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Mientras conducía camino a la mansión, Seungmin yacía sentado en sus piernas, su cabeza apoyada en su pecho y sus piernas estiradas hasta el asiento del copiloto, dándole besos en el cuello de vez en cuando, aunque la mayor parte del camino dormía por la noche tan agotada que tuvieron.

Eran ellos dos en su mundo, Changbin los seguía en otro auto a no muy lejana distancia, él los resguardaba por si sucedía algo y por privacidad a la pareja.

Habían llegado a la mansión a medio día, y como pareja recién formada ellos entraron tan melosos como se los permitía, Changbin se burlaba de Seungmin diciéndole que es un mimado y Hyunjin lo defendía diciendo que era su niño.

Cuando quedaron solos en su habitación el rubio buscó en su maletín una caja de terciopelo.

- Esto es para ti - se arrodilló ante el menor y abrió la caja mostrando un anillo plateado con azul en el centro
haciéndolo ver elegante.

- Cariño - Seungmin se arrodilló y lo abrazó besando sus labios mientras sonreía gratamente - es hermoso, muchas gracias.

Hyunjin tomó su mano y colocó el anillo, le quedó perfecto, en su talla y su tono.

¿Podía haber algo más hermoso que esto?

Claro que podía haber cosas más bonitas pero dudaba si las podría vivir.

En eso de que la tarde cayó y los colores rojos eran reemplazados por azules oscuro, dónde las farolas empezaban a iluminar calles, la casería empezó

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En eso de que la tarde cayó y los colores rojos eran reemplazados por azules oscuro, dónde las farolas empezaban a iluminar calles, la casería empezó.

Se suponía que la pareja estaba en su habitación consintiendose como de costumbre cuando las luces se apagaron, toda la mansión quedó en silencio y ellos sin saber que hacer decidieron ir por esas bonitas velas románticas, no les importó mucho que no haya luz ya que era muy tarde y solo debían dormir.

- Las puse en el baño, espérame aquí - habló Seungmin dándole un beso y dirigiéndose al lugar, que era en su propia habitación.

En la planta de abajo se escuchó algo romperse pero no le dieron importancia, seguramente alguien estaba moviéndose y sin visión rompió algún florero.

Hyunjin mientras esperaba a que su prometido vuelva revisó su celular, nada nuevo, suspiró y miró por la ventana desde su cama.

Pero

Algo andaba mal.

Esas farola viejas de la calle daban una luz opaca a la calle y la casa de los demás aún tenían electricidad, de hecho todos tenían electricidad menos ellos.

- Que extraño, cariño afue ... - no acabó de hablar cuando algo frío y rigido rodeó su cuello y apretó intentando dejarlo sin aire - S-seungmin?

- Las encontré! - gritó desde el baño.

O santa mierda, no, no ahora.

Seungmin volvió a la habitación y vio las sombra de Hyunjin algo extraña, parecía más grande, parecía que eran dos.

- Hyunjin? Que sucede - sin entender los quejidos del mayor prendió la vela dejándola en la mesa de noche pero no tuvo tiempo de horrorisarse cuando se cuello también fue rodeado por un cable.

Empezó a dar manotazos hacia atrás tratando de llegarle a quien le asfixiaba.

- Quieta muñequita no tienes a dónde escapar - la primera y única voz se escuchó fuerte atrás de Seungmin - eres una simple aprendiz, se ve que no conoces las reglas - habló con burla el hombre.

Eso de llamarlo por un género diferente era para humillarlo cosa que no funcionaba en Seungmin pero ahora no importaba.

- I-imbecil - logró susurrar y entonces un grupo de cuatro entraron a la habitación haciendo muy notoria su llegada.

Azotando la puerta y enfocándonos con linternas.

- Gran descuido eh Mik - este se dirigió a Hyunjin tomándolo del cabello, analizando su rostro y riéndose de él, con las esposas que traía aprisionó sus manos en su espalda y sacaron una bolsa de plástico - hagamos esto más divertido, cuánto tiempo crees que aguante el rubiecito antes de que hagas lo que queremos.

La bolsa fue puesta en el moribundo y sin alimento de Hyunjin, exactamente en su cabeza apretando en el cuello para que la bolsa sea su único recurso de oxígeno. El menor vio todo eso con horror su lindo chico siendo sometido a aquella tortura, las fuerza no salían de su cuerpo, pero pudo alzar la voz.

- ¡Imbécil! suéltalo, él no tiene nada que ver en esto si querés algo házmelo a mi, ¡dejalo en paz!, no te atrevas a tocarlo! - gritó con fuerza haciendo que su cuello fuerce el cable y se ponga rojo de la ira.

Hyunjin gimió al sentir sus pulmones sin aire, movió las piernas desesperado - haré lo que quieras pero déjalo - la voz de Seungmin cayó en picada sintiendo romperse algo dentro de él cuando vio a Hyunjin moverse desesperadamente por un poco de aire - p-por favor suéltalo.

Las lágrimas traicionarían a ese hombre imponente, ese que no tenía miedo de matar y ser matado, pero ver a la persona que amaba de esa forma tan vulnerable y sin razón aparente siendo tratado como culpable le quemó el alma al rojo vivo.

Los seis hombres que están ahí se burlaron de como el menor lloraba sin consuelo pidiendo que liberen a Hyunjin.

- Tu lo dijiste nena, harás lo que el jefe diga, ¡vámonos! - el hombre que tenía a Seungmin dió la orden alzandolo como un costal de papas, que ya había sido esposado de pies y manos con antelación, y por últimas vez alcanzó a ver a Hyunjin como la bolsa era rota dejándola aún sujeta a su cuello antes de golpearlo en la cara y dejarlo inconsciente en la cama.

Como no conocían al dichoso rubio lo dejaron sin esposas, prácticamente lo vein como un simple humano indefenso.

"Que haría un chico que solo es el juguete sexual de un mafioso caprichoso"

No pudo saber más de Hyunjin cuando un tela negra tapó su rostro, fue amarrada a su cuello y sin querer se desmayo.

Era su fin, habían atrapado al emperador MIK....

No Conoces La Maldad || HYUNMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora