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Jian Yi sentía que cada que veía a Zhan Zheng Xi era la única persona que realmente le importaba en este mundo. Todo lo demás perdía su importancia y su valor, solo era su Xixi lo que realmente significaba todo para Jian Yi.

Jian Yi sintió su mente y su corazón enloquecer al sentir el suave toque de los labios de Zhan Zheng Xi en sus propios labios para robarle un beso. La sensación era dulce y la suavidad del momento lo hacen sentir en el cielo y como si no existiera nada malo en su vida. Zhan Zheng Xi es su refugio y su lugar seguro, y sus besos es lo que hace que su corazón palpita con más fuerza.

Una sensación tan deleitable, que a pesar de tener toda una vida junto a Zheng Xi nunca dejaría de ser indispensable para él. recordaba entonces aquellos primeros años de relación. Cuando e Zheng Xi aún era algo tímido, especialmente cuando se trataba de tener contacto físico. Sabiendo que eran una pareja homosexual, su timidez podría haber estado influenciada por las expectativas de la sociedad y por el sentimiento de que su amor era algo "pecaminoso". Sin embargo, cada vez que Zheng Xi hacía el primer paso y le daba un beso, Jian Yi siempre le recordaba que no importaba lo que pensara nadie más. lo único que importaba era que ellos se amaban y estaban juntos. De ese amor, la relación de Jian Yi y Zheng Xi siguío creciendo y madurando.

Todas esas palabras de amor que siempre estuvieron presentes desde que empezaron a salir cuando quedaron en la misma universidad. Que siempre estuvieron ahí en los momentos difíciles, e incluso cuando sólo eran amigos con sentimientos confusos, siempre estuvieron juntos.

Cuando se casaron todo se sentía como tocar el cielo, no les faltaba amor ni ganas de estar todo el día juntos. Pero ahora, teniendo tres aniversarios sobre sí y toda una vida junta, Yi últimamente sentía que Zheng Xi estaba más distante.

Los repetidos y sonoros besos apartaban de su cabeza poco a poco los pensamientos amargos.

La discusión en el auto en la mañana.

Un suave beso.

Las lágrimas en el baño.

Otro más.

Incluso como lo apartó de manera brusca cuando se quería despedir en la mañana.

Zheng siempre buscaba compensar con afecto cuando sabía que había hecho sentir mal a Yi.

El albino se sintió derretir cuando Zheng acarició su labio con su cálida lengua y Yi no dudo en darle acceso a a su boca mientras sus manos se trepaban por mero instinto a los cabellos castaños de su amado esposo.

Retrocedieron unos pasos hasta toparse con el escritorio del albino, y se recostaron sobre él mientras el de mirada azulada bajaba los besos al cuello pálido y sus manos bajaban por su abdomen.

Ambos dieron un pequeño respingo cuando oyeron la puerta cerrarse bruscamente, dios, se habían olvidado completamente de He Tian. El castaño entonces se sintió pudoroso y dudoso de lo que estaban haciendo más Yi lo miró a los ojos mientras tomaba su mano entre más suyas.

Generalmente no hablaban, porqué hablar sólo solía empeorarlo todo.

Sólo cerraron los ojos y trataban de volver a encasillarse en el placer, ahora algo incómodos. El albino tomo el rostro de su amante en sus manos acunándolo e invitando a Zhan a otro beso.

El cual correspondió, volvieron a empezar por un vaivén suave, acariciando sus lenguas y sintiendo el calor del momento, Yi sentía la respiración de Zhan en su mejilla y eso le causó un escalofrío que lo recorrió de pies a cabeza. Se sentía sensible y todo su cuerpo se estremecía deseando más contacto, agradeció cuando las manos de su esposo acariciaron sus muslos por encima del pantalón, que aunque indirecto el toque lograba prender en él esa pasión y deseo que seguía latente desde del primer día.

El castaño se separó de los labios de Yi dejando un suave pico luego de un mordisco en el labio inferior que hizo gemir de gusto al albino.

Bajó por su mandíbula dejando húmedos besos hasta llegar a su clavícula. Yi gimió y se retorció al sentir como el castaño dejaba una no tan fuerte mordida para luego dar un suave beso.

Las manos recorrían el cuerpo ajeno buscando sacar las prendas entre ellos tratando de mitigar el asfixiante calor que amenazaba por consumirlos.

Hasta que se vieron interrumpidos por el tono de llamada del teléfono de Zhan. Jian Yi trato de no tomarlo en cuenta mientras seguía en la misión de aventurar sus manos dentro de la camisa del castaño, hasta que este le apartó con la clara intención de parar lo que estaban haciendo.

La paciencia de Jian Yi se agotó en poco tiempo, pues la impaciencia y el desánimo le invadían de manera casi abrupta.

—¿No podrías contestar luego? —bufo con un tono condescendiente, no quería sonar molesto pero no podía evitarlo.

—Solo un momento.

Yi entonces ve como Zhan se aleja para contestar la llamada, no sabe con quién está hablando y tampoco le interesa, había algo que lo estaba consumiendo por dentro desde hace tiempo y poco a poco era peor. 

Se ahogaba en ese amargo sentimiento lentamente.

—Lo siento Yi, parece que me faltó revisar unos archivos para el artículo.

"Hmmm" sólo respondió, entonces se miraron a los ojos.

—Yo... Lo revisaré rápido y volveré en un momento. Es importante.

"Yo también soy importante" pensó Jian Yi, pero se mordió los labios, no era el momento.  La mirada azul profunda de Zhan lo miro por unos segundos insufriblemente largos para el albino.

—Sé lo que estás pensando pero no es as-

—No me expliques nada Xixi —se apresuró en interrumpir, suspiro profundamente tratando de estar calmado, o de demostrarlo—. Sólo haz... Lo que tengas que hacer.

Ji mantenía esa sonrisa, no quería mostrarse afectado por la falta de interés que Zheng tenía en él desde hace un tiempo.

—Estaré aquí... Para cuando estés libre.

Zhan Zheng Xi lo miro confuso, la actitud pasivo agresiva de Yi siempre lo ponía algo incómodo.

—Entonces si llega el almuerzo por favor llévalo a mi consultorio.

Y Zhan le dió la espalda. Ese tristeza que estaba consumiendo el corazón de Ji en ese momento era difícil de explicar.

—¿Ni siquiera un beso de despedida? Heh, ¿Sabes? A veces creo que ya no me amas Xixi —soltó en un tono burlón aunque por dentro el corazón palpitaba con velocidad.

El castaño volteó a mirarlo, y Yi sintió su corazón latir bruscamente en su pecho mientras le cuesta encontrar aire. Zhan pareció meditarlo con calma, mientras la mano se mantenía en el picaporte. Para Yi, los segundos que pasaban entre ellos se alargaban una eternidad y él podía sentir cómo sus nervios se pusieron a flor de piel, haciendo que su pulso parezca desatar una revolución en su interior mientras esperaba una decisión, una palabra o un gesto de su amado.

—A veces yo también lo creo Yi.

Y cerró la puerta, dejando a Jian Yi pudrirse lentamente en la tristeza.




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