"Las conexiones más fuertes son invisibles al ojo humano"
– Marie O. López
LUCAS
Quince dias antes del capítulo 1
—Disculpa, estoy buscando a Alexander Sánchez, del departamento de Tesorería —escucho de repente, justo cuando pongo un pie dentro del edificio de la delegación.
—Nombre y número de estudiante, por favor.
—Soy externo, pero puede decirle que ha venido Liam Reeves.
—No puedo hacer eso. Necesito que seas estudiante —responde Marta, levantando la mirada del ordenador. Sus ojos están llenos de cansancio, pero también de esa autoridad que sabe ejercer cuando hace falta—. De hecho, no sé ni cómo has entrado aquí si te has de identificar con el carné para pasar por la entrada principal.
Sé perfectamente cómo lo ha hecho. Todos lo hemos hecho alguna vez cuando llegamos tarde a clase y entramos por la puerta lateral en lugar de por la principal. Pero antes de que Liam pueda abrir la boca, y para evitar que nos cierren esa entrada de una vez por todas, me adelanto rápidamente.
—¡Liam! —grito, más efusivo de lo que tenía pensado—. ¡Estás aquí! Te dijimos que esperaras en la puerta.
Marta me dirige una mirada fulminante.
—Lucas, eres el presidente de la delegación. Sabes perfectamente que no puedes andar trayendo gente externa porque sí.
Intento mantener la calma y recupero mi tono relajado mientras me ajusto la coleta, buscando una salida.
—Solo por esta vez, Marta, por favor...
Ella suspira, como si hubiera librado una batalla interna, pero finalmente cede.
—Bien, porque eres tú. Pero no lo volveré a pasar, díselo a Alex. Bueno, no se lo digas mejor...
—No te preocupes, no volverá a pasar. —Le guiño un ojo a Liam—. Vamos, Alexander nos está esperando en la sala de descanso.
Liam me sigue el juego, aunque al subir la mitad de las escaleras, se detiene en seco. Noto la confusión en su rostro, y antes de que pueda preguntar, me adelanto con una sonrisa en los labios.
—¿Y bien? ¿No piensas decir nada? —Lo imito exageradamente, haciendo una mueca
- ¿Y tú quien eres?
– Hola, sí, muchas gracias por dejarme pasar. Me llamo Liam, ¿y tú? Oh, hola, me llamo Lucas, un placer –digo, imitando una conversación en versión monólogo.
Liam suelta una risa suave y sacude la cabeza.
—Así que te llamas Lucas. Entonces, ¿conoces a Alex?
– No hay persona en toda la universidad que no conozca a Alexander. Este es su tercer año como representante de Tesorería –digo, mientras abro la puerta de la sala de descanso–. Pasa, Alexander sigue en clase, creo que aún le faltan dos horas.
Liam entra, echando un vistazo alrededor antes de sentarse en uno de los sofás. Parece cómodo, pero también... curioso. Lo observo de reojo mientras me apoyo en la pared, cruzando los brazos.
—Lo siento, hemos empezado con mal pie —dice, extendiendo la mano en un gesto amigable—. Soy Liam Reeves, el mejor amigo de Alex.
Le devuelvo el saludo con firmeza, aunque siento una punzada de curiosidad recorrerme al escucharlo decir "mejor amigo".
—Liam... —repito su nombre, asintiendo lentamente—. Debes saber que, en la delegación, eres más popular que el propio Alexander. Eres la única persona de la que Alexander ha hablado alguna vez.
Liam suspira y apoya la cabeza en el respaldo del sofá, mirando al techo como si buscara respuestas en las luces. Su silencio me intriga, pero no digo nada, dejando que se tome su tiempo.
—Así que es así... —murmura finalmente—. Y dime, aparte de eso, ¿cómo es Alex? —Su tono cambia, se vuelve más serio, más... expectante.
Me quedo pensativo por un momento, midiendo mis palabras. Es complicado describir a Al. Hay tantas capas en él, tantas cosas que la mayoría de la gente no llega a ver. Quiero decir algo que sea realmente la visión de Al, pero al mismo tiempo no quiero ser demasiado obvio. No quiero que Liam vea lo que yo veo.
—En la delegación, Alexander es... eficiente. Meticuloso. Siempre está asegurándose de que todo cuadre perfectamente. Pero a veces, creo que lo hace para no pensar en otras cosas. —Mi voz se suaviza sin que me dé cuenta—. Siempre está ocupado, demasiado ocupado. No descansa lo suficiente, no come lo suficiente.
Digo lo último antes de poder detenerme. El silencio que sigue me hace sentir un nudo en el estómago. Miro a Liam, esperando su reacción, pero su expresión no cambia demasiado. No parece sorprendido, pero hay un leve destello en sus ojos que me hace pensar que sabe exactamente a qué me refiero. Y eso solo me hace sentir más incómodo.
—Entonces sigue igual... —dice Liam, casi en un susurro, más para sí mismo que para mí.
—¿Igual? —repito, intentando descifrar qué está pensando.
Liam se endereza en el sofá y me mira con una expresión más seria de lo que esperaba.
—Lucas, me he dado cuenta de que te has fijado mucho en Alex. ¿Eres su amigo?
La pregunta me toma por sorpresa. Me quedo en silencio por un segundo más de lo que debería, buscando la respuesta correcta.
—No... —digo finalmente, aunque suena más como una duda que una afirmación.
—¿No? —repite Liam, arqueando una ceja.
Me rasco la nuca, sintiéndome repentinamente incómodo bajo su mirada inquisitiva. No sé cómo describir lo que siento por Al. Es... complicado. Especial. Pero no estoy seguro si debería significar algo.
—No lo sé. Alexander es... especial. —Mi voz baja al decirlo, casi como si estuviera revelando un secreto que ni siquiera yo había querido admitir.
Liam asiente, como si entendiera algo que yo todavía no he procesado. Me siento expuesto, pero no sé si eso es algo malo o bueno.
– ¿Así que especial, de alguna forma en concreto?
– Lo supe desde el primer momento en que lo vi en el evento de bienvenida para los nuevos alumnos. Era junio, hacía veinticinco grados a la sombra, y ahí estaba él, con sudadera, pantalones largos y unos guantes sin dedos. Algo en él me llamó la atención desde el principio, pero no solo por su ropa. Me preguntó dónde estaba su clase y, en lugar de dar las gracias, se disculpó. ¿Por qué? Ni idea, pero lo hizo, como si pensara que estaba molestando. Luego lo vi otra vez, sentado en la cornisa del edificio de la cafetería, con los ojos vidriosos, y de nuevo, disculpándose por algo que no sabría decir qué era.
»La primera vez que hablamos más de dos minutos fue cuando entró como representante de Tesorería en una reunión. Llegaba tarde, y lo primero que hizo fue disculparse, claro. Parecía su manera de presentarse al mundo. Pero fue después de Navidad, cuando yo ya estaba en segundo, que coincidimos en una asignatura. Esa fue la primera vez que sentí que lo conocía un poco más. En la ronda de presentaciones, apenas dijo nada. Solo que se llamaba Alexander y que era un año menor que yo. Nada más. No sé por qué, pero me dejó con más preguntas que respuestas. Siempre iba con manga larga, a veces con varias capas de ropa, como si tuviera un frío interminable que no podía sacudirse.
»Lo poco que supe de él fue a través de la delegación. Me enteré de que tenía una de las becas más altas por sus notas, la del cincuenta por ciento, y que pasaba tanto tiempo en la sala de Tesorería después de clases que le habían dado su propia mesa, algo que no suele pasar con alguien que lleva tan poco tiempo, y menos estando solo en primer grado. Se había ganado el respeto de todos, aunque seguía manteniendo ese aire distante.
ESTÁS LEYENDO
Volver a bucear [Primer borrador]
Teen FictionEn esta sociedad donde el reflejo en el espejo nunca es lo que los demás ven y las expectativas pesan más que los propios deseos, Alex ha aprendido a ocultar sus pensamientos y inseguridades tras una decaída sonrisa pretendiendo que sabe lo que hace...