En la vastedad de Wild, la solemnidad se refleja en las miradas taciturnas de sus habitantes, quienes guardan una cautelosa reserva ante cualquier tema, particularmente aquellos relacionados con la seguridad de la manada. En la meticulosa protección de cada hectárea boscosa, se despliegan grupos numerosos, vigilantes ante posibles amenazas que acechen su existencia. Estratégicamente distribuidas en los recovecos del bosque, trampas hábilmente colocadas refuerzan las medidas de seguridad, mientras que un toque de queda impera, resguardando principalmente a los más vulnerables. Este panorama revela un entorno impregnado de precaución y un celo constante por la preservación de la integridad de la comunidad.
La necesidad de reforzar la seguridad no solo responde a los incidentes sufridos por otras comunidades, donde emboscadas sorpresivas y secuestros de mujeres han sido lamentablemente recurrentes. También, se considera imperativo ante la inminencia de una de las fases más vulnerables para los licántropos: el celo, que se espera en una semana. Aunque mi conocimiento es limitado, se ha especulado ampliamente sobre esta condición en la literatura y la información disponible en internet. Aunque muchas de estas narrativas pueden parecer fantasiosas, a menudo existe una verdad subyacente incluso en las historias más imaginativas.
La restauración parcial de las heridas en mi espalda se atribuye a la combinación de ungüentos aplicados y la intervención de Waldheri, aunque lamentablemente, no pudo evitar la formación de notables cicatrices que perdurarán en mi piel de manera ineludible. Estas marcas, a pesar de su significativa curación, suscitan malestar emocional.
El retorno a la escuela, facilitado por la ayuda de Rodrigo, ha mitigado el retraso académico, aunque persisten tareas pendientes que requieren atención. La amalgama de la recuperación física y el equilibrio educativo postulan un proceso gradual hacia la normalidad, marcado por la superación de desafíos tanto físicos como académicos.
La partida de Mark hacia su hogar, llevándose consigo a Maura, ha sembrado en mí una inquietud marcada por el temor persistente de que los adversarios que asaltaron su residencia puedan emular dicha amenaza en nuestro entorno, exponiéndola a peligros recurrentes. A pesar de carecer de un instinto intuitivo pronunciado, mi propensión a reflexionar y abordar las situaciones con cautela contrasta con el anhelo interno de escapar de este escenario.
Una alerta subyacente, activada en los recovecos de mi cerebro, resuena como una señal de peligro, manifestándose de manera impredecible. Las noches, antes tranquilas, se ven ahora eclipsadas por la agitación mental, transformando el acto de conciliar el sueño en un proceso intrincado, donde la mente divaga en pensamientos profundos y persistentes, desafiando la serenidad que alguna vez acompañó mi descanso nocturno.
El persistente insomnio que me aqueja me conduce a conciliar el sueño en horas tardías y despertar más temprano de lo acostumbrado. La atmósfera matutina se tiñe de tonos naranjas, envuelta en una frescura que me atrae irresistiblemente hacia la ventana, donde contemplo el bosque con una introspección inusual.
En estos días, he observado con detenimiento un incremento en las medidas de seguridad tanto en las residencias como en los establecimientos comerciales, una realidad que se refleja incluso en la suspensión de clases para la próxima semana. Aunque inicialmente asumí que este fortalecimiento respondía a la amenaza reciente, indagué más a fondo para descubrir que no es la única razón, al menos no en su totalidad.
La sacralidad que reviste la época de celo para los habitantes de este lugar se manifiesta con una periodicidad dual, presentándose dos veces al año. A comienzos de la primavera, se experimenta el celo de un alfa, una fase que, según la explicación de Rodrigo, se traduce literalmente en una intensificación desmedida del deseo sexual, una perspectiva que inicialmente suscitó mi risa hasta que profundicé en el conocimiento sobre el tema y corroboré su veracidad. Este fenómeno se replica al cierre del año, focalizándose en las omegas.
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Los Marshall #PGP2024
WerewolfEn el sombrío giro de este cuento, Caperucita no se encuentra con un lobo solitario en el bosque, sino con tres bestias voraces que, lejos de querer devorarla, anhelan poseerla como suya. En lugar de temor, nace un amor oscuro entre la inocencia de...
