Capítulo 26

98 8 0
                                    

Melany Russo

Cuando aterrizamos en Italia, ya nos están esperando, tanto los hombres de Flenter como los míos.

—Flenter, Lombardo, vienen conmigo, Sam te necesito dirigiendo los dos grupos.—asiente.

—Will, la dirección la envías a cada camioneta.— ordeno y lo realiza de inmediato.

Todos nos vamos en nuestras respectivas camionetas, voy conduciendo y Flenter como copiloto, luego de unos minutos nos adentramos en las calles de Italia, según las coordenadas el almacén se encuentra afuera de la ciudad de Roma.

—¿De qué color eran las camionetas en las que venían Sam y los demás?— pregunta Lombardo.

— Eran de fibra de carbono. ¿Por qué?— cuestiono.

— La que nos viene siguiendo hace veinte minutos es de color Negro.— responde Lizzy y por instinto miro por el retrovisor y confirmo esto.

¿Sam?— digo por el comunicador.

No responde.

¿Dilan?

Tampoco responde.

— No tengo comunicación con mis hombres.— digo y me quito el comunicador.

—Nosotros tampoco.

Mierda.

Más adelante en la carretera veo un túnel, maldigo, pero obligatoriamente hay que pasar por ahí, es lógico lo que viene ahora, debí pensar en que era una trapa.

Antes de adentrarnos al túnel, escribo un mensaje a Nick, ya que Jackson aún debe estar molesto, presiono la tecla de enviar, pero al parecer no tengo señal.

Al entrar al túnel, la camioneta baja de velocidad por un momento y luego vía el aire acondicionado un gas el cual conozco bien, puesto que es utilizado mayormente para dejar al que lo aspira en un estado de inconsciencia suprema, tratamos de bajar los cristales para no aspirar el aire, pero estas no ceden.

— Resistan lo más que pueda, trato de comunicarme con Romanov.—dice Flenter, pero cada vez es más difícil contener el aire.

Mis ojos comienzan a cerrarse y trato mantenerlos abiertos, miro hacia atrás y Lombardo ya está inconsciente.

—Melany, aguanta.—Me pide Lizzy quedando inconsciente, su teléfono cae al suelo.

Vuelvo a tratar enviar el mensaje a Nick y esta vez el mensaje se envía, por lo menos tendré la seguridad de que en algún momento lo verá y avisara a Sam o a Jackson.

Ya no resisto más, mis pulmones exigen oxígeno, no me queda de otra que aspirar el maldito gas.

Siento como mis pulmones se llenan de este aire y la vista se me torna borrosa hasta el punto de ya no ver más y perder la conciencia.

Jackson Romanov

 No, Nick no puede estar muerto.

¿Cómo se atreve a morirse? ¿No sabe que no puedo liderar sin él?

—Lleven el cadáver al laboratorio, necesitamos confirmar que si era él.— demando.

Se llevan el cuerpo al laboratorio para realizar unos estudios, Michael se acerca a mí con una mirada de poco amigos.

—¿Qué? ¿También me vas a golpear como cuando madre murió?— cuestiono ante sus facciones

—Fue muy estúpida la idea de hacer explotar los detonantes.

La Mafia Roja #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora