Liam

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Estoy en el estudio, pero hoy no encuentro el ritmo, ni en la música ni en mí mismo. Mi mente sigue volviendo a la llamada de Lara justo antes del ensayo: Alex desaparecido. Su hermana parecía en pánico, y aunque he intentado calmarla y decirle que me encargaría de todo, no consigo apartar la idea de mi cabeza. Los pasos de la coreografía se me enredan, cometo errores absurdos que no hago ni en el calentamiento.

—¿Estás bien, Liam? —me pregunta el coreógrafo, con un tono que intenta ser paciente pero en el que noto cierta impaciencia.

Asiento, intentando concentrarme. "Relájate, escucha la música", me digo. Pero es inútil; cuando intento ejecutar el siguiente paso, me quedo a medias, disperso.

—Liam, estás demasiado espeso hoy. Déjalo aquí y descansa —me dice, dando por terminada la conversación.

Apenas han pasado quince minutos de ensayo, y ya estoy fuera. Camino rápido por el pasillo mientras marco el número de Lucas. Contesta al primer timbre, y de inmediato mi voz se escapa, más rápida de lo que esperaba.

—Lucas, escucha, es urgente. Alex ha desaparecido. Me llamó su hermana, Lara, hace un momento. Se fue después de discutir con su madre, y nadie ha sabido nada de él desde entonces.

—¿Lara? —Lucas parece confuso al otro lado—. ¿Quién es Lara?

—Su hermana, Lucas, su hermana. Pero eso ahora no importa. Lo que importa es que Alex está solo y sin móvil, y nadie sabe dónde demonios está. —Mi voz, aunque trato de controlarla, se vuelve tensa y cortante, dejándole claro que esto es mucho más serio de lo que él parece entender.

Lucas parece caer en la cuenta, y lo oigo inhalar como si la realidad lo golpeara de pronto.

—Voy a buscarlo, iré en coche —dice, su tono algo más decidido.

—¿En coche? —replico, mi paciencia tambaleándose—. No, no en coche, Lucas. Las zonas donde puede estar están llenas de calles peatonales y tráfico lento. Vas a perder tiempo, y a él, si intentas hacerlo así. Sal y búscalo a pie. ¿Me entiendes? No hay tiempo para que te quedes dando vueltas en coche.

Silencio. Luego un asentimiento que oigo casi como un susurro.

—¿Estás de acuerdo, Lucas? —insisto, mi tono bordeando la furia contenida—. Esto no debería estar pasando, ¿lo entiendes? Te lo expliqué para que estuvieras atento, para que pudieras evitar algo así.

—Estoy en camino —responde Lucas, casi con exasperación, pero la intensidad en su voz me indica que está reaccionando, que lo toma en serio.

Cierro los ojos, tratando de calmarme, pero una última oleada de frustración se apodera de mí.

—Porque si le pasa algo, Lucas... —digo, mi voz baja y cargada de amenaza—, te juro que te mato.

Termino la llamada con Lucas, pero el nudo en el pecho sigue apretando, y las dudas me invaden en cuanto la pantalla se apaga. Cierro los ojos un segundo, respiro profundo, pero no hay nada que me calme; necesito más ojos buscándolo.

Marco a Clara de inmediato, y en cuanto contesta, me apresuro:

—¿Clara? Necesito que ayudes a buscar a Alex. Ha desaparecido y no hay rastro de él.

—¿Estás en la ciudad? —pregunta enseguida, con ese tono alerta que ya esperaba.

—No, no estoy ahí, por eso mismo te estoy llamando.

Ella murmura algo en voz baja, pero lo suficiente para que la escuche:

—Claro, contigo siempre es Alex.

Volver a bucear [Primer borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora