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Wednesday

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Wednesday

Sofía llevaba al menos diez
minutos viendo a un punto fijo sin
decir absolutamente nada.

No estaba segura de como ella
pretendía enfrentar algo así, la ví
morder algo ansiosa el interior de
su labio inferior.

-¿Qué tanto daño produjo?- preguntó dubitativa.

Ella no parecía querer enterarse
a pesar de estar preguntando, el
suspiro resignado que escapó de
entre sus labios me lo hizo saber.

Ella simplemente se acercó en
silencio hasta el pequeño sofá que
había en la habitación, lugar donde
a Enid le gustaba acomodarse a
dormir cerca de la calefacción,
sentándose muy en el borde de este.

Su postura era demasiado tensa
para pasar desapercibida, sólo
quedaba esperar que ella tomara la
decisión correcta.

-Produjo un daño que creo
irreversible-mencioné-, ella no
puede concebir en consecuencia de
ello.

La ví frotar sus ojos con las yemas
de sus dedos, aún sin alzar la
mirada, su postura tensa decayendo
rápidamente al oír esto último

-¿Podría ser eso reversible?-su voz se oía tan apagada, no conseguía percibir ira, impotencia, o rencor en ella- existen muchos tratamientos, podemos pagarlos.

-Sofía-la interrumpí-, los casos
en que es reversible, son mínimos.

-Pero entonces si hay una
posibilidad-agregó-, hay una
probabilidad, aunque sea mínima.

Ella lucía tan miserable que
lamentaba demasiado decirle
que aquella posibilidad era
casi inexistente, pero tampoco
podía engañarla dándole falsas
esperanzas.

Esto había sucedido dos veces
durante el tiempo que llevaba
trabajando en la empresa, segun
tenía entendido, o al menos esas
fueron las únicas de las cuales me
enteré, aquella bastarda jamás me
permitió participar en ninguna
de las reuniones con sus asesores
legales, lo que me lleva a pensar
que las demandas por parte
de consumidores era algo que
esperaba mantener fuera de mi
alcance.

Las personas con conciencia no
estamos hechas para ese tipo
de trabajo sucio, razón más que
suficiente para ella, como para
decidir hacer sus movimientos a
espaldas de nosotras, aún siendo
quienes quedaríamos a cargo de
todo esto en su lugar al retirarse.

Ver a Sofía lucir tan desconsolada
me hacía querer arrancar la cabeza de aquella infeliz con mis propias
manos.

-Sofía.-la llamé inclinándome
frente a ella, hasta quedar a su
altura.

Parecía a punto de estallar en
llanto, y siempre he sido tan mala
lidiando con las lágrimas.

Los recuerdos de Sofía siendo
una niña, llorando a diario,
desconsolada por la ausencia de
Divina, cayeron sobre mi como un
balde de agua fría.

Sigma Σ (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora