Cap I: Lili

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7 de febrero del 2000, son las 12 am después de un largo día una hermosa mujer da a luz a una bella criatura, un ser humano más, pero para ella especial, una criatura pura y con sentimientos verdaderos, sin maldad y con un gran cariño que brota de sus entrañas, una personita que miras y no te pasa por la mente que pueda llegar a crear un demonio pervertido dentro de sí, pero este mundo, ente lugar donde desde los primeros días que nació el amor fracaso, lo convierte con el tiempo en lo que actualmente es.

Este lugar le hace desarrollar ese demonio, esa doble personalidad, para proteger su corazón y sus sentimientos, este lugar lo obliga a activar ese demonio que llevamos en silencio dentro de nosotros.

Está linda criatura con el paso del tiempo llega a comprender y disfrutar las ideas oscuras que desarrolla su demonio sádico al punto de sentir tanto placer como para llegar al clímax solo con otorgar goce con dolor a otro cuerpo, tan solo con ver y sentir gemir y retorcerse a otro ser.

A medida que pasa el tiempo, se hace más fuerte, y como todo adolecente tiene fantasías sexuales las cuales quiere realizar con mujeres mayores que él, porque las de su época no entenderían su forma de pensar o no resistirían a las locas ideas que pasan por su mente.

En su tiempo libre trabaja perfeccionando sus ideas pensando constantemente en como atraer y atrapar a estas mujeres que tanto desea, lo cual para él sería un logro ya que sería difícil atrapar un alma con un poco más de sabiduría.

Ya obsesionado fija su primera víctima y comienza a desarrollar su primer trabajo de superación personal y captura de los deseos sexuales más oscuros de esa mujer, Lili esta fue su primera obsesión.

Una mujer casada que se había mudado a su zona de residencia, desde que la vio quedo totalmente cautivado por su físico, él tenía solo 14 años de edad, ella 23 en aquel entonces, tenía un cuerpo tan delicioso que hacía que Edgar dudara de sí mismo y de sus capacidades.

La primera vez que la pudo apreciar con precisión ella era tan inocente que era incapaz de pensar que podía caer en manos de Edgar que la derretía con su mirada mientras por su mente pasaba ideas locas y perversas.
Él se encontraba sentado frente a la casa del Lili con su carita de niño indefenso jugando con dos piedrecitas dando una imagen de aburrimiento mientras asechaba a su presa en silencio.

Ella estaba limpiando, Edgar solo de mirarla le brillaban los ojitos, aun no tenía maldad, solo curiosidad y ganas de superarse, era estupendamente hermosa, ese día llevaba su pelo alocado y bien despeinado, no tenía un rostro perfecto pero su cuerpo lo solucionaba todo. Estatura media, con un color de piel bronceado, muy femenina por cierto, estaba sudada y mojada por el ardua trabajo de limpieza que estaba haciendo pero ese brillo en su piel la hacía resaltara aún más, tenía una blusa negra, corta y sin tirantes, la cual dejaba al descubierto sexis curvas de la cadera y su ombligo en compañía del abdomen, no llevaba sujetador, no los necesitaba tenia pechos pequeños con pezones deliciosos que se le marcaban por debajo de la blusa, también tenía un short corto y muy provocador de color rosado y tela de algodón, parecía que iba a estallar por los grandes y jugosos muslos que presentaba aquella mujer, sus piernas eran perfectas, bien definidas y con sus piecitos tiernos y lindos que iban descalzos caminando sobre el piso mojado mientras limpiaba.

Se paró en la puerta e hizo un gesto de agotada y miro a Edgar y con una sonrisa y un movimiento de cabeza lo saludad, esa fue la primera vez que sus miradas coincidieron. Ella en uno de sus movimientos de limpieza se puso de lado y en puntitas de pie porque no alcanzaba a limpiar lo que quería y con movimientos de sus brazos y pequeños saltitos, Edgar quedaba hipnotizado por sus nalgas, las que temblaban al ella dar esos pequeños saltos, estaban asomadas por debajo del short que no las cubría completamente y Edgar en silencio se aprovechaba de la situación.

Sus glúteos eran hermosas, grandes y redondas sin defectos, Edgar en aquel entonces solo pensaba en acariciarlas y morderlas, encajar sus dientes en ella. Sus ojitos de niño inocente brillaban al ver esas nalgas apretadas y mojadas por el agua, ella seguía limpiando y se inclinaba para escurrir la colcha dándole una imagen perfecta a Edgar, estaba de espaldas a él, sus piernas rectas y su tronco inclinado hacia delante, parecía que lo provocaba en silencio.

Edgar estaba inquieto al ver aquello, se percató que llevaba un hilo puesto que tenía encajado en su vagina dividiendo sus labios, haciéndolos marcarse aún más, entre sus piernas había una ligera apertura que la hacía ver más sexy y provocativa. Edgar con su miembro bien excitado se retiró del lugar, esas imágenes lo atormentaron, no lo dejaban dormir y entre vueltas y vueltas en su cama sin poder dejar de pensar en lo que vio, conllevándolo a masturbarse para poder dormir tranquilo, ella lo enfermaba era su obsesión.

Tú Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora