Futaro es un joven estudiante que solo se centra en los estudios, esto le provocó ser el mejor estudiante de los institutos más difíciles de Japón, resulta proveniente de una familia de bajos recursos económicos. Un día, un millonario al ver el exce...
Al terminar las clases del sábado, Futaro se retiró a su casa cansado. A pesar de haberles dicho a sus estudiantes que les daría ejercicios para repaso, decidió llamar a Miku para avisarle que al día siguiente no habría clases. Una vez hecho esto, decidió dormirse temprano, al igual que las hermanas Nakano. Futaro soñaba con la muchacha que le había hecho cambiar su vida. De igual manera, las hermanas soñaban con el joven que las había caracterizado de forma diferente a cada una. No podían recordar en sus sueños su voz ni su rostro, pero sus acciones durante ese tiempo fueron recordadas para siempre en Futaro y las hermanas.
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Llegó el domingo y Futaro y su familia estaban desayunando. Se encontraban más aliviados desde que el señor que los extorsionaba ya no estaba presente, y podían preparar un delicioso desayuno con el dinero que habían ganado de las sesiones de repaso.
— Dime Futaro, ¿cómo les fue a las chicas? En las noticias dijeron que muchos estudiantes desaprobaron el examen parcial del instituto. ¿Ellas pudieron aprobar? — comentó Isanaro.
— Lamentablemente, no, pero les faltó poco.
— Qué mal, tenles paciencia. Recuerda que tú en el pasado eras un rebelde que no hacía ninguna tarea.
— ¿De verdad? ¿Mi hermano nunca fue un monstruo en los estudios?
— Para nada. Hace cinco años, no sé qué le habrá pasado en ese viaje escolar que lo hizo cambiar completamente. Hasta se tiñó el pelo, cambió su corte de pelo e incluso dejó de usar aretes.
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Todo lo que dijo Isanaro dejó sorprendida a la pequeña Raiha, quien nunca había visto esa faceta de su hermano.
— Hermanito, ¿tienes alguna foto de cómo eras antes?
— No lo sé... — Futaro recordó que tenía un recuerdo en su libreta, pero recordó que se la había entregado a Nino y olvidó pedírsela de vuelta.
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