Enojado |🌸

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Admitir su amor es como admitir que perdió el Ragnarok por orgulloso.

No importa cuántas insinuaciones les sea insinuada, ni la necedad de su familia al oír sin negativas. Tritón, por su parte, considera seriamente mandar a su padre a un manicomio.

Poseidón podía ser tan contradictorio con sus emociones. En un momento podía estar calmo e inexpresivo, y en otras estaba pensando en voz alta en Obrekka, la diosa que atormenta el tormentoso océano que es la consciencia del tirano de los mares.

La preocupación que mostraba cuando no sabía nada de la nórdica, y el repentino cambio de humor que tenía cuando ésta llevaba al territorio Atlante.

¿Por qué su padre no ve lo que es visible? Su amor es perceptible, no obstante, cual adolescente descubiendo emociones, el dios parecía ser incapaz de reconocer sus propios sentimientos.

Por eso aquellos empujones que daba en aquella relación. Funcionó con la torta de durazno y con el pastel de trufas; todo se trata de perseverancia y discreción.

No desea apresurar a su padre y amiga. Sabe que el mayor se había rehusado a enamorarse después del fallecimiento de su madre, mientras que Obrekka, por primera vez, se ha enamorado.

"Todo a su tiempo" piensa Tritón mientras sale de su trance, viendo cómo Obrekka se había puesto a hablar con unos peces que nadan a su alrededor. El rubio ríe ante la escena, acercándose a la castaña.

-¿De qué te ríes? -indaga la nórdica al percatarse de la sonrisa ajena.

-De nada; sólo veo como intentas hablar con los peces.

-Parezco loca, ¿verdad?

Tritón niega la interrogante, extendiendo su mano cuando un pez se acerca a él.

-Ellos saben que les estás hablando, mas no comprenden tu idioma. -explicó.

-¿Me estás diciendo que los peces entienden un idioma?

-Exacto. -afirma con una sonrisa- para ser más específicos, ellos entienden el Atlante.

-Oh.... Es predecible.

-Si te interesa aprender el idioma, con gusto puedo enseñarte.

-Me conformo con el griego.

Se alza de hombros.

-¡Ah! -exclama con exagerada sorpresa, asustando a los peces de alrededor- ¿Acaso rechazas el idioma que habla mi padre?

-No lo rechazo, idiota. -bufó-. No lo quiero aprender porque aprender idioma no es tarea sencilla.

-Si quieres te enseña mi padre.

Sugiere, recibiendo una mirada severa por parte de la nórdica.

-Él apenas tiene paciencia contigo y quieres ponerlo de tutor.

-Solo decía. Además, tampoco es que seas cabeza hueca.

-Si soy cabeza hueca. -Tritón mira con sorpresa a su amiga.

-No lo eres.

-Tu crees eso; tu padre piensa todo lo contrario.

Y ahí está de nuevo.
Su inseguridad, el pensamiento de ser demasiado bruta como para tener la atención del tirano.

-Mi padre te aprecia mucho. Aunque no lo admita: le gusta tenerte cerca.

-No es cierto. -el estoico rostro de la fémina se sonroja, acompañado de un ligero titubeo en su voz. -. Tu padre apenas y me considera tu amiga.

-¿Y qué me dices de la torta de durazno? Mi padre nunca se ha comportado así con otras personas, sólo contigo. Te compartió hasta el pastel.

Obrekka entrecierra los ojos, mirando fijamente a tritón. El príncipe, al observar esa mirada, se percata de lo que acababa de decir, topándose la boca.

𝙋𝙖𝙩𝙪𝙘𝙝𝙤 | PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora