Boda del señor Ping-11

234 9 1
                                    


N/A:Perdón por la tardanza, espero poder actualizar pronto, gracias por leer y disfruten el largo capitulo

Capitulo 11

Pasaron dos semanas desde aquel día, hasta el día de hoy no sé la razón por la cual Estefan está cuidando mis espaldas, tal vez no está tan cerca como para entablar una conversación pero siempre de reojo puedo ver su figura, siguiéndome, comprobando que estoy bien, siguiendo mis pasos, controlando mis salidas. Y aunque en realidad tendría que sentirme asechada me siento segura sabiendo que él esta para mí.

_ ¿Ya estás lista?- me consulta mi madre arreglando la falda de su vestido. Asiento y bajamos juntas los escalones de la casa, es por la noche un sábado, y nos dirigimos a la fiesta de casamiento del padre de Harper.

No estaba muy convencida con mi atuendo, pero quería que mi madre estuviera feliz valorando su regalo que había estado guardado durante tanto tiempo en el viejo placard caoba.

_ Me encanta como te queda.- me halaga y le doy una sonrisa forzada, en realidad el rosáceo no me favorece y mas con la falda acampanada, solo parezco una pequeña niña cuando estoy apunto de cumplir los diecisiete. Enciende el motor y me quedo mirando su perfil, a pesar de los años su rostro luce tan joven, no se nota su carga de cuatro décadas.

_ Madre, ¿tenemos que asistir a la misa?- le consulto no porque en realidad no sepa la respuesta, sino que necesito que hablemos de algo porque el silencio del coche es abrumador.

_ Nai.- el tono en el que me nombra hace que me encoja en el asiento.

_ Perdón.- le resto importancia y miro por la ventana, el sol se oculta entre los árboles que rodean la carretera, mi madre no es mala persona pero su figura siempre implico respeto, con mi padre siempre fue más leve la situación ya que siempre fui su única hija y la luz de sus ojos por así decirlo. Pero calculo que es normal, uno de los dos tenía que ser firme en mi crianza y siempre el papel fue delegado a mi madre. La doctora respetada que controlo mis estudios, mis notas, mis salidas y hasta mis amigos. Creo que la única razón por la cual me permite ser amiga de la desacatada Harper se debe a que su padre y ella fueron amigos de la infancia. Mi amistad con Javier delega a la parte materna de él y su relación con mi padre.

Aparca frente al edificio y lo miro sin expresión alguna la estructura que se alza ante mí. Rendida acomodo mi falda y coloco mis zapatos de taco fino en la acera. La gente se acerca a la entrada y como ganado acarreado por el pastor ingresamos. Nos colocamos detrás de los últimos lugares y con la mirada lo encuentro. Su traje oculta la mayoría de los tatuajes pero aun así las perforaciones quedan visible, por como su mandíbula se encuentra tensa se nota que no esta cómodo en el lugar. A pesar de la cantidad de gente encuentro también a Harper que está usando un vestido color pastel con un moño rojo que marca su delicada figura.

Estefan pasa por mi lado cuando ve que la gente esta llenando el lugar y no se percata de mi presencia.

_ ¿Quién es ese muchacho?- consulta mi madre con un poco de timidez.

_ El hermanastro de Harper.- le confieso por lo bajo, mi madre lo sigue con la mirada y yo hago lo mismo. Es envidiable como puede pasearse con la vista al frente y esa marcha tan peculiar que lo destaca, como si fuera inmune a cualquiera, como si nada pudiera alcanzarlo, Estefan camina sabiendo que es inalcanzable, que es intocable.- ¿Por qué lo preguntas?- le consulto cuando desaparece por las puertas.

_ Lo he visto mucho últimamente.- asume centrando su mirada en las manos, cuando mi madre hace ese tipo de gestos es que algo oculta.

_ ¿En dónde?- la curiosidad me sobreviene, ¿De qué conoce mi madre a Estefan? Pero antes de que ella pueda saciar mi curiosidad el piano comienza a sonar dando el aviso que la novia se aproxima. Todos nos ponemos de pie, y por desgracia me ha tocado el lugar del último asiento contra el pasillo que recorre la prometida. Veo como aparece la reluciente mujer con lágrimas en los ojos y mi corazón da un vuelco de emoción. No es mi madre, ni nadie con la que haya pasado mucho tiempo pero la situación produce un sin fin de emociones. Y a su lado, con esa mirada oscura, ese rostro serio, tomado de su brazo, escoltándola, está él. Pasa los dos primeros bancos con la vista al frente, pero a unos asientos de mí su vista se clava en mi mirada, y una sonrisa ladeada aparece en su rostro. Estefan me está mirando, y no me mira como si apenas me conociera, me mira como... ¿Cómo me mira? Su sonrisa no desaparece y siento que me sonrojo furiosamente ante su mirada, los segundos parecen eternos pero no me espero lo que hace al pasar por mi lado, Estefan me guiña un ojo delante de toda la multitud. Me quedo inmóvil mirando su espalda y la burbuja se rompe cuando el sacerdote nos pide que tomemos asiento.

Superando a mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora