30. El final de todo

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Abrí los ojos, y una luz blanca me cegó. Me costó un par de segundos acostumbrarme al brillo de esta, y me tomo otro par de segundos el darme cuenta de que estaba en un hospital.

-¿Kyomi?- pregunto una voz familiar, que me hizo voltear.

Pude ver a Arisu, que se incorporaba en su camilla.

-¿Arisu?- dije, con la voz débil. Sentía un dolor agudo en el abdomen-. ¿Qué pasó?

-Un meteorito cayó en Shibuya- murmuro-, eso fue lo que Hajime dijo.

-¿Un meteorito?- rei, por la ironía del asunto-. Debo tener muy mala suerte si justo el día que llegue de imprevisto a Tokio cayó un meteorito por donde pasaba- suspire con pesar y me deje caer sobre la cama.

-¿Que hacías aquí? Creí que no te vería hasta el siguiente año.

-Sorpresa- dije entre dientes.

Tres enfermeros entraron a nuestra habitación y dos de ellos tomaron la camilla por los dos extremos de la cabecera. El más joven de ellos se acercó a mi con un portapapeles entre sus brazos.

-¿Señorita Mizuno, Kyomi?- pregunto.

-Solo Kyomi- murmure. Hacía mucho que había dejado de usar el apellido de mi padre.

El enfermero hizo un par de anotaciones, para después darle una mirada rápida a los dos enfermeros en el respaldo de la camilla, los cuales comenzaron a moverme hacia la puerta.

-Hey, esperen, ¿a donde la llevan?- dijo Arisu, tratando de incorporarse.

-Tu amiga estará bien, ya despertó así que la trasladaremos a otra habitación, en unos minutos vendremos a trasladarte también. Tu familia ya está informada de esto- dijo el mismo enfermero del portapapeles, mientras los otros dos comenzaban a mover mi camilla hacia otra habitación.

Me habían movido a una habitación con otras dos personas. Eran dos chicos, aunque aún no los había podido ver debido a que había una cortina separandome de ellos.

Escuche una tos y voltee, aunque después de unos segundos me arrepentí, ya que recordé que la cortina estaba cerrada.

-¿Qué pasa?- pregunto uno de los dos chicos, el cual tenía la voz grave y rasposa.

-Parece que sufriste un paro cardiaco, ¿verdad?- dijo el otro chico.

-¿Como lo sabes?

-Porque yo igual.

-Que coincidencia.

Hubo un pequeño silencio y solte un suspiro. Sabia que no me verían, pero también quería participar en su conversación.

-¿Estar casi muertos cambio algo en ustedes? - pregunté, esperando que alguno me contestara.

-No lo se- dijo el primer chico-. Ahora soy muy feo- suspiro-. ¿Que hay de ti?- preguntó, aunque no sabía si se refería a mi o al otro chico, así que espere a que contestara él.

-He estado desperdiciando mi vida, pero creo que a partir de ahora podría cambiar un poco de eso... o al menos intentarlo- también suspiro. Pude escuchar un movimiento brusco-. ¿Y tú, chica desconocida?

-Creí que ya había estado cerca de la muerte las suficientes veces como para que no me importara, pero... esto me hizo pensar que tal vez... que tal vez solo he estado ocultándome de ella, y no he vivido la vida que quiero vivir en realidad- murmure. Sentía la garganta seca.

-Al menos se que no soy el único que era... un bueno para nada- dijo el primer chico, con una pequeña risita cansada al final de su oración.

-Supones bien- dijo el segundo chico.

El lobo y la oveja [Shuntaro Chishiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora