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Enid

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Enid

Nuevamente la sentí aferrarse a mi
espalda, sus manos deteniéndose de
manera delicada sobre mi vientre,
a la vez que sentía su respiración
humedecer la parte posterior de
mi cuello, siendo ésta reemplazada
luego por sus labios.

Dejé una fuerte palmada en sus
manos haciendo que las quitara de inmediato.

Voltee viéndola de manera
amenazante, o al menos todo lo
amenazante que pudiese verme
con la boca llena de espuma y
pasta dental mientras cepillaba mis
dientes.

-¿Podrías al menos darme algunos
minutos para asearme?- me quejé
hablando con dificultad por la
espuma en mi boca- tus atenciones
de darme útiles de aseo y ropa de
dormir, se van a la mierda si estás
intentando entrarme cada dos
segundos.

-Estás tardando demasiado- se
quejó

-¿Crees que me despierto así de
hermosa todas las mañanas?- ella
me miró incrédula- claro que lo
hago, despierto radiante a diario pero eso es únicamente porque cuido de mí, jodida animal
hambrienta y egoísta.

Ella suspiró resignada y sin hacer
ningún movimiento

Nuevamente volteé en dirección al
lavabo, inclinándome para escupir
la pasta dental que ya comenzaba
a arder en mi boca, sintiendo
rápidamente su pelvis empujar
contra mi culo, casi aflojándome un
diente al estrellarme contra el grifo.

-¿Qué parte de estoy ocupada no
se entendió?

-Lo siento- frunció los labios-
tienes pasta dental allí- señaló
limpiando la comisura de mis labios con su dedo índice.

Suspiré exasperada.

¿Cómo se supone que la regañe
cuando actúa como una cachorra
dócil y aturdida?

Acaricié su mejilla tomando sus
labios en un beso suave y pausado.

-Necesito que me esperes en la
cama- susurré sobre estos- tengo
un límite de paciencia y si mis
piernas se cierran, ya no volverán
a abrirse para ti ¿está claro?-
pregunté de manera calmada.

Ella asintió entusiasmada, pude
distinguir un destello de dolor
cruzar por su mirada.

-¿Qué te pasa?

-¿Podrías dejar de jalar mi
cabello?- preguntó, y recién
entonces noté que mi mano se había deslizado hasta su nuca, en donde mantenía un fuerte agarre sobre su cabello.

-Es la costumbre- le resté
importancia apartándome- ve a la
cama.

Ella finalmente accedió a salir del
baño, y no tardé en pasar el seguro.

Tampoco es que tuviese grandes
planes en el baño, me senté sobre
la tapa del inodoro observando
detenidamente la espaciosa
habitación.

Ella tenía sales de baño, jabón en
exceso y algunas lociones.

Sigma Σ (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora