Día 3

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Seguimos con más postcanon feliz. Hoy, dos invitados muy especiales~

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Día 3: La familia es más que la sangre, es la que se elige de corazón.

Los días tranquilos son una verdadera bendición. Incluso con dos jóvenes, unos verdaderos prodigios, midiendo su fuerza en un combate amistoso en el que Juushiro es su único espectador. 

Juushiro disfruta de a poco su té verde bajo el roble firme y frondoso que ha dado vida a su jardín durante las épocas. Las espadas chocan no mucho más allá y las voces entusiastas avivan este ambiente privado. Y cuando bebe su último sorbo, tomándose su tiempo, se levanta de su lugar… Es hora de que los chicos tengan una deliciosa merienda y descansen un rato. 

—Ichika, Kazui —los llama lo suficientemente alto como para captar su atención —. Vengan aquí. 

Y es obedecido, pronto la Ichika vivaz y el más tranquilo Kazui están ante él, cansados pero ansiosos y hambrientos. Juushiro ofrece con ilusión los aperitivos que preparó exclusivamente para estos dos pequeños que tanto cariño les tiene y las miradas se iluminan, llenándolo de alegría y satisfacción. 

Comen y comparten a gusto bajo el roble que los cubre en esta soleada tarde de verano. Los niños no dejan de bromear, sacándole múltiples sonrisas a él por igual, y preguntarles de todo un poco. Por supuesto, Juushiro encantado aclara cada duda y comparte cada anécdota.

—Eres como un abuelo, sabio y divertido —le había confesado Kazui, en su inocencia, una vez. Ichika, a su lado, incluso estuvo muy de acuerdo. Y tanto les gustó la idea que estuvieron llamándolo abuelito por un tiempo… Hoy día siguen haciéndolo de vez en cuando, y a Juushiro realmente le gusta esto.

Quien diría que el jubilarse de capitán lo convertiría en un abuelo de estos dos revoltosos, tan particulares a su manera, que definitivamente adora como si fueran sus propios nietos. Pero la verdad es que la familia va más allá de la sangre, es la que el corazón acoge con ternura. 

—Hola, ¿Hay espacio para uno más? 

—¡Abuelo Kyoraku! 

Porque Shunsui, el respetado capitán comandante, tampoco se salvó de convertirse en un abuelo también. Salvo que él es el más sinvergüenza y alcahueta de los dos. 

—Toma asiento, Shunsui.

Probablemente Shunsui se ha escapado del trabajo, un mal hábito que aún en su actual puesto no deja, pero Juushiro se siente tan bien hoy que lo dejará pasar, contento con su presencia. Le sirve un té, alegando una falsa disculpa por no poder honrarlo con un buen sake, y la charla entre los cuatro se vuelve todavía mejor. 

Es una verdadera dicha. Compartir con el hombre que ama y los primogénitos de compañeros, amigos y aprendices. Juushiro no se puede quejar, para una persona que tuvo una esperanza de vida casi nula cuando apenas era tan pequeñito esto es más de lo que puede pedir. 

Poco después, Ichika y Kazui están repuestos para continuar con su entrenamiento, en el que Juushiro les da la libertad de experimentar bajo su supervisión y, como no, enseñanzas. Shunsui, a cambio, se acerca un poco más y, habiendo dejado su sombrero a un lado hace rato, se pone cómodo en su regazo. Juushiro también lo deja ser en esto, aunque advierte: 

—Nanao estará molesta.

—No te preocupes, sabe lidiar con esto —no es de esperar la respuesta despreocupada del hombre a gusto en su regazo —. Además del capitán y líder, también soy un esposo que quiere dedicarle tiempo a su guapo amante.

El susurro amoroso envía calidez a su pecho y acelera su corazón, como si no hubieran pasado los años. Shunsui siempre ha sido atento, cariñoso y único, incluso con su sinvergüenzura sigue cautivándolo, es parte de su encanto después de todo. Bueno, no puede esperar menos del hombre que no dejará de amar.

Shunsui podrá ser muchas cosas, pero no es un irresponsable. Se comprometió con su preciado escuadrón ocho y luego con el seireitei entero… Pero ante todo, y primero que nada, ha estado comprometido con él y su amor mutuo. 

Las palabras no vienen a Juushiro, realmente conmovido, y a cambio atrae a este marido suyo para un beso bien merecido. Shunsui coloca una mano cálida en su mejilla y Juushiro le corresponde rodeándolo con sus brazos.

—Ugh, se están besando —la queja de Ichika, que los separa en seguida, viene desde cerca.

—Mis papás siempre lo hacen —Kazui, por su parte, los mira sin inmutarse. 

—¿Cómo? — oh, esa voz traviesa de Shunsui que Juushiro conoce muy bien — ¿Así? — y lo besa sin más. 

El gesto disgustado de Ichika se profundiza y Kazui, ajeno a esto, asiente. 

—Los ancianos como nosotros también podemos besarnos, ¿Verdad, mi amor? —definitivamente Shunsui puede ser más infantil que los dos chicos juntos. 

Juushiro pone los ojos en blancos, pero su sonrisa acompaña sus mejillas coloradas por el gesto, las palabras y el momento. 

Definitivamente, Juushiro no cambiaría esta familia de corazón por nada. 

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Un solo corazón | Bleach - Shunuki WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora