Capítulo 7

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Cala

Me paso horas en la bañera de mi casa, Alex me trajo aquí y después se fue. Deduzco que no ha estado aquí lo últimos tres años, pues todo se encuentra igual que el día que me fui. En cierta manera agradezco que no haya estado aquí, porque eso significa que ella no ha entrado en esta casa.

Mi cuerpo descansa y se relaja durante todo ese tiempo en el que estoy sumergida en el agua, pero mi mente reproduce los últimos sucesos. Su boda, mi ataque de celos que logré controlar, su derrumbamiento frente a mí y mi ataque de dolor y rabia en el que le herí con mis palabras. 

No sé qué me pasó en las escenas que protagonicé en el hospital, pero definitivamente estoy más tranquila desde entonces. Siempre fui impulsiva, pero nunca a tal punto de herir y echar cosas en cara que no tenían la culpa de alguien.

Admito que nunca me he caracterizado por ser una persona tranquila cuando tenía celos. Sí que es verdad que nunca llegaba a tal punto de pegarme por nadie, pero sí había pequeños gritos y discusiones.

Nunca fui segura de mí misma cuando se trataba de Alex. Con otras personas me volvía la persona con más ego del mundo, pero cuando se trataba de él era diferente. Alex tiene una presencia que impone y hace que te derritas por él en cuanto lo tienes delante.

Aunque siempre supo darme mi lugar, nunca podía evitar sentirme inferior. Él es un hombre poderoso, rico, guapo y atrayente. Yo, en cambio, siempre fui a cara bonita que utilizaban y después desechaban.

Por eso me siento orgullosa de no haber explotado como lo esperaba, estoy orgullosa de ver como pude controlarme y darme mi lugar. Y es verdad, sigo amándolo y no quiero darle el divorcio, a menos que él me lo pida.

Soy consciente que los dos necesitamos tiempo para sanar y lo mejor por el momento es estar separados, aun así, quiero permanecer junto a él en las buenas y en las malas, si él me lo permite, una vez nos encontremos plenamente bien.

Está claro que me duele el hecho de que iba a casarse con otra, pero tampoco puedo culparlo por querer rehacer después de tanto tiempo. Sé merecía encontrar una nueva fuente de paz y felicidad si yo no volvía, porque a decir verdad no esperaba volver a verle otra vez.

Con todos estos pensamientos salgo de la bañera y me coloco el pijama. Me acuesto en la cama y me quedo dormida por el cansancio, logro descansar plenamente porque me siento segura, arropada en las sábanas que siguen conteniendo su olor.

Al día siguiente me visto y maquilo un poco, no me gustan los golpes. Quiero verme guapa y por eso me coloco base, correcto, rímel y un gloss en los labios. Me pongo un vestido veraniego, ya que hace calor, y unas sandalias.

Salgo de la habitación y bajo a la cocina. Las chicas de servicio me abrazan y me preguntan qué tal estoy. Hablo con ellas durante unos minutos y después me despido para salir en dirección al garaje. Matt, mi chofer se encuentra allí.

Me subo al coche y dejo que conduzca por las calles de Milán, paramos en la cafetería en la que pasaba mis tardes cuando era estudiante, donde conocí personas de lo más fantásticas y donde pasé momentos más que agradables.

Entro y el olor a hogar me abruma, camino hacia el mostrador, sintiendo una mirada sobre mí, aunque trato de ignorarla. La chica que hay detrás me recibe con una gran sonrisa, es la sobrina de la dueña.

- ¡Cala! Me alegro mucho de verte, cuando vimos las noticias nos emocionamos mucho e incluso creíamos que era mentira. Después te vimos cuando saliste del hospital y confirmamos que era real. Espera un momento, voy a llamar a mi tía. – dice intentando irse, aunque la freno.

- Espera, espera. – digo sonriendo. – Ahora mismo tengo una cita importante que no puedo aplazar, pero después vuelvo.

- Oh, está bien. – dice un poco desilusionada. 

El regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora