012 | Día 4: pasitos de pingüino

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🎶Lo que yo siento por ti no tiene explicación, y solo me preguntó cómo derrumbaste en mi cada rincón 🎶

🔱 100 años

La noche de ambos había pasado entre charlas nocturnas, pensamientos al fin expresados y verdades a la luz.

El sueño jamás llegó a ambos. Solo podían concentrarse uno en el otro cada instante. Dylan por su parte, apreciaba cada una de las reacciones de Thomas; al mismo tiempo, Thomas observaba cada instante el rostro de su amado, notando su risa, sus ojos brillosos y alegres, y por su puesto, su preciosa risa.

Comenzaba a amar su risa con locura.

— Entonces, ¿Vives cerca del mar también? —El rubio asintió, a lo que Dylan recargó su cabeza en sus brazos, suspirando—. ¿Y has explorado el mar?

Thomas comenzó a escribir en su libreta ya casi por terminarse, mostrando el resultado.

°Como un millón de veces. Parezco más un tritón que un humano°

El mayor sonrió, encantado de ver esa sonrisa suave en los labios del joven que reposaba en su cama.

— Debe ser fascinante conocer tan bien el mar...

El rubio hizo una mueca, seguido de encoger los hombros, comenzando a escribir.

°Un poco maravilloso, sí°

— ¿Un poco? Vamos~ seguro y es increíble. Digo, fuera de que casi muero ahogado, amo el océano. —Dijo feliz, acomodando su cabello hacia atrás, notando como su amado salvador escribía efusivamente—. ¿Ocurre algo?

°El sol está por salir, y yo me estoy quedando sin espacio en la libreta°

Dylan observó la ventana con asombro, percanta dónde de que, efectivamente, el sol ya estaba mostrando sus primeros rayos. Sonrió, acercándose para besar la mejilla de Thomas, sorprendiéndolo.

— Iré por otra libreta y a hablar con mis padres, no te muevas de aquí, ¿Si?

El ex tritón apenas pudo asentir, alcanzando a ver a su amado salir apresurado para hacer quién sabe qué. Ariel solo podía pensar en lo bien que se habían sentido sus labios en su piel.

Llevó su mano a su mejilla, sintiendo aún la presión fantasma del beso que le dio; fue cosa de un instante para que se tumbara en la cama, llevando una almohada a su rostro para revolotear cuál colegiala enamorada.

Deseaba un beso de amor verdadero, lo anhelaba, pero su Dylan era tan retacado y dulce, y era algo que lo alocaba demasiado.

"Un poco más, y pasará de la mejilla a los labios~". Pensó extasiado. "Diosas, no me la creo, lo hice, ¡Se lo dije!"

Pensar, que a pesar de que todo iba tan bien, comenzarían a ir las cosas tan mal...

|| The Little Mermaid ||

Dylan salió apresurado de su habitación, riendo como un infante en dulcería mientras se acercaba a las escaleras, bajando por el barandal para, acto seguido, llegar al comedor donde sus padres estaban bebiendo café. Le dio su mejor sonrisa y se acercó a su madre, besando su mejilla.

— Madre, no lo vas a creer.

— ¿Que cosa, pequeño?

— Lo encontré, ¡encontré a mi salvador!

— ¿El chico que te rescató? —Preguntó esta vez su padre, a lo que Dylan asintió más entusiasmado.

— Es Tommy, el chico que rescaté, solo que tiene una lesión en su garganta.

𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙼𝚎𝚛𝚖𝚊𝚒𝚍 [𝙳𝚢𝚕𝚖𝚊𝚜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora