Estefan y su bipolaridad-10-

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CAPITULO 10

Dos semanas después...

Después de haberlo visto de esa manera, decidí que la mejor opción era dejarlo fuera de mi vida. No era tema mío lo que él quisiera hacer, o cuales eran sus excusas baratas para escapar de la realidad que le tocaba vivir.

_ Hola vecina.- esa voz tan familiar me hizo saltar en mi lugar, mis dos amigos giraron como exorcistas ante aquellas palabras. Pablo esta enfrente mío con sus maletas en las manos y una sonrisa arrogante en su estupido y bello rostro, mientras que yo me encontraba empapada con mi blusa pegada a mi cuerpo gracias a nuestro juego infantil de globos de agua con mis dos secuaces. Había olvidado que él regresaría, había olvidado aún más que él vivía en la casa continua a la mía, y había olvidado lo que era verle. Me odiaba en todo sentido lo que el causaba en mí con solo unas pocas y simples palabras, mis manos temblaban, los recuerdos llovían y mi rostro estaba totalmente pálido.

_ Hola Pablo.- intenté decir de forma natural, pero mi voz sonó más dura de lo que pretendía. Me reproche a mi misma por aquello. Me dio un asentimiento de cabeza y entró en su casa.

_ ¿Estás bien?- me consultó Harp volviéndome a la realidad y centrando mi mirada en ella que en ese momento estaba dirigida a la nada misma donde lo había visto desaparecer.

_ ¿Por qué no lo estaría?- le consulté con obviedad, abrió la boca para decir algo pero la corte.- ¿Y si entramos a merendar?- Javier y Harper se miraron entre ellos y asintieron a modo de respuesta, sabía que querían decir algo, pero no se animaban a hacerlo y les agradecía que mantuvieran en secreto mi derrota contra la dignidad y la indiferencia.

_ Tengo que irme, ¿Segura que estarás bien?- me consultó mi madre. Asentí aunque aun así se encontraba inquieta. Tenía que viajar por tres días a la ciudad cercana por una emergencia.

_ Le aseguro que se comportará.- contestó en mi lugar mi amiga. Mi madre le dio una sonrisa consuelo y beso varias veces mis mejillas para luego marcharse.

_ ¿Qué haremos esta noche?- preguntó Javier con emoción cuando mi madre encendió el motor de su automóvil.

_ ¿Noche de películas?- consulté con una sonrisa.

_ Siempre lo mismo.- reprochó Harp con una mueca.- ¿Y si hacemos algo épico?

_ ¿Épico?- mi voz se acopló a la de Javier que denotaba curiosidad.

_ Estefan peleará esta noche en el barrio bajo, podríamos ir.-

_ ¿Por qué quieres ir a ver a tu hermanastro?

_ Me prohibió que vaya, no tenía ganas hasta que él me obligó a prometerlo cuando me enteré del acontecimiento. Se cree que es mi hermano mayor. ¡Ni siquiera compartimos sangre!- chillo enfurecida. Típico de Harper llevar la contraria a cualquiera que le pusiera limites.

_ No sé.- el remordimiento me consumía, ¿Quería verlo? Claro que si, y esa idea me aterraba. Sin saberlo no había podido quitar de mi mente aquel día donde pasó por mi lado con indiferencia, como si no existiera.

_ Yo quiero ver que tan bueno es.- afirmó Javier.

_ Vayan ustedes. No estoy interesada.-

_ No puedo creer que esto sea lo que todos llaman diversión.- murmuró en mi oído Javier tapando su nariz.

_ Chico lindo.- murmuró Harp a mi lado, finalmente y bajo mi poca convicción me había arrastrado a la parte baja de la ciudad y nos encontrábamos sentados bajo la poca iluminación y rodeados de la peste del mísero gimnasio. Me giré en la dirección que señalaba harp y sonreí al verle entrar. Venía rodeado de sus amigos, todos los ojos estaban centrados en ellos, parecía como si la gente temiera ante su aura de peligro. El grupo avanzaba ignorando las miradas.

Superando a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora