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Enid

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Enid

Por más que pensé en ello, no
conseguí encontrar el regalo
indicado, no servía de nada tener
buenas sumas de dinero a mi
disposición cuando no podía pensar
en algo que Wednesday quisiera y
no hubiese tenido ya.

Esa fue la razón de poder que
me llevó a quedar atrapada bajo
su cuerpo sobre nuestra cama,
a minutos de haber marcado la
media noche el reloj en nuestra
habitación.

Incluso siendo Wednesday mi
alfa, continuaba vendiéndome
a mi misma como un regalo de
cumpleaños cualquiera.

Su mentón raspaba sobre la piel de
mi cuello, mientras sus labios se
apropiaban de todo lo que estuviese
a su alcance.

El no dormir juntas era una
ventaja para ella, no me tenía
presionándola constantemente para que se quitara el brazier antes de dormir, o moviendo su cabeza hacia un costado, por que sus ronquidos no me permitían dormir en paz.

-Hazlo con cuidado-me quejé al
sentirla recargar su cuerpo sobre el
mío-. ¡Estoy hablándote infeliz!-
insistí-. Acabo de parir hace unas
semanas, si no pones de tu parte
viy a lanzarte por la ventana.

Sabía que no era una buena
idea dejarme tomar por ella,
no habiendo tenido a nuestros
cachorros hace tan poco tiempo,
pero no tenía un jodido regalo para
mi alfa, y sabía que ella estaba
amando lo que le había ofrecido.

Él doctor Larson había dicho que
debíamos abstenernos de tener
intimidad por un tiempo prudente,
al menos hasta que me hubiese
recuperado correctamente.

Eso nos suponía al menos un mes y
un poco más, pero aquí estábamos,
cogiendo como conejos a un poco
más de dos semnanas de nacidos
nuestros pequeños.

Un molesto dolor se extendió por
mi cuerpo al sentir sus dientes
hundirse sobre su marca, no solía
ser tan doloroso o incómodo,
pero mi cuerpo aún continuaba
demasiado sensible.

Sentí sus labios hacer su camino por mi pecho, y quise abofetearla muy fuerte al sentir su lengua pasear descaradamente sobre uno de mis senos, prendiendo sus labios con facilidad a uno de mis pezones.

Pasé uno de mis antebrazos por
sobre mis ojos, intentando pasarlo
por alto, después de todo, era su
jodido regalo de cumpleaños.

Si bien no era algo que alguien más
debiese saber, siendo esto parte de
nuestra intimidad, no dejaba de ser incómodo y vergonzoso sentirla
sorber y succionar entusiasmada,
como si fuese una cachorra
lactante.

Enredé mis dedos en sus oscuros
cabellos, dándome por vencida,
ya estaba rompiendo mi mes de
abstinencia, lo mínimo que podía
hacer era disfrutarlo.

Continuaba sin entender sus
extraños gustos, pero el sólo hecho
de tratarse de ella ya bastaba para
entusiasmarme lo suficiente.

Me sentía más que preparada para
recibirla nuevamente, pero mi
alfa no era la mejor notando mi
entusiasmo a pesar de nuestro lazo.

Sigma Σ (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora