Una mala pasada-5-

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CAPITULO 5

El fuego iba creciendo y la noche se alzaba con una oscuridad suprimida por el cielo estrellado sobre nosotros. Una vez terminado los juegos armados de los itinerarios nos encontrábamos todos exhaustos junto al calor que nos brindaba la fogata que daba comienzo a nuestras dos semanas. Estábamos todos empapados por el baño en el lago merecido y en traje de baño. Ya estábamos instalados en las cabañas que compartiríamos los cuatro tutores. Mi litera era la de debajo de Crazy, la señora Gines nos había anunciado que vendría la mañana siguiente para dar la bienvenida a los infantes.

_ ¿Quieres?- me consultó Mirco dándole una calada al cigarrillo a mi lado. Después de un "No fumo, gracias igual" concentré mi mirada en las salchichas asándose.

_ Entonces Estefan, al final te pillaron en el gimnasio ilegal, ya me preguntaba cuanto tiempo tardarían en encontrarlo.- comentó Crazy.

_ Por ser menor no me metieron tras las rejas.- agregó este un poco tranquilo pero desinteresado.

Terminé de comer mi cena y me levanté con la excusa de que quería caminar. En realidad me quería alejar de los comentarios de Crazy sobre su noviazgo y el ego de Estefan.

Comencé a recorrer el gran territorio del campamento, encontré un árbol y puse mi cara entre mis manos, necesitaba a Harper en este momento. Estaba como flotando de aquí para allá y sin dejar de pensar en Pablo. ¿Él me estaría echando de menos tanto como yo? ¡POR SUPUESTO QUE NO IDIOTA!

_ Él fue el que me dejo al fin y al cabo.- me dije a mi misma mientras refregaba mis ojos. Me paré y comencé a caminar alrededor del árbol.- Ocho días estuve esperándolo, me cambio por una pechugona. Bien lo admito era una chica linda.- empecé a repasar mi odio para espantar los buenos momentos.- pero ¿No valen los meses de relación? ¿Por qué no puedo simplemente olvidarlo? Naiara ¡Por qué eres una empedernida en el amor!- me regañé y caí mirando como todo daba vueltas. Y vi como una figura se hacía nítida, parado con un cigarro en mano estaba un sonriente Estefan. Se hizo lugar a mi lado y me incorporé inmediatamente para marcharme.

_ ¿Así qué esa era la razón por la que llorabas la noche que nos conocimos?- preguntó y detuve mi marcha en seco. Me quedé dándole la espalda, pensé un momento que decir y como nada se me ocurrió seguí caminando y él no me siguió.

_ Mica no esta bien arrojar tu comida en la cara de tu compañera solo para despertarla.- la regañé a la niña de once años. Hacían tres días que los niños habían llegado y de verdad eran diablillos.

Estaba pasando mi informe con los ojos apenas abiertos. El cansancio me abrumaba, realmente estar encargada de dos grupos de seis niñas de once y doce años era algo agotador. Me levantaba temprano las despertaba para la ducha les daba el almuerzo, descansaba, las dejaba con algún profesor de alguna actividad recreativa y me encargaba de hacer sus premios para las fogatas nocturnas. Cada día era distinto. Ya eran aproximadamente las doce y yo seguía fuera escribiendo un papel con las razones por las cuales Mica le había arrojado comida a Tamara en la cara mientras dormía y como había reaccionado. Suspire y volví a la cama.

¡La peor mala noticia del mundo entero! Juan el profesor que les daba costura a las niñas no vendría. Y tenía que improvisar. Pero eso no era la peor parte sino que además de tener que cuidar a doce niñas Estefan también tenía que hacerlo con sus diez niños. En principio decidí que era bueno salir a caminar y las niñas me siguieron juntando flores.

_Profe ¿Ese chico de tatuajes es tu novio?- me pregunto la dulce y errada Támara. Dirigí la mirada donde su índice señalaba para ver a Estefan. Sonreí cálidamente y él me observaba algo gracioso también. Nos dimos miradas simpáticas. Porque a pesar de que no habíamos hablado desde el día del árbol siempre intentaba ayudar y teníamos que trabajar en grupo.

Superando a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora