Después de tanto tiempo estando
sola, prácticamente había olvidado lo que
era anhelar el contacto con alguien más, y
no me creí capaz de sentir algo hasta que te
tuve frente a mi, a riesgo de sonar como una
egoísta, estoy dispuesta a ofrecerte lo qu...
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Wednesday
Intentaba con todas mis fuerzas centrarme en los formularios, pero Enid lo estaba haciendo todo demasiado complicado.
-¿Que hay de este?- alcé la vista, recorriendo desde el delgado marco de sus nuevos lentes de lectura, pasando por aquella blusa ajustada color azul cielo que parecía aferrarse a todos los lugares correctos, al igual que aquel pantalón corto que parecia ser algunas tallas más pequeñas que la suya, remarcando bastante bien uno de sus atributos más llamativos y del cual, ella estaba plenamente consiente, ya que no tardó en voltear enseñándome lo bien que parecía ajustarle aquella zona.
-Me parece perfecto.- comenté, viéndola fruncir el ceño.
-Eso has dicho de todos los demás.
-Es porque todos me parecen perfectos- aclaré-, o tal vez solo seas tú quien hace que todo se vea bien.
-Como digas, ligona- mencionó de mala manera- cualquiera creería que los alfas nacen siendo atrayentes de manera natural, pero eres la alfa más floja y aburrida que he conocido.
-Ya te dije que me gusta lo que veo. -me quité los lentes, volviendo mi mirada en su dirección.
-Avísale a tu cara- se quejó-, creí que te había parecido linda y por ello me querías como tu omega.
-Me pareces linda, si- admití- pero no fue esa la única razón que tuve para acercarme.
-¿Porqué insistes en jugar a ser una alfa misteriosa?- rodeó el escritorio, sentándose sobre este justo frente a mi, sin importarle que tan importantes podrían ser los documentos que estaban sobre este.
-Una alfa misteriosa, para una omega misteriosa- mencioné- tendría que ser una idiota demasiado ciega para no notar lo hermosa que eres, pero si tuve mis razones para acercarme además de esa.
-No es que te falte demasiado - mencionó aturdida, haciendo referencia a lo mal que parecía estar mi vista, quitándose mis lentes los cuales se había puesto con anterioridad en lugar de los suyos-, quiero conocer esas razones.
-Prefiero guardarlas para mi.
-En realidad, si sientes la necesidad de mencionarlo, es porque esperas que te pregunte.- respondió.
Me levanté de mi lugar, intentando hacerla entender que no estaba cómoda y que debería continuar en lo que estaba para que yo en lo que estaba para que yo continuara con lo mío, aunque lejos de entenderla, se aferró a mi torso, acercando su rostro a mi cuello en donde la sentí aspirar por sobre mi piel y parte de mi camisa.
Suspiré cansada, dándole espacio para su investigación, sintiendo sus manos tomar mis hombros.
-Tus hombros son hermosos- mencionó lo obvio-, ¿Te lo han dicho?
