Después de un largo mes trabajando en su obsesión, solo en bóxer encima de la pesa.
-Doctora, me podría ayudar aquí por favor-. Raiza mientras camina hacia él, involuntariamente sus ojos la traicionan y no puede evitar mirarlo de arriba hacia abajo, se para a su lado un poco tímida.
-¿Cuántos kg está marcando doctora?
-65kg, has bajado de peso.
-Si, al parecer ya esto me está empezando a afectar.
-¿Qué es lo que te está afectando?
-¿Ud. me podría dar una consulta privada? Prefiero que estemos solos para poder hablarle del tema.
-Vale, el horario que tengo libre es en la noche, puedes venir después de las 9pm, todo estará cerrado pero toca la puerta.
Edgar hace lo que la doctora le dijo y le toca la puerta por la noche, ella abre y Edgar la mira indiscretamente, andaba con un vestido de dormir que no llegaba a cubrir sus muslos, con sus pechos bien sexis y sus pezones marcados en la fina tela.
Al final él pudo apreciar sus piernas las cuales eran muy atractivas ella era todo un sueño y Edgar no pararía hasta conseguirlo.
-Vas a pasar o te vas a quedar ahí toda la noche-. Edgar pasa adentro de la consulta y toma asiento en la misma silla de siempre, Raiza se para en frente de él recostándose a la pared.
-Bueno y que era eso tan privado de lo que quieres hablar-. Se siente la tención en la consulta, Edgar levanta su mirada y aprecia nuevamente sus lindas piernas y nervioso sin saber cómo empezar aquello.
-Doctora usted recuerda que yo le hablé de mi enfermedad, pero nunca le comenté sobre ella.
-Sí que pasó con ella.
-Pues necesito su ayuda, estoy muy enfermo, mi padecimiento no es igual a los que usted estudia, mi malestar es a nivel metal, me están viniendo fuertes pensamientos sádicos y oscuros a la mente y tengo que, no sé, hablar con un psicólogo, con alguien que me pueda ayudar. Los últimos pensamientos que he tenido me asustan, creo que esto se me está yendo de las manos.-Yo no soy psicóloga, por esa parte no te puedo ayudar.
-Pero si sabes escuchar y eso es lo que necesito en estos momentos. Es que si hablo o digo lo que siento por dentro en estos momentos, me van a decir o que estoy loco o no me van a creer y sé que usted si me entenderá.
-Que es eso que sientes por dentro en estos momentos, dime para darte esa respuesta yo misma.
-Tómame en serio, es lo único que le pido.
-Vale.-No hago más nada que pensar, ejemplo en tu caso, a toda hora me viene la idea de atarte y hacerte sentir placer y a la misma vez azotarte con un látigo, o morderte duro hasta que sangres. Y en mi caso los otros días me vino a la mente la idea de cortarme yo mismo con una cuchilla para sentir el placer de ver mi sangre correr. Y no quiero lastimar a nadie o a mí mismo, no quiero que esto se me vaya de las manos. Te hablo en serio.
La doctora con una cara muy asombrada le responde. -Y has experimentado alguna de estas ideas antes.
-Sí, pero no cortarme, eso no aún no.
-¿Son fantasías sexuales que tienes?-En tu caso sí, pero lo de la sangre correr no, son ideas que me atacan la mete en cada momento y no me dejan tranquilo.
-Pues debes controlarte porque al parecer estas experimentando un tipo de estrés.
Edgar sonríe, la mira a los ojos. -Estrés u obsesión, en este caso, hacia ti-. Mueve su cabeza agitándola hacia los lados haciendo un gesto de negación y enojo.
-Ves, eso se salió de mi mete sin que yo quisiera.
-Tranquilo no estás loco para nada, lo que pasa es que eres una persona con un coeficiente intelectual alto y al estar en soledad tu mente trabaja demasiado.
-Lo único que me relaja es escribirlo para no quedármelo por dentro. En verdad muchas gracias por tu ayuda y por otorgarme tu tiempo libre para escuchar mis locuras.
-No hay de que, estoy para ayudar cuando lo necesites.
Edgar antes de irse le dice con cara perversa. -Doctora una última pregunta. Y a usted le gusta la idea de las fantasías que tengo con usted.
La doctora está totalmente asombrada ya que Edgar sólo tiene 19 años y muy sonrojada le dice. -Yo, bueno eeemm, a mí no me gusta el masoquismo pero si fuera necesario estar atada lo haría y con respecto a las mordidas me gustan suavecitas, no tan duro y en un momento determinado.-Sabes que es lo que no me deja convertirme en un verdadero amante del sadismo, que mi pasión le pone mucho empeño a las cosas con amor, a los besos suaves, bien suaves, mientras disfruto de la suavidad de tus labios y de tu piel, me gusta meterme bien profundo, donde la presión del deseo y el calor me hagan ver como un ser frágil. Disfrutarte hasta la punta de tus dedos, todo.
-Soy romántica, pero también me gustan los momentos de locura.-Los momentos que más me gustan a mí, son en los que hay pasión y locura. Sabes suavecito pero duro. No sé si me comprendes.
-Te comprendo y mucho-. Mientras se muerde los labios.
-Bueno doctora espero que tenga una linda noche y dulces sueños. No la molesto más voy a descansar y a ver si corro con la suerte de soñar con usted.
La doctora anonadada lo despide y al cerrar la puerta mientras se dirige muy pensativa a su cama, ya acostada con sus ojos abierto mirando hacia el techo le vienen a la mente esas ideas que él le propuso. Edgar comienza a hacer efecto en su mente, esa noche la doctora sólo con la voz de Edgar explicándole sus pensamientos sentía un gran vapor entre sus piernas y esto le asusta mucho ya que él es sólo un adolescente. Edgar al llegar a su hogar se siente victorioso sabe que dejó caer buena piedra en su zapato, como pensamientos implantados que en algún momento le va a molestar tanto que no se va a poder resistir a la tentación.
Pasan unos días sin que Edgar vea a la doctora tratando de provocar en ella un sentimiento de añoranza y a su vez dándole tiempo para pensar. Cuando Edgar lo considera apropiado se pasa por la consulta y al llegar no ve a la doctora sino a su secretaría, una señora mayor muy educada con su pelo blanco y corto, una persona muy atenta y agradable.
-Buenas, la doctora se encuentra.
-Sí.
-Ud. sería tan amable de comunicarle que su paciente más enfermo está aquí-.La señora levanta el teléfono negro que había en su escritorio y marca el número 9 y hace el comunicado.
-Por favor espere sentado-. Edgar le sonríe y a punto de sentarse venía la doctora por el pasillo.
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Tú Demonio
Short StoryEsta novela erótica narra de una forma cruel y oscura la vida y evolución de un adolecente que tenía sentimientos puros y un corazón lleno de inocencia, un niño tímido al que este mundo de lujuria y maldad, este mundo lleno de personas corrompidas q...