*+:。.。Capítulo 8。.。:+*

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Capítulo 8:

Dos niños escuchando una historia.

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Cuatro días después.

8:30am.

Si bien la tragedia fue un golpe duro para todo el clan y tuvo que soportar con estar rodeado de una atmósfera depresiva y melancólico -lo que se sentía familiar-. Todos parecían concordar en que los más pequeños no tenían que pagar con el precio de aquel incidente y cortar con su felicidad.
Por lo que Hanzo y todos los demás -incluyendo a Kuai-. Tuvieron que disimular bien sus emociones cerca de ellos y fingir que nada había pasado, siguiendo con la rutina diaria que en este caso era entrenados y al mismo tiempo que se divirtiera, jugando con Hanzo y demás estudiantes ya mayores del clan y eso era lo que pasaba ahora. Los entrenamientos de los más chicos eran en los jardines de fuego, lugar donde también estaba la oficina y cuarto temporal de Kuai, por lo que cada mañana iba a la puerta, la abría y el criomante se quedaba sentado sobre sus piernas en el pórtico de la casa, mirando con ternura los intentos de los niños de querer hacer algo bien o solo ponerse a jugar.

El entrenamiento de este día consistía en aprender a mover palos ligeros como método de defensa, aunque las cosas no iban según lo acordado. Si bien había un porcentaje de los niños que se tomaban cosas en serio -los mayores-. El resto se perseguía corriendo con los palos e incluso algunos se habían juntado en pequeños grupos para perseguir a los alumnos. Entre esto no se salvaba Hanzo que era la víctima principal, teniendo entre 7 crios alrededor de él jugando a que lo golpeaba pero este parecía no inmutarse, en su lugar aprovechaba la cercanía para agarrar a algunos niños, levantados y quitarles las armas, los tenía cargados con el objetivo de minimizar el desastre que había vuelto este entrenamiento.

Kuai no podía evitar tener una sonrisa en su rostro con esto, aguantando pequeñas risas por la escena ridícula y tierna. Admiraba de cierta forma la paciencia con la que Hanzo manejaba a los niños y como estos mismos apreciaban a su maestro para mostrar ese nivel de confianza en jugar.

Esto era algo que nunca vería en el Lin Kuei, porque si bien había niños ahí también, solo traían nuevos reclutas cada 10 años y estos siempre eran mantenidos aislados para no estorbar en el entrenamiento de los demás. Recordaba como eran tan duros con todos, especialmente con el y Bi-Han, que en cada entrenamiento parecía era más una forma de querer deshacerse de ellos y tenían que hacer perfecto todo a la primera. Claro, hasta que aparecía su abuelo y nadie en el lugar se atrevía a maltratar a los nietos de Sub Zero. El era un maestro que si bien ponía prácticas estrictas, la mayoría de los recuerdos que tiene son agradables, mostraba mucha paciencia con él, Bi-Han y Tomás, al cual había acogido como si fuera un nieto más.
A veces había risas, como ahora y en pequeñas ocasiones jugaban y se comportaban como lo que eran; niños.

Se podía decir que en este momento la imagen de Hanzo y los demás pequeños le traía recuerdos muy agradables de su abuelo.

Extrañamente sentía paz.

Neathrrealm.

Havik echaba un vistazo al despacho del brujo, tomando pergaminos con magia antigua y leyendo el contenido, viendo si esto podia extender sus conocimientos en algo que tenía planeado ejecutar. Mientras que por el otro lado escuchaba a Quan Chi preparando las cosas para el ritual con molestia, mostrando que no quería hacerle el favor pero era parte del acuerdo, lo que de hacia sonreír -o eso haría de no ser por cráneo que tenía de mitad del rostro-. Solo cuando el aroma a brebaje acogió su olfato volteo su cuerpo de nuevo, en el suelo había un pentagrama que mientras se recitaban las palabras del brujo este se iba iluminado de tonos verdes al igual que las flamas en las manos de Quan Chi. De entre el piso de pronto emergió una sustancia rojo oscuro, casi pegando al negro de consistencia espesa, parecía a la brea, se junto todavía más, empezando a tener una forma más sólida que se movía, formando las cuatro extremidades junto a ruidos de varias voces en conjunto y chillidos de animales.
Un brazo intento levantarse, solo para que la brea se recorriera y se mostrada una mano cadavérica la que se rompió al instante, generando ahora gritos más audibles. El cuerpo cada vez tomaba más forma y este mismo se retorcida, teniendo espasmos en todo momento y escuchando una y otra vez los huesos romperse y volviéndose a armar. Finalmente un rostro salió de entre la sustancia, soltando un grito agónico, este mismo acababa de formarse de entre carne roja pero Havik lo miro por demasiado tiempo para darse cuenta de que se trataba de Bi-Han, sin embargo, muy pronto la cara humana se fue de lado en cuanto el otro empezó a toser y vomitar una sustancia completamente negra, saliendo no sólo en la boca sino también de las orejas, nariz e incluso ojos se empezó a esparcir este mismo liquido y la piel de su cara estaba tornando un nuevo color igual de oscuro que la noche.

Snowman (𝐒𝐮𝐛𝐬𝐜𝐨𝐫𝐩) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora