La deuda

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Una vez terminadas las clases, Futaro cogió una maleta que tenía guardada en su casillero y se fue por una ruta diferente a la de su casa. Esto preocupó a Itsuki, quien lo siguió desde lejos. Después de un rato de caminata, Itsuki se dio cuenta de que Futaro se metió en un callejón de un barrio peligroso. La suciedad y la pobreza de la gente sugirieron que Futaro fue a la casa del señor al que su familia le debía dinero. Itsuki se escondió en una esquina para presenciar lo que ocurriría.

— Sé que estás ahí Hisoben, tu olor putrefacto ronda en estas calles.

— Sé que estás ahí Hisoben, tu olor putrefacto ronda en estas calles

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Pasaron varios minutos y la puerta permaneció cerrada. Futaro decidió acercarse y tocar la puerta lo más suavemente posible. Su presencia aterraba a cualquiera que lo viera de cerca, parecía ser un señor de 2 metros, con el que nunca se debía hablar, juntarse o, peor aún, meterse con él.

— Pero miren quién tenemos aquí, el joven pródigo de todo Japón, el muchacho del puntaje perfecto, el profesor — comentó Hisoben sorprendiendo a Futaro por lo último que dijo.

— Pero miren quién tenemos aquí, el joven pródigo de todo Japón, el muchacho del puntaje perfecto, el profesor — comentó Hisoben sorprendiendo a Futaro por lo último que dijo

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— ¿Cómo sabes que soy tutor?

— Ayer fui a visitar a tu padre en su trabajo, no te preocupes, no le hice nada, pero me dijo tu nueva vocación. Hablando de visitas, justo estaba a punto de salir a darles una visita en su casa. Sabes que hoy es el último plazo para que me devuelvan mi dinero.

— Lo sé, mejor decidí ir hacia ti para que no asustaras a mi familia, tengo todo tu dinero — sorprendiéndole a Hisoben su respuesta.

— Vaya, es imposible que hayas conseguido toda la plata con solo ser tutor. ¿Qué hacías aparte? ¿Vender droga? ¿Matar? ¿Prostituirte? Seguramente usaste a la chica de aquella vez que fui a tu casa.

— No te incumba cómo lo conseguí, pero al fin podremos no ver tu estúpida cara — La mirada de Futaro parecía tener confianza. Desde siempre, él y su familia le tenían miedo a Hisoben desde que tiene memoria, pero el día de hoy parecía no temerle. Sus palabras hacia él reflejaban una cierta resignación, como si supiera que probablemente mañana su vida termine en prisión.

 Sus palabras hacia él reflejaban una cierta resignación, como si supiera que probablemente mañana su vida termine en prisión

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Quintillizas Vol 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora