🎶 ¿Qué debo dar para vivir fuera del mar?, ¿qué hay que pagar para un día completo estar? 🎶
🔱 Parte de él
Y tal como pensó Ariel, su padre le esperaba furioso en su trono, esperando una respuesta de su hijo.
—Solo una noche, Ariel, te pedí que te presentaras solo una noche. ¡Eras el último en salir para aceptar el título que se te ortogará y no te presentaste! Espero tengas una buena excusa para aparecer apenas ahora.
Ariel escondió mejor su bolso, pensando en una excusa que no hubiese usado ya para faltar a eventos reales.
—Perdón, padre. Salí a dar un paseo para mentalizarme sobre lo importante que era hoy. Tengo apenas dieciocho y...padre —el rubio se atrevió a levantar su mirada, notando como el ceño de su padre continuaba fruncido—. Dijiste que cuando cumpliera dieciséis podría ver el mundo humano, explorar a mis anchas, y nada ha sido cierto. Perdón si he faltado hoy, pero sabes que...
—Que tu lealtad no está con tu reino —le completó con rabia, haciendo que el chico retrocediera por inercia al ver cómo se levantaba de su sitio—. Si no te he permitido ir es por qué el mundo terrestre es horrible, con gente aún más terrible, engañosa y embustera. ¡No son de fiar! Y mi único hijo no se rodeará de simples y asquerosos humanos.
—No soy tu único hijo...
—¡Sí lo eres! Ahora más te vale que olvides esas locuras de salir y explorar. A partir de mañana comenzarás a aprender todo lo que no has querido en estos años, Ariel, y más te vale hacerlo con buen humor.
El joven bufó disimuladamente, haciendo que un mechón pequeño de cabello se moviera con gracia. No quería, en definitiva no quería.
Después de aquella "charla" Tritón por fin dejó que su hijo partiera a su habitación, yendo en absoluto silencio hasta que, ya a unos metros de la tela azulada con dorado designada como "su área" fue interceptado por Adella y Arista, viendo al fin sus muecas de molestia. No fue hasta que Adella le apuntó con su espejo de mano que supo que sí estaba enojada.
—¡Tu!, ¡vago y estúpido!, ¡¿sabes en el aprieto en el que nos metiste?!, todos en el palacio esperaban ver al "futuro rey", ¿y que encontraron?, ¡que el supuesto siguiente gobernante de los siete mares estaba desaparecido!
—Adella, hola, yo también te extrañé, y sí, estoy bien, un tiburón no trató de comerme, gracias por preocuparte. —Ariel rodeó a sus dos hermanas, ofendiéndolas con esas simples palabras.
Alana llegó con una peineta naranja en su cabello oscuro, apuntando a Ariel también con su espejo. Ahora eran tres contra uno.
—Sí, Ariel, ¿acaso crees que siempre vas a poder hacer lo que quieras? No por que seas el niño consentido de papá significa que no debas cumplir con el reino. Hoy nos hiciste quedar muy mal con nuestro pueblo.
—Lo sé, Alana, lo siento, ¿puedo irme ya a mi habitación?
—No hasta que nos digas qué fue tan importante como para faltar a tu presentación, por que claro, siempre se debe tratar de Ariel, el próximo rey, nunca de Attina, Alana, Aquata, Andrina, ¡no!, ¡siempre se tratará de nuestro vago y estúpido hermano menor!
El rubio retrocedió considerablemente, tratando de que detuvieran las ofensas contra él. Accidentalmente, entre balbuceos y disculpas terminó por entrar en la habitación de alguna de sus hermanas.
Ahí, Attina dejó de tocar el arpa para ver con preocupación a su hermano, el cual parecía al borde del llanto.
—Ariel, ¿que ocurrió?, ¿padre te hizo algo o estás así por lo que han dicho las chicas?
—¿Las oíste?
La castaña le miró con pena, sintiéndose una chismosa.
—Cada palabra, pequeño.
Solo esas palabras bastaron para que nadara lo que les separaba de distancia, abrazándola hasta ambos caer en dónde ella dormía. Attina se limitó a regresarle el abrazo con fuerza, sabiendo lo sensible que era su hermano.
—Ariel, quisiera decir que ellas son las malas, pero tú debes admitir que tu comportamiento no va de acuerdo con lo que el pueblo y nuestro padre desean.
—P-Pero Attina...
—Ariel, te diré esto por qué te quiero demasiado: el pueblo necesita un rey. Padre ya no está en su época dorada, y debe descansar. Nosotras siempre estaremos para apoyarte hasta que encuentres a una sirena que cumpla tus expectativas y pueda liderar a tu lado, pero para que logremos todo eso debes prepararte. Solo...—la castaña ya no aguantó retener las lágrimas, observando como su hermano seguía hipando y llorando por todo lo ocurrido recién—, solo necesitas aguantar. Te ayudaré a sobrellevar todo esto, te enseñaré todo lo que sé.
—Pero no quiero ser rey. No sirvo para serlo...
Attina limpió sus lágrimas, y poco a poco limpió el rostro de su hermanito, notando sus brillantes ojos ámbar cansados.
—Y yo no quiero que te desmorones sin antes luchar, Ariel. Dame una oportunidad. Si para cuando cumplas veintiuno no hallamos una solución, veremos cómo ayudarte a escapar más lejos de la barrera de coral.
El rubio se sentó correctamente en su sitio, viendo a su hermana con asombro.
—¿H-Hablas en serio, Attina?
La chica asintió, golpeando con cierta gracia el hombro del menor.
—Ahora levanta la cabeza con orgullo y no dejes que las palabras de nuestras hermanas te afecten, les afectó tanto maquillaje y wraps de algas.
El rubio obedeció a sus palabras, limpiando su rostro y dispuesto a salir, no sin antes ser detenido por la amante del naranja.
—Alto ahí, príncipe, primero hay que hacerte ver como lo que eres: un príncipe hermoso y aventurero.
El chico rió ante las palabras de su mayor, tomando asiento frente al espejo de su hermana, dejándose hacer. Fue cosa de minutos para que Ariel saliera de la habitación de Attina con un suave delineado que hacía ver sus ojos más grandes, un sombreado tan tenue que solo resaltaba su belleza natural, y un suave brillo labial rosado pálido. Su piel resaltaba por su cuidado adecuado más no extenuante.
Sus hermanas le miraron de reojo. Debían admitir que parecía otro, y eso que solo había desaparecido unos minutos. Era obvio que eso era obra de Attina.
—¡Vaya, Ariel! Parece que es cierto eso que dicen: un poco de maquillaje y hasta el más feo tritón se volverá un galán. —Arista rió por su chiste, siendo secundada por Alana y Adella.
—¡Vaya, Arista!, ¡parece que te ha explotado la cena en la cara! —Contraatacó Andrina con su risa gangosa y contagiosa, haciendo que Ariel riera disimuladamente por la mueca de disgusto de su hermana mientras se iba en silencio a su habitación, dejando su bolso frente a su espejo.
Ya estando solo suspiró, notando como Flounder salía de su escondite.
—Hola, amigo.
—Ariel, ¿que te han dicho?
El rubio se vio al espejo, viendo ese nuevo decorativo en su rostro. Solo era actuar, no? Eso era sencillo.
—Actuaré como el nuevo rey de los siete mares. Solamente eso.
⏯️
Segundo capítulo y creo que ya se va viendo que ocurre en la familia de nuestro rubito 😓 espero y les esté gustando la historia. Ya en el siguiente capítulo aparece Dylan~
Atte. Elizabeth Min
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𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙼𝚎𝚛𝚖𝚊𝚒𝚍 [𝙳𝚢𝚕𝚖𝚊𝚜]
Fanfiction¿Sabías que existen las sirenas?, ¿que existe un mundo debajo del mar? Dylan O'brien no lo sabía, pero una noche desafortunada en un incidente lo descubrió, oyendo solamente la hermosa melodía que su salvador le dedicó antes de desaparecer sin dejar...