FEEL!

-11-

El día de He Tian empezó igual que todos, lúgubre.

Se despertó, se bañó, se vistió, se fumó un cigarro y condujo como todos los días a su trabajo sin ningún problema.

Cómo era usual en su aburrida rutina paso de largo de sus internas y simplemente fue a saludar sus compañeros de trabajo.

Lo único que había cambiado es que con el paso de los días pudo notar que Zhan Zheng Xi y Jian Yi se volvían más distantes entre ellos, al punto de que Jian Yi en la semana le había pedido varias veces si podía llevarlo a su departamento.

Para He Tian, un sujeto ajeno a la relación de esos dos, pero que llevaba viéndolos juntos desde sus días en la universidad era una completa novedad.

Y aunque le pícara la lengua por preguntar que pasaba, prefería que uno de los dos le contará por su propia voluntad, no quería quedar como un entrometido y torcer más las cosas.

Así que simplemente fue a saludar a Jian Yi, aunque esté realmente no se veía de humor para nada, cuando la gente se acercaba ponía una sonrisa de oreja a oreja para todo, a He Tian solía incomodarle cuando eso pasaba, Jian Yi solía ser muy cerrado en cuanto a sus propios sentimientos y era muy difícil que saliera de ese caparazón en el que se ahogaba.

Lo dejo estar porqué aunque fuera su mejor amigo no era un tema que tuviera que ver con él.

Volvió a su trabajo con normalidad, las horas pasaban instruyendo a sus internas, atendiendo pacientes y simplemente estar de un lado al otro.

No veía nada emocionante cuando salió a fumarse un cigarro y descansar del aire acondicionado, simplemente veía a las personas andar en las zonas verdes. No pudo evitar posar la mirada en la banca en la que se sentó con el pelirrojo.

inevitablemente su cabeza desvarió en lo bonito que se veía el color de sus ojos esa vez. 

El cigarro de repente le saturó el paladar, estaba acostumbrado a su sabor amargo, pero de repente le invadieron las nauseas. ¿cuantos de ellos se había fumando esa mañana? por lo que podía ver... quizá media caja, demasiados incluso para tratarse de él mismo.

Se dio cuenta entonces del dolor de cabeza taladrándole el cerebro, una rabia ilógica lo invadió,  tiró el cigarro a medio fumar al piso y lo aplastó con su zapato con una rabieta.

Ni siquiera entendía por qué estaba tan fastidiado.

Volvió a su zona simplemente para echar una mano en urgencias dándose de bruces con una sala llena por hacer triage. Respiraba profundo cuando una señora empezó a gritarle en forma de queja porqué no habían atendido su gripa común cuando ella había llegado antes que el sujeto con una ACV.

Habían momento en los cuales realmente He Tian quería explotar, pero no podía.

Salió de la sala de urgencias a eso de las dos de la tarde, con un claro agotamiento marcado en el rostro y un hambre voraz en sus entrañas. Salió del hospital a paso rápido, sintiendo el sol intenso de la tarde sobre su piel, un calor que al menos lograba reconfortarlo un poco. 

Se metió en su auto disfrutando del aromatizante con olor a pino, una fragancia diferente al antiséptico usual del hospital, se recostó sobre el asiento y respiro hondo disfrutando del completo silencio a su alrededor, era una bocanada de paz para su mente. 

Encendió su auto y condujo con tranquilidad al restaurante de comida Tailandesa del que llevaba días leyendo reseñas en internet. le había gustado la ambientación y la variedad del menú, además de que muchas reseñas elogiaban la calma y las vistas del lugar.

Más He Tian no encontró nada destacable estando ya sentado en una mesa en la zona vip con una vista usual de la ciudad a la que estaba acostumbrado. Incluso la comida, aunque con una presentación extravagante, a su paladar se encontraba insulsa; simplemente se distraía moviendo su tenedor de un lado a otro mientras masticaba sin prisa.