006| Enamorado

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🎶 Quiero ser encarcelado dentro de ti y nadar en ti, quiero conocerte más. Explorar y aventurarme en tu profundo bosque de misterio. Aprecio la obra maestra que eres porque tu sola existencia es arte. Me imagino esto todas las noches todos los días porque de todas maneras es un sueño sin sentido 🎶

🔱Just One Day

Agosto, 2010

Ariel se vio en el espejo una vez más, satisfecho con su trabajo: llevaba un sombreado de ojos café claro con toques dorados, un delineado suave y un brillo particular en su mirada. Era un muy buen trabajo para ser su tercer intento.

—Ariel, ¡sal de ahí!, ¡llevas toda la mañana dentro! —Alana gritaba hastiada, viendo como el menor salía con una tenue sonrisa en su rostro, sorprendiendo a todas.

El rubio se sentó frente a uno de los espejos, cepillando su cabello mientras tarareaba aquella canción que revelaba sus mayores anhelos. Ya listo y arreglado se fue con una flor en manos, ignorando que sus hermanas le rodeaban le observaban con si vieran a un tiburón ya extinto hace siglos. Tal era su ensoñación que chocó con su padre, riendo por su despiste. Ignoró el hecho de que él y su padre estuvieran en desacuerdo y le puso la flor en el cabello, sonriendo en el acto.

—Buenos días, padre.

Andrina y las demás se acercaron a su padre, notando como este le regresó el saludo con gran alegría, tomando la flor de su cabello para verla con curiosidad. Una vez perdieron al joven tritón de vista, Andrina rió agitando sus manos.

—Oh, no puedo creer que en serio esté pasando.

—¿Qué?, ¿qué cosa, Andrina?

Todas sus hijas le vieron, no creyendo que su padre aún no lo notara.

—¿No es obvio, padre? Está enamorado. —Comentó Andrina juntando sus manos, enternecida de ver a su hermanito menor así de feliz.

—¿Enamorado dicen? —Cinco de ellas asintieron, ignorando como Attina parecía al borde del desmayo.

"Oh, Poseidón, que no sea lo que creo que es". Attina jugó con su cabello, nadando a prisa para tomar su agenda con pinta de libro de historia y salir con rapidez, no dando explicaciones.

|| The Little Mermaid ||

Después de largas horas de comidas con gente de la alta sociedad Atlántica y de oír a su padre hablar y hablar de reformas, firmas de tratados y nuevos proyectos, Ariel finalmente estuvo libre de sonreír falsamente, dejando de lado las formalidades para nadar a prisas hacia la superficie, siendo seguido por Flounder de cerca.

—¡Ariel! No creo que sea seguro. Llevas días viniendo a donde mismo.

—Por que todos los días viene aquí, Flounder. Es la única forma de verlo y que él no me vea. —El oji ámbar sonrió escondiéndose detrás de una roca, viendo de reojo en busca de su amado.

Quizá después de media hora fue que su sonrisa se desvaneció, convencido de que quizá había ido más tarde de lo habitual, aunque eso no tenía sentido para él: la luna resplandecía igual de hermosa que siempre, las olas eran tranquilas y suaves, y el viento parecía llevarse todos sus secretos cada anochecer.

—Oh, Flounder, ¿crees que he llegado tarde?

—Creo que ni siquiera debiste haber venido, hermano.

Ariel volteó asustado, encontrando a Attina con un aspecto extraño: a diferencia de siempre ahora no llevaba sus arreglos en el cabello, llevándolo suelto y lacio, totalmente natural. A simple vista, sus facciones sin maquillaje y sin su ceño fruncido característico le daba aires más joviales, no pareciendo una chica de veintiséis años.

𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙼𝚎𝚛𝚖𝚊𝚒𝚍 [𝙳𝚢𝚕𝚖𝚊𝚜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora