005| Destinado a conocerte

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🎶 Bajo nubes de oscuro color, entre todo el mar, solo pude ver qué bajando ibas tú. Y mi cuerpo solo estremeció, eso lo sentí, la tristeza inmensa sintió mi corazón 🎶

El día era especialmente perfecto. El viento fuerte, marea controlada y una brisa que hacía a Dylan estremecer.

—Es un día espléndido para estar en el mar, ¿no es así, papá?

Dylan volteó a ver a su padre, el cual se encontraba vomitando en el otro extremo, lo cual impedía que respondiera a la efusividad de su único hijo.

—El rey Tritón debe estar muy feliz hoy, joven Dylan.

El moreno vio con cierto recelo al tripulante del barco mientras lo ayudaba, dudando de que en serio el hombre mayor aún creyera en cuentos para niños.

—¿No conoce la historia del rey Tritón, príncipe? Todo aquel que se haga llamar marinero debe conocerla. Es el rey que gobierna a todas las sirenas y todo el océano conocido y por conocer. —Le secundó un segundo marinero a bordo, haciendo que el joven peli negro riera suavemente.

—Sí, algo he oído...

—Sirenas. No creas cosas como esas hijo, ocupan espacio en tu cerebro que puedes ocupar en otras cosas —al fin pudo decir su padre con voz ahogada e irritada, demostrando aún signos de mareo.

Dylan sonrió sin mostrar los dientes, sabiendo que no era conveniente revelar que sí que creía en esas historias. Claro, solo un poco. "Solo lo suficiente como para recordar mi infancia". Se decía a sí mismo mientras ayudaba a cargar el pescado recién recolectado.

|| The Little Mermaid ||

En las profundidades del océano, todo era calma, hasta que Sebastián y Flounder escucharon los gritos del rey. Ahí comprendieron que apenas estaba iniciando la tormenta.

—¡No puedes estar hablando en serio!, Ariel, estamos a un par de meses de tu coronación, no puedes simplemente decir que no quieres ser rey, ¡es tu responsabilidad!

—Padre, ¡no puedo aparentar ser alguien toda mi vida! El trono no es para mí. Attina haría un excelente trabajo como reina.

—¿Bromeas conmigo?, ¡Attina no puede gobernar!, ¡solo un hombre puede!

—¡Pero padre!

Flounder no aguantó oír como la voz de su amigo se quebraba, entrando con nado a máxima capacidad y colocándose delante de él.

—¡Ariel no tiene la culpa! —dijo con tono tembloroso, arrepentido de haber interferido. Con paso cauteloso y ante la mirada escéptica y casi burlesca del rey continuó—. Él h-ha cumplido con ayudarlo. S-Sí, solemos dar paseos, y a-a veces se nos va el tiempo por estar hablando y más por qué esa gaviota parece no querer parar de hablar pero...

—¿Gaviota? —Repitió escandalizado, comprendiendo todo. Colérico miró al par de amigos—. Ahora entiendo. Así que a este punto a llegado tu obsesión.

—No es una obsesión.

—¡Pues no pareciera, Ariel!, ¡dejas de lado a tu pueblo para visitar a esos bárbaros!

—¡No son bárbaros!

Tritón abrió la boca, mostrando por primera vez señales de duda en su hablar; acto seguido, volvió a fruncir su ceño, tomando el mismo tono de voz anterior.

—¡No me levantes la voz así, jovencito!

—¡Ya no soy un niño como para que trates de controlarme así!, ¡tengo veintiuno!

𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙼𝚎𝚛𝚖𝚊𝚒𝚍 [𝙳𝚢𝚕𝚖𝚊𝚜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora