mejor que nadie. Podía intuir todas sus fechorías sin problema. Lo único que podía agradecer era que no leía mentes: así incluso él era incapaz de saber las veces que se imaginó a Yuuji bajo su cuerpo o encima de él, montando su polla. Ni siquiera recordaba en cuántas ocasiones se había masturbado en aquella sala o en su baño pensando en Itadori.
Merecía que el diablo mismo lo enviara al infierno.
—Escucha Gojo... ¿Siquiera has pensado en el pobre chico? —Mmm, no hay día que no. —Y no me refiero a obscenidades, sino a sus sentimientos, —oh —, ¡imagina las ilusiones que se ha hecho!
—Sé que está mal lo que he hecho.
—No, no sabes Satoru. ¿Sientes algo por él? ¿Algo que no sea lujuria o deseo?
El que se prolongara tanto el silencio, no fue buena señal. El albino se rehusaba a contestar porque le daría la razón, pero al ver que el pelinegro no cedía y permanecía callado, Gojo se rindió al fin:— No.
Su amigo suspiró al otro lado de la línea y por primera vez luego de muchos años, Satoru se sintió incómodo consigo mismo. Era cierto que no sentía nada por su bonito alumno. Interés, sí. Lujuria también. Era claro que era diferente de los demás, su atención hacia alguien jamás había perdurado tanto, pero ni con todos esos puntos a su favor significaba que sentía afecto —al menos uno de amor—, por Yuuji.
—Bien. Escucha, por tu propio pellejo o si mínimo te importa la salud mental de tu alumno deberías cortar lo que sea que tienen.
—... Lo tendré en cuenta. —Fue lo único que contestó, antes de que Geto colgara luego de despedirse.
Soltó el celular, sin importar donde cayera. El sillón se sentía muy cómodo, o tal vez no contaba con el ánimo suficiente para levantarse. Suguru casi siempre tenía razón y esa vez no fue la excepción.
Por primera vez, Gojo se planteó en serio que quizá, estaba siendo más mierda de lo que nunca había sido. La moral nunca fue su fuerte pero tenía que admitir que su pequeña idea de "lección para enseñarle a no meterse con adultos", se le había salido de las manos.
auto spam, pero: ya publiqué
el nuevo fic de yuuji x higuruma,
si quieren leer algo bizarro ya
está en mi perfil jdkskel omegaverse goyuu saldrá
cuando finalice midnight mess,
será más corto pero más feliz xD
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Midnight Mess ☇ Goyuu
FanfictionYuuji tenía que admitir que colarse a una fiesta que requería mayoría de edad definitivamente no era buena idea. ↳ gojo x yuuji ↳ yuuji tiene 17, pero ya va para los 18 ↳ AU los personajes son de Gege Akutami, n...