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Trataba de poner toda mi atención a la presentación qué estaba haciendo marketing sobre la promoción del nuevo producto en el que se había trabajado por mucho tiempo.

Estaba tratando de mantener mis ojos abiertos al igual que poner mi atención a todo lo que explicaban, pero tuve de nuevo una mala noche. Mire por las enormes ventanas qué adornaban la sala de juntas y por un momento olvidé que estaba en la junta para que mi mirada se perdiera.

El sueño que tuve anoche no fue el mismo que era recurrente todas las noches, esta vez fue diferente el omega de gafas parecía que estaba sufriendo y podía notar sus feromonas irregulares. Él me llamaba y trataba de alcanzarlo pero nunca pude atraparlo, al despertar tenía una sensación horrible hasta el punto que tuve náuseas.

— Señor Slime, ¿Qué le pareció la presentación? — El jefe del área de marketing me miraba tratando de adivinar los gestos qué hacía. No tenía idea de los últimos diez minutos de la propuesta. Todos me miraba esperando que hablara.

— Creo que es un muy buen trabajo toda la campaña qué harán para el lanzamiento, confío en ustedes. — Les di una sonrisa fingida y me levanté de mi silla. — Estaría mucho más tiempo hablando de los detalles pero tengo otra reunión en cinco minutos. — Mire mi rolex qué adornaba mi muñeca y me despedí de todos para caminar por el pasillo de mi oficina.

Ahora no solo me estaba afectando en mi vida privada y en mi trabajo, estaba arruinado completamente. Estaba a punto de volverme loco e ir yo mismo caminando por las calles buscando a ese chico hasta debajo de las piedras.

— Señor Slime hace unos minutos recibió una llamada urgente de uno de los posibles inversores quieren hablar del nuevo producto. — De un segundo para otro mi asistente estaba a mi lado, estaba tan distraído qué no me percate que me seguía. Seguí mi camino hasta entrar a la oficina. — Y en media hora lo esperan recursos humanos para hablar de los nuevos contratos. —

Me senté en la silla dejando a al chico parado esperando esperando que confirmara mi asistencia a la reunión y recosté mi cabeza en el escritorio, sentí las manos de mi asistente en mis hombros comenzando a proporcionar un masaje.

— La reunión fue agotadora, necesitas que te ayude a relajar. — Pude oler inmediatamente sus feromonas qué comenzaron a esparcir, mi nariz comenzó a picar, no era el tipo de feromona que me gustara de un omega.
A mi parecer no era agradable, era un olor a perfume anticuado . Sus manos del chico empezaron a bajar por mis brazos y sentí sus labios en mi nuca.

Por este tipo de cosas trataba de no tener relaciones con alguna persona que trabajará para mi. Pero pasó un par de veces que me acosté con él, no fue nada formal pero a veces tenía necesidad.

— No estoy de humor para eso. — Lo alejé.

— Yo podría quitarte todo el estrés. — Hablo de forma coqueta sin parar de tocarme pero harto de la situación, lo empuje lejos de mi.

— Si no querés ser despedido en este momento ve a tu maldito lugar. — Fui brusco a la hora de hablar, cada vez tenía menos paciencia.

El omega salió de inmediato de mi oficina sin decir nada cerrando la puerta, quería gritar y estaba comenzando a sentirme frustrado. Lo mejor sería irme a casa para descansar antes de hacer alguna barbaridad.

Busqué mi celular en los cajones del escritorio, no me gustaba llevar el celular cuando había reuniones importantes para evitar alguna distracción. Para eso tenía mi asistente para recibir cualquier llamada si había alguna regencia qué necesitará de mi atención.

Desbloqueé mi celular al darme cuenta qué tenía una llamada perdida del detective al qué le pedí el favor de buscar al omega qué me atormentaba en mis sueño. Y también demasiados mensajes tenía, sin perder más tiempo comencé a leer toda la información, ya habían pasado dos semanas desde que le pedí esto y estaba comenzando a desalentarse, comenzaba a creer que ese omega nunca existió y me había vuelto loco
Pero había válido la pena la espera para obtener la información, solo le mande un mensaje dando las gracias, me reuniría con él para poderle pagar por la ayuda que me proporcionó.

No cabía duda de que era muy bueno en su trabajo, había encontrado al omega qué al parecer tenía por nombre Mariana, tenía veinticinco años y yo era tres años mayor que él .

La información era de todo tipo, trabajaba en una cafetería de lunes a viernes, Mariana era el jefe de la cafetería, en el lugar tenía a su amigo Roier trabajando y así es como dio con el omega. Sin querer detenerme comencé a leer, sabía muchas cosas de su vida.

Pero me detuve un poco al ver que el detective mando fotos, era tan lindo no podía perder más tiempo me levanté sin pensar ni un solo segundo tomando mi saco qué había dejado en un pequeño armario qué tenía en la oficina con ropa.

Busque mis llaves y mi maletín qué traje ese día conmigo, salí casi corriendo de la oficina.

— ¿Ya se va a ir? Todavía tiene muchos pendientes... —

— Cancela todo y agenda las juntas para mañana tengo algo importante que hacer. — El omega comenzó a hablar pero ya no quise escuchar lo que decía, tomé el elevador para bajar al garaje.

Tenía tantas cosas ahora mismo en la cabeza, sabía que era un poco llegar así por si a su casa o su trabajo pero algo en mi interior me pedía a gritos ir con él.

Subí a mi coche y manejé sin perder más tiempo, la cafetería no estaba tan lejos de mi oficina por lo que llegué en veinte minutos al lugar.

La cafetería tenía un buen aspecto, la fachada estaba puntada de color negro con algunos toques de gris, tenía flores de color rosa y morado quew adorbana la parte superior del lugar, el lugar tenía algunas mesas al exterior del lugar que eran del mismo color del local haciendo que el lugar tenga buena armonía.

Estaba a punto de bajar del lugar pero la puerta se abrio repentinamente del lugar salió Mariana, tenía puesto una camisa estilo polo blanca con unos pantalones negros y un delantal negro con una leyenda bordada en medio "Coffe Time".

Comenzó a limpiar algunas de las mesas del exterior, lucia tan bien, me recargue en el volante del coche observando cómo se movía.

Se acercó a uno de los clientes que había en el lugar y comenzaron a hablar, yo me concentré en ver cada detalle de su rostro para guardarlo en mi memoria.

Me precipité mucho en venir hasta la cafetería pero no pensé en qué le diría o como comenzar a hablar con él. Tal vez ya no me recordaba después de un par de meses que no nos habíamos visto, lo más seguro es que ya me habría olvidado y yo sabía ya hasta su nombre sin que él me lo diera parecería un acosador, debí de pensar mejor cómo haría esto.

Miré de nuevo a Mariana y seguía hablando con ese cliente pero ahora era mucho más animada su conversación. Mariana reía al escuchar a la otra persona, era bastante evidente que eran conocidos, no me gustaba lo que estaba viendo y sin darme cuenta empecé a apretar el volante.

Sin dudarlo salí del auto caminando en dirección a él pero a mitad de camino tomé control de mi cuerpo y me detuve.

Mariana entró de nuevo en la cafetería, respire tranquilizándome y dándole una mirada al chico que seguía sentado en la mesa. Entre detrás de Mariana y con solo poner un pie en el lugar mis fosas nasales se llenaron de un olor a chocolate, al igual que en la parte externa el interior tenía los mismos colores y por todos lados había diferentes flores o plantas que adornaban. También tenía carteles donde decía todo lo que se vendía en el lugar.

Camine a la bata, pediría un café y algún bocadillo para acompañarlo. Al parecer no había nadie más trabajando en el lugar, solo estaba Mariana, tampoco es que hubiera mucha gente solo habían dos clientes. Mariana estaba concentrado haciendo un café, me estaba dando la espalda, no había notado mi presencia.

— Buenas tardes, voy a querer un capuchino y... — No me decidía qué pedir, no tenía mucha hambre, esta solo era excusa para hablar con él.

— Hola, bienvenido, ahora le preparo su capuccino. — Tenía una linda voz, era dulce sin llegar a ser muy aguda. — Le puedo sugerir acompañar café con algunas de nuestras galletas... — Se giró con el café qué estaba preparando y su rostro cambió de estar sonriente a ser una mezcla de confusión y sorpresa, estaba claro claro que me había reconocido con solo verme.

Instant FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora