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"最長的旅程從一步開始,卻往往以不滿的深淵結束"

"El viaje más largo comienza con un paso, y a menudo termina en un abismo de insatisfacción"

老子 (Lǎo zǐ) 

Lunes, primera hora, estadística aplicada a la empresa. Si bien puede parecer un aburrimeiento de asignatura, para bien o para mal, no me he despertado de tan mal humor como para odiar al resto del mundo por tenerla a primera hora. Y el día hubiese transcurrido bien, si a un hombre no le hubiera dado la vena suicida en la estación de Sants. No sé qué pasa por la cabeza de alguien para llegar a eso, pero su decisión ha acabado afectando la mía. Me siento egoísta por pensarlo, pero después de un tiempo, aprendes a mirar las cosas con frialdad. Al final del día, todos están solos, aunque se rodeen de gente. Y aquí estoy yo, atrapado en un bus, llegando tarde a clase. Otra vez fallando en algo tan simple como llegar a tiempo. 

Así que llegar tarde a estadística descompone completamente mi ánimo de la mañana. Sentado en el autobús que me lleva desde la estación hasta mi universidad, me planteo si ir a las clases de ese día va a ser realmente productivo, pero el ochenta y cinco por ciento de obligatoriedad por cuatrimestre me detiene de bajarme y coger un autobús de vuelta a la estación. Mi universidad puede tener toda la buena imagen que quiera, pero lo del máximo quince por ciento de faltas no justificadas nos tiene a todo el alumnado hasta las narices; aunque nunca llego ni al diez por ciento, siempre estoy ahogado por este motivo. Subo las escaleras que llevan al segundo piso y entro al baño. Segundo fallo del día: no me acuerdo de girar la cabeza y verlo. Si me lo miro bien, puedo entender y considerar que es completamente normal que nadie lo quiera. Está solo por inútil, feo y obeso. Aunque tal vez lo miro más de lo que se merece, lo ignoro y paso a los cubículos de los baños. Realmente solo quiero lavarme las manos, pero no quiero verlo. Estoy cien por cien seguro de que me produciría malestar volver a intercambiar miradas con él. Pretendo estar un tiempo adecuado y aprovecho para ponerme los cascos y arreglarme un poco el pelo. Después de esperar un poco, salgo directo al departamento de delegación sin girar la cabeza, evitando un contacto visual directo.

—Esto es nuevo —escucho mientras cierro la puerta—. Al saltandose una clase de estadística, si fuese Informática aplicada, me costaría, pero aún me lo podría llegar a creer.

—Esto es nuevo también —digo, dejando la mochila y la chaqueta en mi taquilla—. Lucas viniendo al departamento de delegación en vez de quedarse dormido en su casa. Pero bueno, la esencia no cambia, supongo que mientras te saltes la clase, donde estés será lo de menos.

Nos miramos unos segundos más y lo acordamos sin necesidad de decir nada; no se va a hablar de lo que pasó en su casa. Cuando me fui de ahí el viernes, no nos dijimos nada más que un simple adiós, como si no hubiera pasado nada, y lo agradezco, pero el hecho de saber que él lo sabe me provoca malestar.

—¿Por cierto, cómo sabes que tengo estadística? —le pregunto.

—¿Por qué? ¿Tan difícil te parece que sepa cosas como esas?

—Nadie ha dicho eso, pero entiéndeme, es un poco creepy pensar que te has memorizado mi horario.

Entonces sonríe, y no es una sonrisa cualquiera, es una que me retumba en todo el cuerpo. No sé qué le hace tanta gracia, pero su comportamiento anormalmente cercano que está teniendo últimamente hacia mí me está empezando a afectar, y no sé si eso es positivo o negativo.

—Pues ya puedes dejar de tenerme miedo porque el horario de todos los cursos, clases y modalidades está colgado en el corcho de al lado de la puerta, en conjunto con el horario de cada profesor y sus respectivas aulas —sonríe—. ¿Por quién me has tomado? Ni que tuviera tanto tiempo libre, ni siquiera me sé mi horario y, técnicamente, ya llevamos dos meses de clases.

Volver a bucear [Primer borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora