—¿Y? —preguntó Liz, viendo con inquietud a Flor.
—Nada —respondió ella— ¿No será que está cansado? O, no lo sé ¿Cogiendo con Sol o algo?
Liz hizo un gruñido de disgusto y asco para luego volver con Eos. Las tres chicas se habían quedado en la casa de Eos para intentar avanzar un poco, ya que Dylan no era nada de ayuda, Nathan ofrecía menos y Sol ya se veía desmotivada por lo que sucedía (lo que daban por sentado era que Nathan y Dylan la estaban contagiando), así sus opciones de momento eran una bruja, una licenciada en genética y una psicóloga enfocada en traumas infantiles. No eran el mejor grupo para la investigación de una maldición pero eran lo mejor que tenían sin contratar a terceros.
—No contesta —dijo Liz cuando fue con Eos, quién se veía claramente molesta.
—¿No se supone que tiene insomnio? —murmuró Eos mientras seguía anotando ingredientes— ¿Cómo es que no contesta el celular?
—Flor cree que está ocupado —dijo Liz aún un poco incómoda por lo que había dicho.
—Intentamos llamarlo por una hora —dijo Eos demostrando su impaciencia— ¿Tan ocupado está?
—¿Quizás lo podemos llamar mañana? —dijo Liz para disimuladamente empezar a juntar y guardar algunos de los materiales que estaban usando.
—Bien, mañana —aceptó Eos.
Y llegó el día siguiente.
El día siguiente comenzó de manera simple. Liz y Flor y Eos siguieron su investigación un par de horas más. Flor fue la encargada de llamar a Dylan ya que ella era muy buena en el multitasking a comparación de las otras dos chicas. Llamó una vez, dos veces, tres y cuatro, pero no había nada.
—Noticias, sigue sin contestar —dijo Flor molesta para dejar su celular en la mesa y seguir con los estudios de sangre que había comenzado la noche anterior.
Flor tenía la hipótesis que si hacían análisis de sangre con los demás podrían tener mejores bases para encontrar una cura para la maldición, así que se estaba encargando de hacer el papeleo e informes necesarios para organizarlo todo y tener el equipamiento necesario para hacerlo.
—Aghh estoy harta —dijo Liz para ponerse de pié y golpear la mesa con sus manos.
—Cuidado con mi mesa —se quejó Eos en un principio, para luego ver a la rubia— ¿Qué hacés?
—Voy por Dylan —dijo ella, agarrando su bolso por unos segundos y dejándolo en la mesa nuevamente.
—¿Caminando? —preguntó Eos confundida, ya que vió como Liz abría la puerta y era la calle, no la casa de alguien.
—Si, caminando porque si uso tu portal de las puertas lo voy a matar —dijo Liz con un tono algo molesto para salir de la casa.
Salió de la casa de Eos y por más que dijo que iría caminando, aprovechó que había llegado en auto y se regresó en auto a los departamentos. Más que enojada, le daba rabia que Dylan tuviera tan pocas intenciones de ayudar, después de todo él había empezado lo de la maldición, él era el "paciente cero", lo mínimo que podía hacer era intentar ayudarles un poco por más que sus conocimientos en magia no ayudaran. Cuando llegó al edificio sintió como su ira y frustración aumentaban, así que intentó calmarse lo más que pudo y rezó por dentro que Dylan no anduviera pesado para que los ayudara de una vez. Golpeó la puerta del departamento pero solo había silencio.
—¡Dylan! —gritó para seguir golpeando la puerta, pero se detuvo unos segundos para ver si alguien respondía— Abrí la puerta —siguió golpeando.
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La Cicatriz
FantasíaDylan descubre una extraña cicatriz en su brazo izquierdo, al intentar descubrir que le sucede termina conociendo a una bruja que le deja más preguntas que respuestas. Junto a ella y un grupo de personas que conoce, descubrirán que todos tienen una...