Lucas

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Aviso antes de leer:

Este capítulo es el mismo que el capítulo 14, pero desde la visión de Lucas. No afecta en nada saltárselo, pero se perciben muchísimas cosas que en el capítulo 14 no, porque recordemos que Alex está en estado de shock.

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La lluvia cae en hilos finos que se deslizan por mi rostro mientras corro por las calles, buscando a Al. Con cada paso entre los charcos, siento cómo el nudo en mi pecho se aprieta cada vez más. La llamada de Liam todavía resuena en mi cabeza, su voz llena de angustia describiendo cómo Lara le había llamado y no dejaba de buscarlo tras haber desaparecido, después de discutir con su madre. Me ha repetido dos veces que Al no llevaba el móvil, que no lo encontraban cerca de la casa de su hermana. Su otra hermana -de la que no recuerdo el nombre- y su pareja también estaban buscándolo, y Liam me dijo que llamaría a Clara para que se sumara a la búsqueda. Me ha recriminado el hecho de que me había explicado la situación de Al precisamente para que algo así no sucediera, y que, si no lo encontraba, "me mataría". Por último, me ha avisado de que le dio mi número a Lara para que estuviéramos en contacto.

La lluvia no ayuda a que me tranquilice; no parece que vaya a tronar, pero he visto un rayo a lo lejos. No puedo dejar que unos simples recuerdos de hace ya más de diez años me impidan buscar a Al. Hoy, él es la prioridad, y cada minuto que pasa sin que lo encuentre hace que el peso en mi pecho aumente.

Entonces la veo, la estación, y, entre el parpadeo de las luces y la penumbra de la noche, lo distingo. Al. Está solo en el andén, en el borde, y se ve tan... vulnerable. Mi corazón se acelera; el miedo a que dé un paso más me hace moverme más rápido. Corro hacia él sin pensarlo, sin detenerme a planear nada, solo sé que tengo que alcanzarlo. Lo necesito aquí, conmigo.

-Al... -Mi voz sale en un susurro cuando al fin lo veo allí, al borde de la plataforma. Está inmóvil, casi perdido en el aire frío de la noche, sin notar la lluvia que cae ligera sobre nosotros. Lo llamo de nuevo, y esta vez se gira hacia mí con lentitud, como si moverse le costara.

Cuando sus ojos se encuentran con los míos, noto algo apagado en su mirada, algo que parece estar más allá de lo que puedo alcanzar. Trago saliva porque no tengo ni idea de cómo ayudarlo cuando está así, y esa distancia, esa desconexión, me asusta de una forma que no esperaba.

-¿Qué haces aquí? -le pregunto, tratando de sonar tranquilo, de no dejar que mi voz tiemble con todo lo que pasa por mi cabeza.

Al tarda en responder. Lo noto en su postura, en la forma en la que las palabras apenas logran salir.

-No... no lo sé.

Es casi un susurro, tan bajo que tengo que inclinarme para oírlo. Me acerco un poco más y, sin decir nada, paso un brazo sobre sus hombros. Siento su cuerpo tenso bajo el mío, pero no se aparta. Solo respiro hondo y trato de darle el impulso que necesita para moverse.

-Vamos a casa -digo, manteniendo la voz baja, porque en este momento parece que el ruido más mínimo podría quebrarlo.

Sigo caminando al lado de Al mientras las calles parecen alargarse frente a nosotros. Aún sin soltarlo, siento mi teléfono vibrar; Al parece reaccionar, aunque sea por un segundo. Lo sostengo con una mano y contesto.

-Lara, soy yo -mi voz sale firme, o al menos intento que suene así-. Lo tengo aquí. Sí, sí... está conmigo.

La voz de Lara suena fuerte desde el altavoz, con esa mezcla de alivio y enojo tan propia de ella.

-¿Lucas? ¡Gracias a Dios! ¿Está bien? Dime que no le ha pasado nada -dice con la rapidez de quien lleva demasiado rato preocupada-. Vale, ¿qué hacemos? ¿Va a volver a casa?

Volver a bucear [Primer borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora