1. Bienvenidos a Borderland

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Cuando abrí los ojos, una ráfaga de aire helado me hizo estremecer. Estaba tirada en el suelo, justo en el centro de la calle.

Me levanté de golpe y me acerqué a la acera con el corazón acelerado, pensando que en cualquier momento un auto podría aplastarme.

Me recargue en un pilar detrás de mi, mientras trataba de recuperar el aliento. Estaba acomodando el sueter sobre mis hombros de nuevo, cuando me di cuenta de que no había ningún auto o persona a mi alrededor.

Me aseguré una vez más, creí que tal vez mi mente me estaba jugando una broma, pero parecía ser real. La ciudad de Tokio, vacía. Tal vez estaba muerta.

El silencio a mi alrededor era ensordecedor así que comencé a caminar sin rumbo por las calles. No había ni un alma. Por un segundo agradecí haberme puesto tenis ese día, porque estaba agotada de tanto caminar.

Después de un par de horas, regrese al lugar donde todo había comenzado, y me dirigi hacia la estación de metro. Entré con el corazón palpitandome en los oídos y caminé a los baños del lugar, sintiendo que cada paso que daba era crítico.

Me miré en el espejo. No me veía terrible para haber estado acostada en la calle. Arregle con las manos el pantalón blanco que tenia, y limpie una mancha de polvo en el costado de mi top rosado.

-¿Qué está pasando? -pregunte en voz alta.

Mi voz retumbó por toda la sala, para después quedar en completo silencio otra vez.

Después de unos segundos, un par de voces llamaron mi atención, así que salí del baño corriendo para encontrarme con tres jóvenes que salían del baño de varones, aparentemente igual de confundidos que yo.

-Hey -grite, haciendo que se dieran vuelta, los mire fijamente y sonrei aliviada-. ¡Arisu! -corrí hacia el chico y lo abrace con fuerza, él también me abrazo.

-¡Kyomi! Creí que no te vería hasta el siguiente año -dijo el chico, mirándome fijamente.

-Sorpresa -dije entre dientes-. Planeaba ir a buscarte en algún momento, pero no quería ir a tu casa y...

-Toparte con mi hermano, lo entiendo -rio el chico.

-También nos alegramos de verte Kyomi- dijo uno de los chicos a un lado de Arisu, mientras me extendía la mano; yo la tomé y lo jale hacia mi para abrazarlo.

-También te extrañé, Karube -después de unos segundos vi al otro chico -¡Chota!

-La pequeña Kyomi ha regresado -dijo el chico, mientras se acercaba a mi y me abrazaba.

El chico siempre me hacía burla por mi estatura, a pesar de que solo era un par de centímetros más alto que yo.

-Íbamos a buscar más personas, pero...

-No hay nadie más -respondí rapidamente.

-¿Como lo...? -comenzó Chota, pero lo interrumpí.

-Deambulé varias horas buscando a alguien -suspire con pesar-. Son las primeras personas que me encuentro.

-¿Estas segura? -pregunto Karube, parecía conmocionado, y yo solamente asentí.

Salimos de la estación, y dimos un par de vueltas por la ciudad, hasta que la noche nos alcanzó.

Estábamos cansados, y nos sentamos en el suelo. Los chicos platicaban y reían, mientras yo miraba la vacía ciudad, tratando de no pensar demasiado en lo que sucedía.

-Hey -dijo Arisu, poniendo su mano sobre mi hombro-. ¿Estás bien?

-Si -sonreí.

Arisu apretó mi hombro como forma de consuelo y sonrió.

-Todo estará bien -dijo.

Le sonrei de vuelta, cuando una luz encima de nosotros, nos iluminó. Los cuatro nos pusimos de pie y dirigimos la vista al monitor que se encendió. En letras grandes y negras decía "Ingreso a la arena de juego", seguido de una flecha.

-¿Juego? -pregunto Karube.

Arisu y yo volteamos hacia donde la flecha apuntaba. Encima de un edificio, había una luz rojiza que lo alumbraba y hacia ver espeluznante.

-Miren -señaló Arisu-. Hay luces, debe haber gente.

-Eso no estaba ahí antes -murmure para mi.

-Debemos ir -se apresuro Karube, y comenzó a correr en dirección al edificio.

Chota lo siguió, pero Arisu y yo nos quedamos ahí un par de segundos más.

-Hey, todo estará bien, te lo prometo -me aseguro, y después me hizo un gesto para que siguiéramos a los dos chicos que seguían trotando en rumbo a lo desconocido.

El lobo y la oveja [Shuntaro Chishiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora