25. Reencuentros y despedidas

654 51 20
                                    

-No lo voy a permitir- dijo Chishiya, cruzándose de brazos y poniendose como barrera humana para que no pasara.

Estábamos fuera de un recinto que indicaban ser la arena del rey de diamantes.

Chishiya y yo nos habíamos estado quedando en una habitación de un pequeño hotel durante un par de días, antes de decidir salir a jugar de nuevo, por precaución a la visa.

-Por Dios, no soy tan mala para los juegos de diamantes- repliqué, tratando de cruzarlo.

-No estoy diciendo que seas mala, estoy diciendo que es un rey, y no te voy a poner en peligro.

-Chishiya, no soy una niña que necesita ser protegida todo el tiempo, a parte, si usamos esa lógica yo tampoco te voy a dejar ir contra un rey para ponerte en peligro.

-Uno, tal vez no seas una niña, pero si puedo hacerlo, voy a protegerte de morir; y dos, yo no me estoy poniendo en peligro porque yo se lo que estoy haciendo.

-¿Estas tratando de decirme que no se lo que hago?

-Estoy tratando de decirte que no te voy a dejar entrar a este juego.

-Por Dios, solo déjame entrar.

-Escúchame, Kyomi- me tomó por los hombros y me miro directo a los ojos-. Te iras a la reina de picas, porque no hay otro juego de corazones abierto, y nos vamos a ver de nuevo en el hotel. No voy a dejarte entrar a un rey, y tu segundo mejor juego es el de picas. Eres fuerte, así que úsalo.

-¿Estas diciendo que no soy lista?- hice pucheros.

-Estoy diciendo que no estoy dispuesto a perderte- soltó de golpe, haciendo que me quedara helada-. No estoy dispuesto a perderte, tú... tú me haces una mejor persona, tú me haces querer vivir de nuevo, y si te pierdo, yo... yo no se que haría.

Lo abrace con fuerza, y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Sentía que después de todo lo que había pasado entre nosotros, nuestra relación se había vuelto más genuina.

En los días que habíamos estado juntos habíamos hablado más de nuestras vidas futuras y pasadas, lo cual me hacia sentir que habiamos hecho una conexión de manera personal, que antes no habíamos hecho.

-Estaré bien- sonreí, viéndolo de nuevo a los ojos-. Sin importar si entro al rey de diamantes, al de picas o al de corazones. Te prometo que voy a estar bien.

-Los juegos de diamantes son estratégicos y tú... lo que quiero decir es que... -suspiro-. No suelo decir esto, y no quería basar todo mi argumento en ello, pero, la razón por la cual no quiero que vengas conmigo es porque tengo un mal presentimiento.

-¿Me estas diciendo que tú, Shuntaro Chishiya, se está dejando llevar por un "presentimiento"? -me burle.

El chico suspiro, como enfadado y se cruzó de brazos de nuevo.

-Es la última vez que me preocupo por ti.

-Hey, no -sonreí, y lo tome de los hombros-. Es lindo que te preocupes por mi.

El chico se acercó a mi de golpe y me dio un beso en los labios. Creo que jamás me había besado de esa manera tan... desesperada, como si tuviera miedo genuino.

Me jalo por la cintura, y yo llevé mis manos a su nuca, enredando mis dedos en su cabello. Él coloco sus manos en mi espalda baja, jalandome aún más hacia él.

Se alejo ligeramente y acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja con delicadeza.

-Cuidate- susurro-. Por que tú eres lo único que... Lo único que me importa en esta vida.

El lobo y la oveja [Shuntaro Chishiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora