Tarde de esquiar

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Futaro y Yotsuba se adelantaron hacia la subida de la montaña nevada para esquiar, mientras que sus hermanas irían después, salvo Nino, quien se quedó en la entrada creyendo que aparecería alguien especial para ella.

—Mira el paisaje, Futaro, ¿no es hermoso?

—Estoy congelado de frío, no puedo ni siquiera abrir los ojos.

—Eres un exagerado, trata de abrirlos.

Futaro tenía dos razones principales para no querer esquiar

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Futaro tenía dos razones principales para no querer esquiar. La primera, y de mayor importancia, era que se encontraba algo débil y presentaba síntomas de fiebre, pero no quería perderse el último día del campamento. La segunda, simplemente no sabía esquiar.

—Yotsuba, no sé esquiar bien, ni siquiera sé cómo mantenerme equilibrado en los esquís.

—¿En serio?

—Sí, ¿me puedes tomar de la mano para practicar? —comentó Futaro sonrojado al pedirle un favor algo incómodo.

—Sí, ¿me puedes tomar de la mano para practicar? —comentó Futaro sonrojado al pedirle un favor algo incómodo

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—Claro que te ayudo, ponte los esquís y practiquemos tu equilibrio.

Ambos pasaron un rato juntos, tomados de la mano y practicando cómo desplazarse. Pero no se dieron cuenta de que, a pocos metros de distancia desde que comenzaron a practicar, Miku los estaba observando.

Ella se percató de que no la habían visto y decidió hacer ruido con la boca para que ambos se dieran cuenta de su presencia

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Ella se percató de que no la habían visto y decidió hacer ruido con la boca para que ambos se dieran cuenta de su presencia.

—¡Hola, Miku! —saludó Yotsuba.

Quintillizas Vol 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora