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Enid

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Enid

Me aferré con fuerza al mesón de
la cocina, rogando internamente
que Wednesday no le hubiese dado
una copia de sus llaves a su lacayo,
quien probablemente ya venía en
camino.

Separé aún más mis piernas al
sentirla hundirse bruscamente en mi interior, empotrándome contra
el mesón.

Los fríos azulejos de este, en
contraste con la piel cálida de su
torso presionando mi espalda y
manteniéndome inmovilizada a la
vez, era sumamente adictivo.

Teníamos solo algunos minutos
antes que aquel tipo entrara por la
puerta en cualquier momento, pero
la alfa parecía estar disfrutando
cada segundo y tomándose su
tiempo, como si no fuese nada de
otro mundo que nos atraparan de
esta manera.

¿Y si no era tan extraño para ellos?

¿Sería algo común para el lacayo
encontrar a su jefa profanando a
algún iluso en la empresa, o tal vez
en medio de la cocina de su propia
casa?

¡Jodida cerda asquerosa!

Nuevamente la sentí jalar mi collar
por la parte posterior de este, y
tiré un firme golpe hacia atrás,
impactando de lleno mi codo contra
sus costillas, al estar apoyando su
brazo igualmente sobre el mesón.

El gruñido que dejó escapar, se oía
más satisfactorio que dolorido, me
hizo saber que ella parecía disfrutar
que me resistiera a sus avances.

Un gemido algo ahogado escapó de
entre mis labios al sentirla forzar
nuevamente su nudo en mi interior

¿Es que jamás aprende?

O tal vez quien no aprende soy
yo, de otra manera ya me hubiese
ido a casa en lugar de permitirle
tomarme una vez más.

Pero debía admitir que ella era
bastante buena en lo que hacía, así
que una última vez antes de ir a
casa no era tan malo ¿O si?

Bueno, en realidad lo era,
considerando que solo me iría por
algunas horas y no era necesario
llevarme un recuerdo para el
camino.

Apoyé mi frente sobre el frío mesón
al sentirla empujar sus caderas
bruscamente, e intenté moverme
esperando que no anudara.

Eso sería probablemente aún más
mortificante que ser atrapadas
haciéndolo en la cocina.

-¡Quítate!-me quejé, recibiendo
un feo gruñiido de su parte-, estoy
hablando en serio, Wednesday.

Una de sus manos, la cual mantenía
un firme agarre sobre uno de
mis hombros, se ajustó aún más,
prácticamente clavando sus dedos
en el lugar.

Dejé escapar un alto gemido
dolorido en respuesta.

-Te estás pasando, idiota.- me
quejé.

-Creí que así te gustaban las
cosas-mencionó, bajando
nuevamente su torso hasta dejar
mi cuerpo firmemente presionado
contra el mesón, su cálido aliento
humedeciendo la parte posterior
de mi cuello-, solo sexo, duro y sin
consideración.

Sigma Σ (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora