Capítulo 8

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Jackson Romanov

— Aquí está el permiso de libre comercio en Corea del Norte.— entra Mark a mi oficina.

— Déjalos por ahí.— señalo el librero.

— Bien.— Los deja donde señalo, intenta irse, pero se detiene.— tu pequeña puta me dijo que te comunicara que recordaras que hoy es su aniversario.—dice y se va.

Otro año más con ella ¿Estaría mal terminar con ella hoy? Sería tipo, el día que todo inicio termino, aunque sería algo difícil encontrar a otra que soporte que la engañe y que cuando se me pega la gana le trate mal. Por ahora no lo haré.

Luego de trabajar algunas rutas de tráfico agregando la de mi nueva adquisición, Corea del Norte voy a mi habitación donde me encuentro a Kate.

— ¿A dónde iremos?— pregunta.

— Yo iré a dormir, porque ando bastante cansado.— digo quitándome el saco.

— ¿No iremos a algún lugar para celebrar?— insiste.

— Si eso quieres lo haremos, cuando despierte vamos, pero por ahora quiero dormir.


...

A Kate se le ocurrió ir al restaurante freedom este está frente al parque más grande que hay en Londres.

En ese restaurante hace dos años estábamos Russo y yo cenando, recuerdo sus hermosos ojos como si hubiese sido ayer, su hermosa sonrisa...

No.

No.

Joder no.

— Azul, blanco o negro.— pregunta Kate refiriéndose a su vestido.

Ella estaba de negro la vez que fuimos allí, por lo tanto, todo menos negro.

—Azul.— respondo acomodando mi traje.

— Gracias, amor.— se pone el blanco.

Ganas de pegarle un tiro entre ceja y ceja no me hacen falta¿Por qué diablos me pregunta si se va a poner lo que quiera?

Cuando se termina de arreglar salimos y bajamos a la primera planta de la Mansión, ella va afuera a esperar que saque el carro.

Voy al garaje y me quedo un rato pensando en cuál usar, al final me decido por el Lamborghini huracán. Salgo y ella sube.

— Pensé que elegirías el McLaren.— dice cuando sube.

— Sabes que el McLaren 720 s lo uso para algo importante.— digo tomando carretera.

— ¿Esto no es importante? Además, he visto como se lo prestas a Nick cuando va donde su novia.

— No es que sea importante, pero no lo está tanto. Y a Nick le presto el Senna no el 720 s, ese es intocable solo yo lo manejo.

No dice nada más y agradezco eso, ya que no quiero hablar, después de treinta minutos llegamos al restaurante.

— Espera aquí, se me paso avisarle a Nick que estoy aquí.— me separo un poco de ella para poder hablar con Nick.

Oye, vine a cenar con Kate, estoy en freedom, ven con cinco hombres.— digo cuando responde.

De acuerdo, te veo allá.— cuelga.

Vuelvo con Kate, entramos y nos dan una mesa, ella pide y yo hago lo mismo, luego de un rato la comida llega y comenzamos a comer en total silencio, en un momento levanto la vista, pero lo que veo no es a Kate, sino a Melany y joder cuanto deseo que sea ella quien esté aquí conmigo y no Kate. 

Recuerdo que cuando le confesé lo que sentía por ella me rechazo, me rompió el corazón, pero sane, dure un año, pero sane, me dolería volver a caer, pero no me arrepentiría, joder es que me gusta digo no, me encanta, pero no creo que ella sienta lo mismo.

— Tu teléfono está sonando— dice Kate sacándome de mis pensamientos.

Tomo la llamada y es Nick, diciendo que la mitad de los clientes del restaurante no son verdaderos, que son farsantes y que están armados.

Necesito la M84.— digo y me dice que me espera en el otro edificio.

— Espera aquí y no te alarmes.

Salgo y bajo a la recepción, salto al otro edificio, armo la M84 y me posiciono junto Nick, me indica cuáles y cuanto son y les disparamos sin darles tiempo de hacer algo.

— Es cierto lo de que la suerte es para personas que dudan de sus capacidades.— dice desarmando la M84.

No sé a qué se quiso referir, pero no le pregunto de todos modos.

— Quiero que vayas y busques algo que nos pueda ayudar a identificarlos, tantas personas no es algo común.

— De acuerdo. 

Vuelvo al restaurante, y le digo a Kate que tenemos que irnos, ya que hay la posibilidad de que nos estén vigilando, ella acepta y nos vamos.

Cuando llegamos a la mansión voy directamente al centro de investigación, porque ese intento de emboscada no lo haría cualquiera que solo quiere matarme, si hubiesen querido eso hubiese puesto un franco y listo, pero no, había hombres suficientes como para asegurar que no pudiera salir de aquel lugar.

Pero tengo por seguro que sea quien sea me las va a pagar más temprano de lo que cree.


La Mafia Roja #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora