Cap II.I

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Edgar acercándose a su oído con sus labios le susurra. -Te deseo desde lo más profundo de mi alma que hoy sueñes conmigo y mañana amanezcas con tus bragas bien mojadas por los líquidos segregados desde el interior de tu vagina, que con mucho gusto me tragaría.

Se retira lentamente y la mira a los ojos mientras se muerde sus provocadores labios, los que ella no puede parar de mirar.

-Sólo imagínatelo, tú de piernas abiertas en la mesa de tu casa mientras yo paso mi lengua haciendo círculos alrededor de tu clítoris, te retuerces y las piernas se te tensan y tiemblan, inclinando tu cabeza hacia atrás, poniendo tus ojos en blanco, engurruñando los dedos de tus pies y con tus manos agarrando mi cabeza, pegándola aún más contra tu vagina mientras mi lengua se desliza un poco más hacia abajo haciendo círculos en tu ano-. Ella queda perpleja y con su mente en shock por lo que acaba de oír.

-No digas nada solo imagínalo y guarda tu respuesta en silencio, esto queda entre tú y yo.
Laura traga en seco, sus manos comienzan a sudar, lo que Edgar percata y le vuelve a susurrar. -No temas, deja a un lado tus nervios, yo estoy aquí para cuidarte y hacerte sentir mujer.

De repente mientras los dos se miraban fijamente sin poder cambiar sus miradas con ojos iluminados y pupilas dilatadas, de las entrañas de Edgar brota un comentario.

-Me han entrado unas ganas de morderte, me nació esa idea al observar tus gruesos y rojizos labios.

-Esa idea me da un poco de miedo. Te confieso algo, tus pensamientos me ponen intranquila.

Al Edgar escuchar esto, sonríe por dentro ya sabe que sus ideas están abriendo camino a su plan y que esos pensamientos oscuros que ella se reserva están empezando a reproducirse más y más.
-¿Por qué crees que pasa esto?

-No se dime tú. Alguna idea-. Poniendo una mirada pícara.

-Sí, puedo dar un punto de vista pero la que sabe esa respuesta eres tú. Sólo tú, es tu mente, tu laberinto.

Ella se relaja un poco y sin poder contener le responde. -Creo que me pongo intranquila porque me da curiosidad ver y poder sentir todas esas cosas que me transmites.

-Ese es un gran paso, libérate no te cohíbas.
-Eso de nada me va a ayudar en este lugar donde estamos.
-Por algo se empieza, no trates de correr, primero aprende a caminar.
-Tal vez pero no me sale.

Edgar casi a punto de encender esa maldad que se oculta tras el cuerpo angelical de Laura, la sigue probando e incitando. -¿Que quieres? Sentir todo eso por lo que tienes curiosidad, todas esas sensaciones. Eso es lo que deseas, hacerte sentir viva, no tengas pena dímelo, quiero escucharlo de ti.

Laura agacha su mirada, se acerca un poco más al cuerpo de Edgar poniendo sus dos manitas sobre su pecho, mirándolo directamente a sus ojos, quedando hipnotizada por su pasión y mordiéndose los labios ligeramente.

-Algo así, quiero probar un poco de cada cosa, mi cuerpo te necesita, tú le urges quiere que lo maltrates.

Edgar sorprendido por lo rápido que puedas activar la maldad en este ser, le dice mirándola bien de cerca. -Tus deseos para mí son órdenes mi princesita, por hoy descansa ya es tarde, y espero que el sueño que te deseé, te acompañe hoy en la cama.

Laura sin contenerse al terminar Edgar de hablar se le lanza hacia su boca. Él la miraba mientras ella disfrutaba del beso con los ojos cerrados y acariciando los músculos de su cuerpo, era un beso con gran pasión, un beso húmedo, la boca de Laura estaba encharcada en saliva y Edgar se fue de si, la apretó duro con sus manos por su frágil cintura y la levantó contra la pared obligándola a entrelazar las piernas en su cuerpo, le metió la lengua en la boca para coquetear con la suya, mientras disfrutaba de la suavidad de sus labios presentando sus colmillos en ellos, loco por morderla, le succionaba el labio inferior mordisqueándolo suavemente.

Tú Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora