Disculpas|🌸

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Pedir disculpas es fácil. O eso es lo que intentan hacerle creer.

Poseidón está resentido con Obrekka. Por su culpa no pudo comer la torta de durazno, y, como consecuencia, ya no la mira, ignorándola poco completo.

"Ella me debe disculpas"

Decía el tirano, negándose a pedir disculpas.

-Tú le tiraste torta primero, padre...

-Ella empezó.

Sigue evitando la culpa de sus acciones, recriminando a la nórdica por lo acontecido el día de su cumpleaños.

Fue, sin dudas, el cumpleaños más irritante que pudo vivir. Tritón suspira, frustrado, sobándose la nariz con pesadez.

-Tú y Obrekka son un par de idiotas.

Bufó, dándose vuelta para salir de la oficina de su padre.

El joven príncipe abandona la Atlántida rumbo al Olimpo, sintiéndose enojado por el gran orgullo de su padre y mejor amiga. Porque sí, Obrekka también es otra que se rehúsa a hablar y pedir disculpas.

Necesita alejar su estrés y tomarse un respiro. Quizá tomar el té con su primo Ares o visitar a los humanos, después de todo, no son tan malos como muchos dioses los plantean.

Eran... peculiares.

Tiene a sus favoritos, siendo estos los padres de la humanidad, el asesino amante del té, el viejo que mató a su padre, y científico parlanchín.

Eran los pocos que parecían no importarles el hecho de que él es dios, o que sea hijo de uno de las deidades más temidad de todos los panteones.

Siempre le fue difícil tener amigos. Muchos dioses huyen de él por su padre, y a su vez pensando que es igual a Poseidón.

Apenas tiene a su pueblo y a su familia como allegados. Desde niño, han sido él y su padre. Por algo sabe cómo es realmente su padre, y hasta que punto es capaz de llevar su resent hacia alguien.

-¿Y qué vas a hacer, Tritón?

La voz de Heracles le hace abrir los ojos, viendo al dios justiciero sentado frente a él, con Ares a su derecha y Hebe a la izquierda.

-Nada. Mi padre y Obrekka son peores que mulas; podría intervenir, pero ellos ya son grandecitos como para que esté ahí de ave mensajera.

-¿Y si no se disculpan? -pregunta Hebe, dudosa-. Sabes cómo es tu padre, primo Tritón.

-No estarán así por siempre. Ambos saben que tienen en parte la culpa, sólo deben dejar su orgullo de lado y acercarse. -explica el tritón, tomando su té-. Aparte, ambos se aman, y más temprano que tarde se darán cuenta que se extrañan mutuamente.

-Si es que no se matan primero.

Dice Ares.

-Obrekka nunca lastimaría a mi padre, y mi padre, por más terco que sea, no se atrevería a dañar a su amor platónico.

-Obrekka nunca lastimaría a mi padre, y mi padre, por más terco que sea, no se atrevería a dañar a su amor platónico

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𝙋𝙖𝙩𝙪𝙘𝙝𝙤 | PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora